Rajoy busca chivo expiatorio
Algunos sectores usan la crisis para atacar lo p¨²blico en general y lo auton¨®mico en particular
Espa?a ha construido su estructura pol¨ªtico-administrativa en un proceso largo, que se remonta a los albores de la Transici¨®n, y que est¨¢ jalonado de consensos, concesiones y dif¨ªciles equilibrios. Cuando la sociedad pide consensos sobre las diversas reformas pendientes, quiz¨¢ sea esta la que podr¨ªa escenificar mejor el impulso pol¨ªtico que Espa?a necesita. Una reforma que agilice las estructuras, que evite solapamientos y que facilite a los ciudadanos la visualizaci¨®n de la relaci¨®n entre cada nivel pol¨ªtico, las competencias que desarrolla y los impuestos que las financian.
Sin embargo, creo que conviene aclarar algunos puntos previos. El primero es una evidencia mil veces repetida, pero que es necesario situar en el inicio de este tipo de debates: la crisis no ha sido causada por el d¨¦ficit p¨²blico, sino que hab¨ªa super¨¢vit, y es la crisis, derivada de excesos de todos conocidos, la que ha devenido en un problema para la financiaci¨®n p¨²blica. Conviene insistir en ello, porque si la crisis proviniera de excesos p¨²blicos, como se nos quiere hacer creer, los recortes podr¨ªan ser una soluci¨®n, pero como no es el caso, el debate solo permite distinguir entre sacrificios in¨²tiles, aprovechamientos ideol¨®gicos y reformas convenientes como la que estamos abordando.
En segundo lugar, la crisis se est¨¢ utilizando desde algunos sectores para atacar lo p¨²blico en general y lo auton¨®mico en particular. En mi querida Regi¨®n de Murcia y en la vecina Comunidad Valenciana hemos sufrido suficientes muestras de la incapacidad y el derroche de algunos Gobiernos auton¨®micos en pleno epicentro de las pol¨ªticas que han originado esta crisis, y no ser¨¦ yo el que defienda esos 17 a?os de gesti¨®n auton¨®mica del PP. Pero de eso no se dice nada. Cuando se ataca a las autonom¨ªas se esconde que ellas destinan el 75% de su presupuesto en pol¨ªticas de cohesi¨®n social, mientras que el Estado (Seguridad Social aparte) se sit¨²a alrededor del 20%. Ocurre adem¨¢s que las sucesivas reformas del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica han girado en torno al equilibrio territorial y apenas han tenido en cuenta el equilibrio temporal: las comunidades gestionan gastos sociales muy inflexibles a la baja, pero se financian con impuestos muy sensibles al ciclo econ¨®mico como el IVA o transmisiones patrimoniales, que ha pasado de recaudar 18.300 millones de euros en 2006 a 6.400 millones en 2011, de forma que les cuesta m¨¢s reducir sus gastos a la vez que sus ingresos caen m¨¢s que los de la Administraci¨®n central.
Es pertinente preguntarse si las comunidades aut¨®nomas que gestionan una parte sustancial del Estado del bienestar, gasto muy correlacionado con el tama?o de la poblaci¨®n y estable en el tiempo, pueden depender de una estructura de ingresos tan c¨ªclicos. Resumiendo, muchos Gobiernos auton¨®micos podr¨ªan haber gestionado de una manera mucho m¨¢s eficaz, sobre todo si las sucesivas reformas del sistema de financiaci¨®n hubiesen aumentado su corresponsabilidad fiscal, pero el ataque sistem¨¢tico a todo el sistema auton¨®mico esconde pretensiones no solo centralistas, sino de desmantelamiento de los derechos sociales b¨¢sicos, justo cuando m¨¢s necesarios son.
La crisis est¨¢ aumentando dram¨¢ticamente las desigualdades en Espa?a y la pol¨ªtica del PP solo aumenta la fractura social emergente
La estrategia de Rajoy est¨¢ clara. Frente al enorme descontento popular que sus siete meses de gesti¨®n han provocado, busca un chivo expiatorio al que culpar de todos los males. Si, de paso, ello le permite obtener sus objetivos pol¨ªticos de una forma m¨¢s sencilla que plante¨¢ndolos directamente, pues mucho mejor. El debate no es entre un Estado grande o peque?o; es entre un Estado eficiente en la provisi¨®n de bienes que mejoren la cohesi¨®n social y nuestra capacidad para generar entornos competitivos, o un Estado antiguo e ineficiente. Resulta obvio que reducir unos pocos diputados o concejales, para dentro de tres a?os, no va a mejorar el funcionamiento del sector p¨²blico ahora ni ayuda a dirigir el debate a los verdaderos cambios, y reformas, que el sector p¨²blico espa?ol necesita. Es solo una cortina de humo, el humo que sal¨ªa de Roma cuando Ner¨®n lo usaba para desviar las iras del pueblo hacia sus enemigos. Seg¨²n Rajoy, los parados, que cada vez son m¨¢s y m¨¢s desprotegidos, los trabajadores que han visto reducidos los derechos, los enfermos que pagan sus medicinas, los funcionarios, los consumidores en general, los comerciantes y todo el pa¨ªs ya sabemos qui¨¦nes son los culpables del incendio: los concejales que no cobran (porque la disminuci¨®n del 30% no tiene por qu¨¦ reducir el tama?o de los equipos de gobierno).
Desde la Constituci¨®n de 1978 hemos creado instituciones que en general se han sumado a las existentes, sin sustituirlas, generando duplicidades evitables. As¨ª mismo, la gobernanza y la financiaci¨®n de autonom¨ªas y Ayuntamientos tambi¨¦n son mejorables. Todas estas cuestiones, junto a otras, deber¨¢n formar parte de un gran acuerdo nacional que permita a nuestro pa¨ªs primero salir de la crisis y despu¨¦s transitar en este mundo que nos ha tocado vivir. En ese debate debemos y deseamos participar, pero no en el juego de esconder a los ciudadanos el debate sobre las causas reales de sus problemas y la existencia de propuestas alternativas. La crisis est¨¢ aumentando dram¨¢ticamente las desigualdades en Espa?a, y la pol¨ªtica del PP, que mezcla amnist¨ªas para los defraudadores y recortes de prestaciones b¨¢sicas para los m¨¢s d¨¦biles, solo aumenta la fractura social emergente. Y en medio de esa tormenta seguimos sin o¨ªr propuestas de medidas que orienten el rumbo hacia la salida de la crisis, ni una pol¨ªtica econ¨®mica que genere confianza.
Pedro Saura Garc¨ªa es portavoz de Hacienda del Grupo Socialista en el Congreso y profesor de An¨¢lisis Econ¨®mico en la Universidad de Murcia.
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