Huelga en la c¨¢rcel
Los presos intentan presentar la liberaci¨®n del secuestrador de Ortega Lara como un ¨¦xito propio
M¨¢s de un centenar de presos de ETA se hab¨ªan declarado hasta ayer en huelga de hambre en demanda de la excarcelaci¨®n del tambi¨¦n preso etarra Josu Uribetxebarria, enfermo de c¨¢ncer. El juez de vigilancia penitenciaria, al que corresponde la decisi¨®n, est¨¢ a la espera de los informes m¨¦dicos preceptivos y de la opini¨®n de Instituciones Penitenciarias para aplicar esa medida.
En la l¨®gica de ETA lo que importa no es tanto lo conseguido como el conseguir: que lo que ocurra pueda ser atribuido a su intervenci¨®n. El C¨®digo Penal establece (art.92) que los condenados por terrorismo ¡°podr¨¢n obtener la libertad condicional cuando, seg¨²n informe m¨¦dico, se trate de enfermos muy graves con padecimientos incurables¡±. Aunque la expresi¨®n ¡°podr¨¢n¡± indica que no es un derecho sino una posibilidad, si Uribetxebarria est¨¢ tan grave como afirman los suyos, y no hay por qu¨¦ dudarlo, ser¨¢ puesto en libertad, como lo han sido otros etarras en situaci¨®n parecida en el pasado. Pero de lo que se trata es de que esa liberaci¨®n pueda ser interpretada como efecto de la movilizaci¨®n, incluyendo el ayuno, y no de la aplicaci¨®n de la ley.
Para que se aplique es necesario el informe m¨¦dico, pero Uribetxeberr¨ªa, trasladado a tal efecto de un hospital de Le¨®n a uno de San Sebast¨ªan, se neg¨® a ser examinado al tiempo que se declaraba en huelga de hambre; dos d¨ªas despu¨¦s acept¨® someterse a revisi¨®n m¨¦dica. Tambi¨¦n ¨¦l, siguiendo la l¨®gica seg¨²n la cual su probable liberaci¨®n pueda presentarse como resultado de la lucha por m¨¦todos radicales.
En la mayor¨ªa de los pa¨ªses democr¨¢ticos hay normas como esa, inspirada en razones humanitarias; exclusivamente humanitarias y no de justicia, como a veces se pretende. En este caso la paradoja es m¨¢xima porque Uribetxebarria est¨¢ condenado, entre otros delitos, como secuestrador y carcelero, durante 532 d¨ªas, en condiciones de extrema inhumanidad, del funcionario de prisiones Jos¨¦ Antonio Ortega Lara. Ram¨®n Recalde, exconsejero del Gobierno vasco, v¨ªctima de un intento de asesinato de ETA en el a?o 2000, escribi¨® en sus memorias que para ¨¦l la imagen del mal absoluto, de la m¨¢xima degradaci¨®n humana, la encarnan los carceleros de Ortega Lara durante su juicio: riendo y haciendo bromas tras los cristales, indiferentes al relato del sufrimiento de aquel hombre al que estaban dispuestos a dejar morir.
Arnaldo Otegi, l¨ªder del sector de la antigua Batasuna partidario del fin de la estrategia terrorista, se ha sumado a la huelga de hambre en solidaridad con el carcelero de Ortega Lara. Puede que invoque razones humanitarias, pero para resultar cre¨ªble deber¨ªa haber tenido el valor de acompa?ar su gesto con un m¨ªnimo reconocimiento hacia el sufrimiento de Ortega Lara y para lamentar su propio silencio de entonces. Que no lo haya hecho marca la distancia que a¨²n le separa de valores democr¨¢ticos esenciales.
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