Candidatura coherente

La designaci¨®n de Paul Ryan como aspirante republicano a la vicepresidencia de Estados Unidos podr¨¢ ser o no la m¨¢s adecuada para desbancar a Obama de la Casa Blanca, pero vigoriza la campa?a conservadora a menos de dos semanas de su convenci¨®n en Florida y va a contribuir a centrar las elecciones de noviembre en los temas que m¨¢s interesan a los estadounidenses. La irrupci¨®n de un personaje de perfiles tan n¨ªtidamente ultraconservadores como el representante por Wisconsin proporciona a Obama un enemigo aparentemente f¨¢cil, pero coloca en su camino a la reelecci¨®n a un peso pesado de la argumentaci¨®n fiscal y presupuestaria.

La designaci¨®n de Ryan le ha sido en buena medida exigida a Mitt Romney por las biblias period¨ªsticas conservadoras y por el Tea Party, para quienes el candidato presidencial republicano no es suficientemente rotundo en temas clave. Con Ryan, un absoluto convencido de la necesidad de jibarizar el Gobierno y el presupuesto, se liquida cualquier posible ambig¨¹edad. Como demuestra su carrera, el aspirante a n¨²mero dos de EE UU, jefe del Comit¨¦ Presupuestario de la C¨¢mara de Representantes, cree profundamente en lo que afirma. Su meticuloso y radical corpus doctrinal se resume en la necesidad de reducir el gigantesco d¨¦ficit de su pa¨ªs recortando partidas ministeriales y programas sociales. En su credo, las deseables rebajas de impuestos para individuos y empresas har¨¢n inevitable la necesidad de dr¨¢sticos tajos presupuestarios. Ryan, adversario frontal de la reforma sanitaria de Obama, no conoce tab¨²es, ni siquiera Medicare, el valorado programa nacional de seguro m¨¦dico para mayores de 65 a?os. Los pobres, los marginados estadounidenses ser¨ªan las principales v¨ªctimas de un n¨ªtido giro a la derecha que tiene poco de folcl¨®rico (Palin) y mucho de concienzudo.

Si Ryan va a ayudar a Romney a llegar a la Casa Blanca o a privarle, por el contrario, de una parte de los votos del centro se ir¨¢ viendo durante los pr¨®ximos tres meses. Pero desde la l¨®gica del partido opositor su designaci¨®n es una medida acertada que apuntala la candidatura conservadora, ahora un compacto coherente. Aunque Romney pretenda que no todos los puntos de vista de su vicepresidente son dogma para los republicanos, por debajo de su afirmaci¨®n alienta la convicci¨®n de que lo que Ryan abandera es lo que prefieren la mayor¨ªa de sus conciudadanos.