Humor negro en tiempos de ruina
Comprobamos que, aunque en Espa?a y Marruecos los credos religiosos sean distintos, sus zozobras se asemejan
Uno. El libro de Roger Peyrefitte, Las llaves de San Pedro (l¨¦ase, las llaves de la caja) caus¨® un gran esc¨¢ndalo hace unas d¨¦cadas por sus sabrosas an¨¦cdotas sobre la Santa Sede y sus turbios v¨ªnculos con el poder, el dinero y el sexo, los tres pilares que rigen el mundo seg¨²n nuestra clarividente y genial Celestina la Vieja. Pero ese descenso a Las cuevas del Vaticano (empleo el titulo de la novela de Andr¨¦ Gide) nos parece hoy un circuito para turistas aficionados a la espeleolog¨ªa comparada con el que nos propone Mar¨ªa (el mayordomo del Papa) tras la publicaci¨®n de sus documentos filtrados al periodista Gianluigi Nuzzi, autor de Su Santidad, los papeles secretos de Benedicto XVI: venenosas intrigas palaciegas, luchas sucesorias despiadadas, cuentas bancarias secretas (entre ellas las del Vicario de Cristo en la Tierra), lavado de dinero en el Banco Vaticano, ocultaci¨®n de abusos pederastas, y un largo etc¨¦tera. Si a ello se a?ade la reactualizaci¨®n del caso de Emmanuela Orlandi, la desdichada joven de 15 a?os desaparecida junto a la bas¨ªlica de San Apolimar en 1983 y cuya pista se pierde en Norteam¨¦rica, en la direcci¨®n postal de un supuesto cardenal ped¨®filo, y el descubrimiento de que los restos de Enrico de Pedis, padrino de la banda mafiosa la Magliana se hallaban inhumados en una cripta de la citada bas¨ªlica junto a las figuras egregias de nuestra Santa Madre Iglesia ¡ªparalelo que aliment¨® el morboso rumor de que la inocente v¨ªctima y el generoso benefactor de las arcas vaticanas compart¨ªan la misma sepultura¡ª, nos hallamos ante todos los ingredientes de los campeones de ventas en la medida que a¨²nan la intriga policiaca a lo John Le Carr¨¦ con los materiales de la novela g¨®tica hoy en boga cultivada por los mediocres disc¨ªpulos de Umberto Eco. ?El retorno a los templarios o a los maleficios de misteriosas sectas me distraen de los augurios igualmente mal¨¦ficos de los due?os y se?ores de Casino global sobre la asediada econom¨ªa de nuestra fatal Pen¨ªnsula, que se so?¨® rica y se despert¨® en la miseria!
Dos. A comienzo de los setenta del pasado siglo, mientras preparaba mis cursos sobre el Siglo de Oro y de otros metales de menor valor, un colega del Departamento de Lenguas Rom¨¢nicas de la New York University, el recientemente desaparecido Antonio Regalado, gran especialista en el teatro de Calder¨®n, a quien hab¨ªa mostrado un ejemplar del Manual de Confesores y Penitentes de Mart¨ªn Azpilicueta que acababa de sacar prestado de la biblioteca, me aconsej¨® vivamente otro tratado sobre el tema, Consultas morales y exposici¨®n de proposiciones condenadas por Inocencio Und¨¦cimo, cuya lectura, en la perspectiva actual del retorno al integrismo, no tiene desperdicio. Las propuestas de algunos confesores coet¨¢neos del autor de La vida es sue?o, recopiladas por Fray Mart¨ªn de Torrecillas, revelan un aperturismo respecto al sexo que erizar¨ªa hoy d¨ªa de horror los cabellos de nuestros santos cardenales y obispos. La lista de proposiciones condenadas por aquel digno predecesor de Ratzinger es larga y me limitar¨¦ a mencionar unas cuantas: ¡°es l¨ªcito procurar el aborto antes de la animaci¨®n de la criatura, para que la mujer pre?ada no sea muerta o infamada¡±; ¡°el feto, mientras est¨¢ en el vientre de la madre, carece de alma racional y en ning¨²n aborto se comete homicidio;¡± ¡°meter el sexo en la boca de una mujer no es forn¨ªcio¡±, etc¨¦tera.
Traigo dicha an¨¦cdota a colaci¨®n a prop¨®sito de los sermones con que nos obsequian en los ¨²ltimos a?os nuestras autoridades eclesi¨¢sticas, inquietas por el auge de la impiedad y el laicismo. Un repaso de los mismos nos inducir¨ªa a creer que el tiempo retrocede y vamos marcha atr¨¢s. Despu¨¦s de la inefable homil¨ªa de Demetrio, obispo de C¨®rdoba, sobre el supuesto plan secreto de la Unesco para volver homosexual a la mitad de la especie humana en el brev¨ªsimo lapso de 20 a?os ¡ªun texto que por su contenido de ciencia ficci¨®n y estilo par¨®dico parec¨ªa fruto de mi pluma y cuya autor¨ªa me atribuyeron algunos lectores malpensados¡ª, el obispo de Alcal¨¢ de Henares, en su oficio del pasado Viernes Santo transmitido en directo por La 2, arremet¨ªa contra las mujeres que abortan y los gais en unos t¨¦rminos que incitar¨ªan a la sonrisa si no se inscribieran en el contexto del poder casi absoluto de la derecha y reflejaran fielmente sus viejas obsesiones y fobias. Para el prelado, las ideolog¨ªas que no orientan correctamente al ser humano la empujan a perderse por los caminos de un sexo incierto que le arrastra a su perdici¨®n. Confundidos por el relativismo laico, los j¨®venes ¡°se corrompen y se prostituyen. O van a clubes de hombres¡± ¡ªmonse?or parece bien informado en la materia¡ª, esto es, a las honduras del infierno, probablemente en Chueca. En cuanto a las mujeres o jovencitas que acuden a abortar a alguna cl¨ªnica, ¡°destruyen una vida inocente¡±, sentencia, ¡°y se destruyen a s¨ª mismas¡±.
Tras estas contundentes palabras, monse?or Reig acometi¨® de nuevo, en el VI Congreso Mundial de Familias celebrado en Madrid a fines del pasado mes de mayo, a las ideolog¨ªas de g¨¦nero que promueven ¡°el feminismo radical y el relativismo moral¡±. Su condena del aborto y de las teor¨ªas queer se acompa?¨® esta vez de una revelaci¨®n ins¨®lita: la sexualidad es una ¡°gracia¡± de Jesucristo. Una ¡°graciosidad¡± de la que no disfrutaron nuestros infinitos antepasados nacidos con anterioridad a aquel ni disfrutan tampoco las vastas comunidades humanas ajenas al redil de San Pedro. Nuestro buen obispo deber¨ªa dedicar una nueva homil¨ªa a aclarar nuestras dudas al respecto.
Las autoridades eclesi¨¢sticas est¨¢n inquietas por el auge de la impiedad y el laicismo
Tres. Si de las sombr¨ªas amenazas del averno que nos aguarda por culpa del maldito Sexto Mandamiento, pasamos a las elucubraciones de algunos predicadores y pol¨ªticos del sur del Estrecho, nos acuna con ligeras variantes la misma canci¨®n: del ¡°¡¤se peca masivamente en Madrid¡± del cardenal Rouco al grito de alarma de ¡°los turistas vienen del munto entero a Marraquech para cometer pecados y alejarse de Dios¡± del actual ministro de Justicia marroqu¨ª Mustafa Ramid, comprobamos que si los credos religiosos son distintos, sus zozobras se asemejan.
En el caso del Magreb, la difusi¨®n por Internet de las pr¨¦dicas de supuestos jurisconsultos como el marraquech¨ª Maghraui, exiliado en Arabia Saud¨ª, autor de una fetua que autoriza el matrimonio con ni?as de nueve a?os (conforme a su parecer, rinden m¨¢s en la cama que las mujeres de 20), abre las puertas a una serie de sentencias ins¨®litas como las de Abdelbari Zemzmi, comentadas jubilosamente por los internautas de Facebook y otras redes sociales.
Deber¨ªan poner al d¨ªa los manuales de consultas para miembros del Opus y Legionarios de Cristo Rey, as¨ª como los que habr¨¢n elaborado los jurisconsultos islamistas
Para el buen fqif ¡ªc¨¦lebre ya por haber autorizado la relaci¨®n sexual con el cad¨¢ver de la esposa si conserva a¨²n su calidez-, es ¡°l¨ªcita la utilizaci¨®n de zanahorias y botellas a modo de consoladores para ayudar a preservar la castidad de la mujer antes del matrimonio¡±. ?Sus admiradores, que son legi¨®n, se preguntan, como Fahd Iraq¨ª, el mordaz columnista de Tel Quel, si en un apuro extremo vale tambi¨¦n el mazo de mortero! No sabemos si Zemzmi frecuenta los sex-shops de Europa (la reci¨¦n inaugurada en Casablanca fue cerrada poco despu¨¦s ante las protestas del nuevo Gobierno): en el amplio surtido de artilugios en venta, podr¨ªa decidir con mayor precisi¨®n los aconsejables e inadecuados para las castas pero ardorosas doncellas de su enardecida imaginaci¨®n.
Volviendo atr¨¢s, creo que se deber¨ªan poner al d¨ªa los manuales de consultas para miembros del Opus y Legionarios de Cristo Rey, as¨ª como los que habr¨¢n elaborado los jurisconsultos islamistas de la fibra de los ya mencionados: desde el castigo eterno al culpable de una poluci¨®n nocturna ¡°asistida¡±, v¨ªctima de un desdichado atropello mortal (¡°?est¨¢ en el infierno, est¨¢ en el infierno!¡±, clamaba ante nuestra atemorizada asistencia el director de unos Ejercicios Espirituales similares a los descritos por Joyce) hasta la chusca sentencia que autoriza comer la carne de un djin, esa especie de diablillos inasibles que merodean por tierras musulmanas y desasosiegan las almas de quienes creen en ellos.
En tiempos de angustia como los que vivimos, pendientes de las calificaciones m¨¢s y m¨¢s bajas de unas agencias con poderes sobrenaturales que nos condenan al c¨ªrculo virtuoso de un mayor paro y recesi¨®n, necesitamos unos momentos de distensi¨®n y nada mejor para ello que el recurso sutil al humor. La austeridad por s¨ª sola no basta para remediar la crisis; como hizo el Monarca, cabe tambi¨¦n el recurso de cazar elefantes en ?frica.
Juan Goytisolo es escritor.
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