F¨²tbol en paz
El acuerdo para la televisi¨®n debe propiciar una Liga Profesional m¨¢s racional y coherente
Algunos pueden creer que las desavenencias en la llamada guerra del f¨²tbol, cuya paz se firm¨® en la madrugada de ayer, responden ¨²nica o prioritariamente a intereses comerciales de las diversas partes interesadas. Pero ya se ha explicado hasta la saciedad que han sido consecuencia de una intervenci¨®n del poder pol¨ªtico en el mercado, abusiva y dolosa, con el fin de sacar ventaja en la configuraci¨®n de los grupos medi¨¢ticos de nuestro pa¨ªs. Dicho intervencionismo no conoce colores pol¨ªticos. Primero fue el Partido Popular, en alianza con Izquierda Unida, quien convirti¨® legalmente al f¨²tbol en cuesti¨®n de inter¨¦s general con el fin de manipular el mercado en beneficio de sus intereses pol¨ªticos. Luego el Gobierno del PSOE utiliz¨® con inmoral descaro el m¨¦todo del decreto ley para favorecer a los amigos del presidente Zapatero. Dichas actitudes redundaron en perjuicios notables para el propio f¨²tbol y para la ordenaci¨®n del mercado audiovisual.
Si hace unos d¨ªas reclam¨¢bamos la necesidad de que el Gobierno interviniera para poner orden en el caos generado y que lo hiciera con la neutralidad adecuada, hoy es preciso reconocer la tarea desempe?ada al respecto por el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, que no ha regateado esfuerzos ni tiempo en su tarea de mediador a fin de obtener un resultado satisfactorio para todas las partes interesadas.
Cuando es de veras el bien general lo que se persigue, huyendo del amiguismo y el clientelismo al que est¨¢bamos acostumbrados, se demuestra que la acci¨®n pol¨ªtica es ¨²til y productiva, como en este caso. De todas formas, los sucesos de la semana que acaba han servido para poner de relieve que es precisa una nueva ordenaci¨®n de la Liga Profesional de F¨²tbol que contemple los intereses leg¨ªtimos de todos los clubes, grandes y peque?os, y permita buscar un mayor equilibrio entre los equipos en juego, lo que redundar¨¢ sin duda en beneficio de la competici¨®n y en una mayor satisfacci¨®n para los aficionados. Los acuerdos de este fin de semana pueden ser el inicio de una etapa m¨¢s racional y coherente en el mercado de los derechos televisivos.
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