M¨¢s mujeres emigrantes
Las m¨¢s de 30 mujeres que viven en Londres en la residencia de las Adoratrices en Kensington Square tienen algo en com¨²n: las ganas de sobrevivir en un pa¨ªs que no es el suyo y una cualidad imprescindible y necesaria en estos tiempos que corren, la seguridad. Son mujeres con ideolog¨ªas y opiniones diferentes, pero el 90% espa?olas. Son parte de esas 9.525 entre 18 y 35 a?os seg¨²n el INE, que partieron en busca de una oportunidad en 2011 fuera de las fronteras espa?olas. Y el dato sube. El n¨²mero de hombres que lo hicieron en torno a estas edades fueron 7.243, 2.282 menos que ellas.
El capital humano se va de Espa?a, y de nuevo son ellas m¨¢s las que parten. Primero a mejorar el idioma que tanta falta hace para tener una oportunidad. Despu¨¦s porque no queda nada. O quiz¨¢s s¨®lo quede lo que Merkel prometi¨® una vez. La ceguera pol¨ªtica impide ver que el capital emigra, parte, y que muchos de estos j¨®venes dif¨ªcilmente volver¨¢n. La emigraci¨®n supera a la inmigraci¨®n. No hay trabajo. No hay perspectivas. Y la estrategia del Gobierno no genera esperanza a los j¨®venes que ven la emigraci¨®n como la ¨²nica alternativa a la subsistencia.
Roc¨ªo Castro es el nombre de una m¨¢s. Vive entre las paredes de una de las residencias londinense sin las comodidades de su casa, pero con una gran familia. Esta gallega estudi¨® en la University of the Arts en Londres, y en Espa?a en la Escuela Superior de Dise?o y Moda Felicidad Duce. Lleva 4 a?os en Gran Breta?a y lleva m¨¢s de un a?o y medio trabajando en la Head Office de una de las marcas de moda de Londres m¨¢s importantes. Se mud¨® a Londres por su cuenta cuando ten¨ªa 21 a?os. Lleg¨® a un pa¨ªs que conoc¨ªa poco. Todo le parec¨ªa extra?o. Estaba sola y no hablaba el idioma. Ni siquiera pod¨ªa permitirse el comprarse otro billete de vuelta a Espa?a: ¡°Al principio te vas por poco tiempo, unos meses¡; pero luego ves que no hay manera de regresar, a veces porque sabes que no tendr¨¢s mejor salida en Espa?a, otras porque tu orgullo te lo impide. Entonces, un d¨ªa, me top¨¦ como por arte de magia con las palabras del dise?ador John Galliano en una revista, o tal vez en un libro, no llego a recordarlo. Dec¨ªa que durante sus a?os de estudiante en laCentral Saint Martins dorm¨ªa en el suelo en casa de unos amigos porque no pod¨ªa costearse el alquiler de una habitaci¨®n.Esas palabras me dieron fuerza para creer que yo tambi¨¦n saldr¨ªa adelante. Londres es lo mejor que me pudo pasar¡±.
Empezar es dif¨ªcil. Luchar por un puesto de trabajo acorde a tu formaci¨®n a¨²n m¨¢s. Eres emigrante. Y las oportunidades no son las mismas para todos. ¡°Tienes que hacer muchas cosas que no te gustan, cosas que ni por asomo har¨ªas en tu pa¨ªs, cosas que te hacen pensar en todo lo que has dejado en Espa?a¡ Y es aqu¨ª cuando encuentras a gente como t¨², tu nueva familia, esa que t¨² eliges, la que pronto se convierte en tu mayor apoyo y con la que compartes tus malos momentos entre lloros, y desde luego tambi¨¦n los buenos, esos, que por muy peque?os que te parecer¨ªan en Espa?a, aqu¨ª son pasos de gigante¡±.
Roc¨ªo trabaj¨® cuidando a dos ni?as nada m¨¢s llegar a este pa¨ªs, y a su vez siente que de alguna manera tambi¨¦n la cuidaron a ella: ¡°Aqu¨ª nadie te va a regalar nada, pero si van a valorar todos esos sacrificios y esfuerzos, te ayudan a crecer, te empujan hac¨ªa arriba, conf¨ªan en ti cuando les das motivos para que puedan confiar. Algo que ni por asomo sucede en Espa?a, y mucho menos cuando tienes 25 a?os¡±.
A pesar de que hab¨ªa, en 2011, 173.412 varones m¨¢s que mujeres entre los 18 y los 35 a?os en Espa?a, es m¨¢s numeroso el n¨²mero de mujeres que, como Roc¨ªo, toman la decisi¨®n de partir: ¡°Desde luego que, el que yo me haya ido de Espa?a, no es una gran p¨¦rdida para el pa¨ªs como puede serlo para mi familia, pero s¨ª lo ser¨¢ cuando, como yo, se hayan ido todos¡±.
Roc¨ªo ten¨ªa un sue?o, como tantas y tantas mujeres que hacen las maletas, que tienen el valor de salir adelante solas y creer que es posible. Precio ¡°cero¡± es lo que ella cree que le costar¨¢ a los pa¨ªses receptores de espa?oles, ya que estos j¨®venes cotizar¨¢n para pagar las jubilaciones de abuelos y padres que no son los suyos.
La generaci¨®n m¨¢s formada est¨¢ siendo tambi¨¦n la m¨¢s humillada. Y se va, se va de Espa?a sin billete de vuelta¡ ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si a Espa?a le da por apostar por la investigaci¨®n y por la competitividad? El giro ser¨ªa de 180? y la marca de nuestro pa¨ªs empezar¨ªa a tomar un nuevo matiz que a d¨ªa de hoy desconocemos.
Detr¨¢s de la historia de Roc¨ªo, tambi¨¦n est¨¢ la de Montse, M¨®nica, Cristina, Claudia, Gloria, Mabel, Mar¨ªa¡ Son dise?adoras de moda, ingenieras, periodistas, fot¨®grafas, bi¨®logas, polit¨®logas, psic¨®logas, economistas¡ las que viajan a la actual capital de los Juegos Ol¨ªmpicos para trabajar como camareras, ayudantes de cocina, dependientas, canguros¡ en lo que sea hasta que algunas pocas, como Roc¨ªo, consiguen una verdadera oportunidad en relaci¨®n a sus estudios. Viven lejos de sus casas, de sus familias, de sus amigos y en muchos casos de sus parejas. Viven contando las monedas para tomar un caf¨¦ o para poner una lavadora. Y en la mayor¨ªa de las ocasiones viven contando los d¨ªas para volver¡ a ser.
Imagen de ?ngela Paloma Mart¨ªn realizada en la estaci¨®n de St. Pancras, Londres. 2011.
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.