Salud para todos
El Partido Popular no cree ni en la universalidad ni en el car¨¢cter p¨²blico de los derechos sociales
Desde hace varios meses, el Gobierno se encuentra inmerso en una pol¨ªtica descontrolada de recortes y desmantelamiento de los servicios p¨²blicos b¨¢sicos y de los derechos conquistados en los ¨²ltimos a?os. Primero empezaron con la reforma laboral, continuaron con la subida de impuestos y llegaron a una reducci¨®n tan fuerte del presupuesto en educaci¨®n, sanidad y dependencia que, en la pr¨¢ctica, hac¨ªan inviable sostener dichas prestaciones con las condiciones que las hab¨ªamos conocido hasta ahora. Desde el primer momento, el Partido Socialista se opuso a esta agresi¨®n desmesurada a nuestro Estado de bienestar; no solo porque el gasto social era relativamente bajo si lo compar¨¢bamos con los pa¨ªses de nuestro entorno, sino porque es en los momentos de crisis econ¨®mica cuando m¨¢s necesario se hace fortalecer el sistema de protecci¨®n social. A nadie se le escapa que son precisamente los grupos sociales m¨¢s vulnerables (parados, jubilados, j¨®venes y mujeres) los que m¨¢s van a sufrir los efectos de estas decisiones, porque son los que menos recursos tienen para atender a sus necesidades b¨¢sicas.
Sab¨ªamos que era necesario hacer ajustes y cumplir con nuestras obligaciones de reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, pero defendimos un modelo alternativo que no ahogara el crecimiento y que no dejara abandonada a su suerte a determinados sectores de la poblaci¨®n. Pero el Partido Popular ha decidido afrontar esta coyuntura en solitario y aprovechar la crisis econ¨®mica para debilitar la estructura de servicios p¨²blicos consolidados en los ¨²ltimos a?os. Y, siendo todos ellos imprescindibles para la ciudadan¨ªa, lo que m¨¢s nos preocupa ahora es que destruyan nuestro sistema sanitario. El problema no es que se dedique m¨¢s o menos recursos a mantener las prestaciones y servicios ¡ªque tambi¨¦n¡ª, sino que se cambie un modelo que goza de un gran prestigio, eficacia y calidad por otro que nadie sabe c¨®mo quedar¨¢. ?Por qu¨¦ cambiar lo que funciona? ?Por qu¨¦ renunciar a lo que es un ejemplo para muchos pa¨ªses? ?Por qu¨¦ privar a la ciudadan¨ªa de un derecho b¨¢sico que les garantiza seguridad frente a la enfermedad y adversidad? Sencillamente, porque el Gobierno no cree ni en la universalidad ni en el car¨¢cter p¨²blico del derecho. De hecho, lo que se pretende con los cambios planteados es pasar a un sistema de seguros que dejar¨ªa fuera del mismo a importantes sectores de la poblaci¨®n. Tras las cr¨ªticas recibidas y las presiones que hemos realizado desde los partidos, sindicatos, entidades sociales y organizaciones profesionales, el Gobierno se ha visto obligado a rectificar e introducir algunas correcciones a sus planteamientos iniciales, pero el da?o al Sistema Nacional de Salud ya est¨¢ hecho, y la incertidumbre y el desasosiego se han instalado entre profesionales y pacientes.
No es indiferente el modelo de salida de la crisis. Cuando la dejemos atr¨¢s? necesitaremos? una senda de crecimiento sostenible y competitivo
Algunos pensionistas ya se est¨¢n encontrando con dificultades por no poder adelantar el pago de sus medicamentos, otros se encuentran con que algunos de los que consum¨ªan de manera habitual van a quedar fuera del sistema p¨²blico de financiaci¨®n. No saben si su m¨¦dico les va a ofrecer otro alternativo o tendr¨¢n que pagarlo de su bolsillo. Parece que los enfermos cr¨®nicos tendr¨¢n algunas excepciones a la norma general, pero no queda claro cu¨¢les. En fin, demasiados interrogantes para un supuesto ahorro que no se acaba de concretar. Como siempre, exist¨ªan alternativas para reducir el gasto, pero el Gobierno, de nuevo, ha demostrado muy poca sensibilidad social. La m¨¢s evidente y dram¨¢tica es la decisi¨®n de dejar fuera de la atenci¨®n sanitaria a los inmigrantes en situaci¨®n irregular, precisamente porque son el colectivo m¨¢s vulnerable. Se trata de una decisi¨®n reprobable desde el punto de vista ¨¦tico y de justicia social, pero tambi¨¦n rechazable desde una posici¨®n de preservaci¨®n de la salud p¨²blica general. Llama la atenci¨®n que el Gobierno ni siquiera haya atendido al criterio de los profesionales cuando alertan de que, finalmente, muchas de estas personas acudir¨¢n a las urgencias para ser tratadas, con la consiguiente saturaci¨®n del servicio; que no se haya valorado el riesgo de salud p¨²blica cuando no se traten determinadas enfermedades, y, lo que es m¨¢s grave, que personas enfermas puedan morir por falta de atenci¨®n m¨¦dica. Esto es lo que ha motivado a centenares de profesionales no solo a criticar la medida, sino a objetar el cumplimiento de la misma. Y lo hacen bas¨¢ndose en su c¨®digo deontol¨®gico, algo que el Gobierno no puede ignorar. La fuerza de sus argumentos es tal que muchas comunidades aut¨®nomas han decidido seguir atendiendo a inmigrantes en situaci¨®n irregular, no solo las que est¨¢n gobernadas por el Partido Socialista, pues son conscientes de que este colectivo representa un porcentaje muy bajo al tratarse, en su mayor¨ªa, de personas j¨®venes y sanas.
Espa?a es un gran pa¨ªs que est¨¢ pasando un mal momento, pero la clave est¨¢ en acertar en las decisiones para que, en este proceso, no se convierta en uno peque?o. No es indiferente el modelo de salida de la crisis porque, cuando la dejemos atr¨¢s, tendremos que haber puesto en marcha una senda de crecimiento sostenible y competitivo en un mundo globalizado. Y adem¨¢s tenemos la obligaci¨®n de consolidar nuestro Estado de bienestar para garantizar una sociedad m¨¢s igualitaria, m¨¢s justa y m¨¢s libre. Eso es lo que caracteriza a los pa¨ªses m¨¢s avanzados.
Trinidad Jim¨¦nez es secretaria de Pol¨ªtica Social del PSOE y fue ministra de Sanidad.
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