Los 400 golpes del paro
El Gobierno prolonga la ayuda a la vez que recubre de sospecha a quienes la reciben
El Consejo de Ministros aprob¨® ayer la pr¨®rroga de la ayuda de 400 euros al mes para las personas en paro que han agotado todas las prestaciones por desempleo. La medida introduce algunos cambios en la cuant¨ªa y nuevas condiciones que endurecen el acceso a ese dinero. Es la respuesta del Gobierno de Rajoy a la presi¨®n de la oposici¨®n, los sindicatos y un sector del PP exigiendo la prolongaci¨®n de la ayuda.
Tras semanas de resistencia a pronunciarse, Rajoy anunci¨® la continuidad de la medida el pasado d¨ªa 14, cuando faltaban dos para que finalizase la vigencia de la pr¨®rroga anterior. Tal vez para justificar ese retraso, que estaba irritando a todo el mundo, y para diferenciarse de los socialistas, que hab¨ªan sido los impulsores de la medida a comienzos de 2011, Rajoy adelant¨® que el decreto de pr¨®rroga incluir¨ªa algunas ¡°mejoras¡± a fin de aumentar su eficacia como v¨ªa para favorecer la reinserci¨®n laboral de los beneficiados. La mejora m¨¢s visible consiste en el aumento de la ayuda en 50 euros para los efectados con m¨¢s de dos personas a su cargo.
Sin embargo, el Gobierno aspira a compensar ese aumento del coste de la ayuda reduciendo el n¨²mero de beneficiarios. Es decir, aplicando criterios m¨¢s estrictos para el acceso a la subvenci¨®n. La ministra de Empleo, F¨¢tima B¨¢?ez, recurri¨® ayer a un peculiar caso para ilustrar ese criterio. Cuestion¨® que cobren la ayuda j¨®venes que viven con sus padres, cuyos ingresos conjuntos sumen 8.000 euros mensuales. No precis¨® cu¨¢ntos perceptores de la ayuda se encuentran en tan privilegiada posici¨®n. M¨¢s probable es que esos 400 euros sea la cantidad m¨ªnima que puede aportar un joven parado que ha vuelto a la casa paterna para subsistir. Conviene no irritar a la poblaci¨®n con ejemplos tan fr¨ªvolos.
La vicepresidenta S¨¢enz de Santamar¨ªa defini¨®, con acierto, esta medida como ¡°ayuda de ¨²ltima instancia¡±: la cantidad m¨ªnima de subsistencia antes de caer en la indigencia. En cuanto tal, no debe estar sometida a condicionamientos muy exigentes. Es cierto que solo el 6% del medio mill¨®n de beneficiarios ha encontrado trabajo, pero 400 euros no parece una cantidad como para disuadir a nadie de seguir buscando empleo. Si no lo encuentran es porque hay 5,6 millones de parados en un mercado laboral hundido. Garantizar ese ingreso de subsistencia ni siquiera es una medida caracter¨ªstica de la izquierda. Entre las recomendaciones planteadas a Espa?a por Bruselas a fines de mayo figura una referencia a ¡°medidas espec¨ªficas contra la pobreza¡±. Los recortes y reformas que plantea Bruselas no son incompatibles, sino que requieren medidas de equilibrio social como los 400 euros.
Estimular la participaci¨®n en cursos, vigilar que no haya rechazos injustificados de ofertas de trabajo, evitar falsificaciones de datos para cobrar el subsidio son medidas defendibles. Pero no deben servir de coartada para limitar m¨¢s el acceso a una ayuda necesaria en un pa¨ªs en el que dos millones de parados, un tercio del total, no cobra ninguna prestaci¨®n.
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