Las mujeres de Emily Dickinson
Daguerrotipo de Emily Dickinson de Amherst College
Emily Dickinson es para algunos una escritora puritana, conservadora y retra¨ªda. Para otros (o quiz¨¢s para otras) es explosiva, moderna y profunda. Unos la ven ingenuamente enamorada del reverendo Charles Wadsworth con quien tuvo escasos encuentros a lo largo de su vida. Otros la describen como una ferviente admiradora de su cu?ada, Susan Hungtinton Dickinson, quien con el tiempo se dedicar¨ªa a ser una de las editoras de su trabajo. Unos la ven como la autora de poemas buc¨®licos sobre la naturaleza y motivos de escasa profundidad. Otros creen que las flores, los atardeceres y el cielo eran solo met¨¢foras que le val¨ªan para hablar de erotismo, filosof¨ªa y hacer una defensa de la paz en tiempos en que la mujer estaba, en el mejor de los casos, relegada a las labores del hogar.
Ana Ma?eru, quien con Mar¨ªa Milagros Rivera se ha dedicado a recopilar y traducir los poemas de la escritora y quien, tambi¨¦n con Rivera, ha publicado Poemas 1- 600,est¨¢ convencida que Dickinson era lo segundo. Que a trav¨¦s del tiempo y por motivos morales y econ¨®micos, se la ha interpretado de forma err¨®nea, que se la ha censurado y que se ha construido en torno a ella un mito que no solo no le hace justicia, sino que la despoja de su verdadero valor.
Emily Dickinson naci¨® en 1830 en Amherst, un pueblo de Massachusetts, Estados Unidos, en el seno de una familia acomodada y sobre todo instruida. Ella misma, tal como cuenta Ma?eru, tuvo acceso a una buena educaci¨®n, a diferencia de la falta de preparaci¨®n que ocasionalmente se le achaca. Sab¨ªa de geolog¨ªa, de bot¨¢nica, de filosof¨ªa. Ten¨ªa contacto con la comunidad literaria de la ¨¦poca y ¡°estaba al d¨ªa¡± gracias a su contacto con editores y periodistas.
Era progresista y no respond¨ªa a convenciones. Pero esa faceta de la autora es reciente y contraria a la que desde antiguo se ha tejido en torno a ella. Seg¨²n Ma?eru, el problema est¨¢ en c¨®mo se ha ido leyendo a la poeta. En c¨®mo se ha manejado su obra ¡ªque no fue publicada hasta despu¨¦s de su muerte¡ª y en c¨®mo la censura y las traducciones equivocadas han incidido en la visi¨®n que se ha heredado de la estadounidense.
¡°La han empeque?ecido mucho, la han querido llevar a una dimensi¨®n convencional y ella no se deja. Ella se adelant¨® much¨ªsimo a su tiempo. Generalmente le han editado tanto el significado, como la forma. La han llevado al canon¡±, asegura Ma?eru.
En Poemas 1- 600, Ma?eru explica que las traducciones que se han hecho de la escritora estadounidense habitualmente no respetan el g¨¦nero escogido por ella. Por eso para Ma?eru es clave conocer la biograf¨ªa de la autora, estudiar su cercan¨ªa con su cu?ada, Susan Hungtinton Dickinson, revalorar la figura de su madre, poner en duda la relevancia de su padre, descartar su romance con el reverendo Wadsworth y minimizar la influencia de Thomas W. Higginson en su poes¨ªa.
Ma?eru muestra a Dickinson como una fil¨®sofa, como una pacifista y como la portadora de una bandera de libertad femenina. Asegura que si alguien influy¨® en su vida fue Susan Hungtinton Dickinson, a quien conoci¨® de joven y quien se encarg¨® de amortajarla una vez muerta. Cuenta que Dickinson le expresa con vehemencia su amor a Hungtinton, a quien le dedic¨® m¨¢s de 300 poemas, cosa que hasta hace unos a?os se intent¨® ocultar. ¡°Hay un amor absoluto y correspondido¡± dice Ma?eru y a?ade que esa relaci¨®n, que no calzaba con el esquema patriarcal de la ¨¦poca, fue ocultada y censurada.
¡°Se trat¨® de una relaci¨®n entre mujeres que desbord¨® el canon po¨¦tico masculino del siglo XIX¡±, escribe Ma?eru. Adem¨¢s, Hungtinton fue, como ninguna, la destinaria de la mayor cantidad de cartas de Dickinson. En ellas, la poeta se refiere a Susan en t¨¦rminos ¨ªntimos y cari?osos. Tambi¨¦n lo hace en su poes¨ªa:
¡°Apilarse como el Trueno hacia su final
Luego desmigajarse grandiosa lejos
Mientras todo lo creado se escondi¨®
Esto ¡ªser¨ªa Poes¨ªa¡ª
O Amor ¡ªuna y otro al tiempo llegan¡ª
Nosotras ambas y ni una ni otra demostramos¡ª
Experimentamos cualquiera de las dos y nos consumimos¡ª
Pues nadie ve a Dios y vive¡ª¡°.
La relaci¨®n de Dickinson con Huntington solo aparece si las palabras escogidas por la poeta se traducen respetando el g¨¦nero femenino en el que fueron escritas, si se la lee teniendo en cuenta su vida. ¡°A lo que hay que acudir es al contexto y la traducci¨®n se hace como una hip¨®tesis¡±, plantea Ma?eru.
¡°Cuando empec¨¦ a leer sus poemas me pasaba que no la entend¨ªa. Interpretaba que ella estaba reprimida, cuando en realidad era la bandera de la libertad femenina¡±, cuenta la escritora. Para eso empez¨® a investigar. A leer a Dickinson por capas, a descubrir su iron¨ªa sutil, su libertad, su genio y su dedicaci¨®n.
Se encontr¨® con una mujer m¨¢s aguda, que utiliza formas asombrosas y que fuerza el significado de las palabras y lo estira. Descubri¨® m¨¢s y m¨¢s capas en sus poemas y filosof¨ªa en cada uno de ellos. Eso sin contar el hallazgo de sus verdaderas pasiones y afectos.
Ma?eru, junto con Mar¨ªa Milagros Rivera Garretas, ya ha publicado 600 de los 1789 poemas que se le atribuyen a la escritora. Piensa traducir otros 600 para 2013 y los siguientes 600 para 2014. Eso, siempre entendiendo a la autora desde la libertad femenina. ¡°No como una oprimida, sino como una grande¡±, remata.
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