Agua, agua en todas partes
El peligro que aguarda al mundo de aqu¨ª a 2050 procede de un recurso amable y tranquilizador que todos damos por descontado, hasta que escasea. Es, con mucho, la mayor amenaza para la seguridad de los humanos
R¨¢pido! ?Qu¨¦ es lo peor que podr¨ªa pasarle al mundo de aqu¨ª a 2050? ?Un enfrentamiento nuclear entre Israel e Ir¨¢n? No, dir¨ªa un realista implacable, porque esa ser¨ªa una disputa regional, con escasas consecuencias para la mayor parte de los pa¨ªses, del sureste asi¨¢tico a Latinoam¨¦rica.
?Una confrontaci¨®n entre China y Estados Unidos por dominar el Pac¨ªfico occidental? Peligrosa, sin duda, pero poco probable; a los dos bandos les da miedo el uso de armas nucleares, los dos perder¨ªan buques de guerra (quiz¨¢ muchos) y, si se produjera la guerra, Estados Unidos seguramente frustrar¨ªa las ambiciones mar¨ªtimas de China, pero su esencia permanecer¨ªa intacta y resentida. As¨ª que ?para qu¨¦ molestarse?
?El empe?o de Putin en reafirmar el poder imperial de Rusia a base de apoderarse de tierras? Eso dejar¨ªa al descubierto que las exhibiciones militaristas del Kremlin con su ej¨¦rcito regular no son m¨¢s que una fachada de cart¨®n piedra; en serio, ?acaso su menguada poblaci¨®n masculina iba a estar deseosa de ponerse el uniforme y volver al lejano C¨¢ucaso, o de absorber una Bielorrusia en pleno declive? ?Qu¨¦ son los esfuerzos de Rusia para negociar la instalaci¨®n de bases navales en Estados poco fiables del Tercer Mundo m¨¢s que una forma de colocar a unos rehenes en manos de la suerte?
Debe ser potable, y ese es el principal problema, porque la mayor¨ªa en el planeta es salada
De modo que, ?por qu¨¦ no ignorar esas longitudes de onda y distanciarnos de las especulaciones que hacen los estrategas de sill¨®n, los expertos obsesionados con los conflictos regionales (Oriente Pr¨®ximo, el fanatismo musulm¨¢n, Israel) y otros profetas de guerras militares de uno u otro tipo? ?Por qu¨¦ no fijarnos, en su lugar, en un peligro que aguarda al mundo, procedente de un recurso amable y tranquilizador que todos damos por descontado (hasta que escasea o deja de existir)? ?Por qu¨¦ no decir que la p¨¦rdida de agua potable garantizada es, con mucho, la mayor amenaza para la seguridad de los seres humanos a largo plazo? En comparaci¨®n, los peligros pol¨ªticos mencionados parecen peque?os.
El agua. Terriblemente abundante en esta bendita Tierra nuestra, y eso es lo que la distingue del helado Marte y el ardiente Venus; aqu¨ª puede haber vida. Sin embargo, el agua debe ser potable, y ah¨ª est¨¢ el principal problema, porque la mayor¨ªa del agua del planeta es agua salada, inutilizable para beber y (en la mayor parte de los casos) para regar cosechas y plantas. E inutilizable para el afligido Viejo Marinero de Coleridge, a la deriva en medio del mar, que se lamentaba en el famoso poema: ¡°Agua, agua en todas partes, y ni una gota que se pueda beber¡±. En realidad, s¨®lo el 2,5% del agua de la Tierra es agua dulce, pero casi toda est¨¢ atrapada en enormes acu¨ªferos subterr¨¢neos o en los casquetes de hielo de los Polos. Parece incre¨ªble para cualquiera que no sea cient¨ªfico del clima, pero el agua de nuestros lagos y r¨ªos no representa m¨¢s que el 0,01% de las reservas de agua del planeta.
El agua dulce y corriente ¡ªes decir agua que fluye en un r¨ªo en el que se acumulan las ¨²ltimas lluvias, la nieve derretida y el deshielo primaveral de gigantescos glaciares de monta?a¡ª es vital para nuestra existencia, para el medio ambiente, las culturas, incluso las naciones-estado. ?C¨®mo ser¨ªa Egipto sin el Nilo? ?O Londres sin el T¨¢mesis? ?Y no son algunas de nuestras principales civilizaciones, en esencia, ¡°civilizaciones fluviales¡±? ?Se pueden imaginar Viena sin el Danubio? ?Pero qu¨¦ Gobiernos piensan alguna vez en sus r¨ªos, en lugar de sus sistemas de seguridad social o sus gastos de defensa? El pr¨®ximo mes voy a asistir a una conferencia organizada por el Ministerio de Agua y Transportes de Corea del Sur, un organismo con visi¨®n de futuro, en la que participar¨¢n expertos destacados en hidr¨¢ulica, gesti¨®n de los r¨ªos, estuarios y otras partes fundamentales del rompecabezas. Ahora bien, ?qui¨¦n ver¨¢ el rompecabezas entero?
?Cu¨¢les son las amenazas contra este bendito regalo del agua a nuestra Tierra? Son tres, que suelen estar relacionadas entre s¨ª, pero son f¨¢ciles de identificar por separado.
La primera es la pol¨ªtica internacional, es decir, las disputas entre los Estados y los pueblos por el control de las corrientes de agua dulce. Las naciones de las partes altas de los r¨ªos desv¨ªan el agua para proyectos de regad¨ªo con el fin de impulsar la agricultura, como est¨¢ haciendo Turqu¨ªa con su famosa Presa Ataturk. Pero los pa¨ªses que est¨¢n r¨ªo abajo, como Siria e Irak, sufren por la reducci¨®n del volumen de agua que les llega y se indignan; de ah¨ª puede surgir un conflicto. Tambi¨¦n pueden aparecer antagonismos cuando una sociedad de r¨ªo arriba descarga elementos desagradables o peligrosos en el r¨ªo y contamina las aguas que llegan m¨¢s abajo. Holanda, que contiene la parte baja del gran r¨ªo Rin, ha padecido muchos ejemplos de este tipo de contaminaci¨®n transnacional.
Desde el r¨ªo Colorado hasta el Brahmaputra, el caudal de los r¨ªos disminuye. Eso s¨ª es importante
La segunda es totalmente distinta: se debe al tremendo aumento de la demanda mundial de agua dulce. En 1825, hab¨ªa alrededor de 1.000 millones de seres humanos en nuestro planeta, que en su mayor¨ªa sacaban y utilizaban el agua con m¨¦todos preindustriales. Hoy, nos aproximamos a un total de 7.000 millones de personas en el mundo, con necesidades diarias cada vez mayores y con industrias (cemento, acero, chips de silicio, hoteles) que consumen inmensas cantidades de agua dulce. El crecimiento de la econom¨ªa mundial desde 1800 y el afortunado incremento del nivel de vida de tanta gente han ido acompa?ados de un aumento incontrolado y desproporcionado del consumo de agua. Cada uno de nosotros gasta much¨ªsimos litros m¨¢s que nuestros abuelos. Aunque no existiera ninguna amenaza de las que que se suger¨ªan m¨¢s arriba contra la seguridad de nuestras reservas de agua, la demanda total est¨¢ ejerciendo m¨¢s presi¨®n sobre las reservas normales.
Pero ¡ªy esta es la tercera amenaza¡ª ?y si adem¨¢s resulta que las reservas originales est¨¢n agot¨¢ndose? ?Y si no podemos seguir contando con un caudal previsible en esos r¨ªos que tanto significan para nuestra vida cultural y social pero, sobre todo, para nuestra vida f¨ªsica? Seg¨²n muchos informes cient¨ªficos, los mayores problemas actuales se producen en Asia, donde la poblaci¨®n aumenta de forma incre¨ªble y la estaci¨®n de las cosechas es cada vez m¨¢s breve, porque las temperaturas son m¨¢s elevadas y las precipitaciones, m¨¢s escasas. Numerosas comunidades a los pies del Himalaya dicen que hay mucho menos deshielo. Ya no hay suaves pendientes nevadas que se derritan en abril; la temporada de los deshielos se acaba en febrero. Y no hay que olvidar que los glaciares de todo el mundo est¨¢n derriti¨¦ndose de forma constante e insidiosa, en particular los gigantescos glaciares de T¨ªbet que alimentan tantos grandes r¨ªos de India, China, Myanmar y Vietnam. Estamos hablando del futuro de 3.000 millones de personas. Y de unas sociedades que reaccionar¨¢n con furia a la p¨¦rdida del agua, y unos Gobiernos que quiz¨¢ no respondan con prudencia sino de forma insensata, luchando por las reservas de agua en vez de negociar para encontrar una manera cient¨ªfica de compartir un recurso cada vez m¨¢s escaso.
Regresemos, pues, a mi propuesta inicial. Los problemas que obsesionan a los analistas estrat¨¦gicos contempor¨¢neos, a los expertos de sill¨®n en asuntos internacionales ¡ªcuestiones como Siria, las disputas entre China y Jap¨®n por unas islas, Israel e Ir¨¢n¡ª, por muy importantes que se crea que son, palidecen al lado de la crisis mundial del agua. Desde el r¨ªo Colorado hasta el Brahmaputra, el caudal de los r¨ªos disminuye. D¨ªganme si hay algo que sea m¨¢s importante que eso.
Paul Kennedy ocupa la c¨¢tedra Dilworth de Historia y es director de Estudios sobre Seguridad internacional en la Universidad de Yale; es autor y compilador de 19 libros, incluido Auge y ca¨ªda de las grandes potencias.
? 2012, TRIBUNE MEDIA SERVICES, INC.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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