Un museo accesible
Ahora no todas las personas pueden acceder a los contenidos del Museo de Zaragoza. Hace algunos a?os era posible contemplar r¨¦plicas del material expuesto mediante el tacto y realizar una visita auxiliado por audiogu¨ªas o acompa?ado por personal del Museo. Esto supuso un avance para que personas con discapacidad visual pudieran acceder a contenidos que de otra forma ten¨ªan vetados. Adem¨¢s, la inclusi¨®n de elementos que orientaban la visita y la transcripci¨®n al sistema Braille de las cartelas permit¨ªan la realizaci¨®n de la visita de forma aut¨®noma.
Pues bien, con las reformas realizadas hace unos a?os se retiraron todas estas mejoras, privando del acceso a aquellos potenciales visitantes que padecen problemas visuales.
Y todo ello a pesar de las bonitas palabras escritas por el director general de Patrimonio Cultural Javier Callizo Soneiro en la gu¨ªa editada en el a?o 2003 que dec¨ªan: ¡°... el Gobierno de Arag¨®n es consciente de que el Museo de Zaragoza necesita nuevos espacios para adecuarse a la demanda social, que ya no mide el prestigio de sus museos por el n¨²mero de objetos ni por el patrimonio que alberga sino por su grado de integraci¨®n social y los servicios que presta, tanto a los usuarios tradicionales, como a los colectivos espec¨ªficos que necesitan infraestructuras y servicios especiales¡±.
Con esta acci¨®n se est¨¢ excluyendo a un colectivo de la posibilidad de conocer mejor la historia de Arag¨®n y retrocediendo en la difusi¨®n de la cultura entre muchos ciudadanos.
Y de esto no se puede culpar a la crisis, sino a los responsables que han decidido que no merece la pena que las mejoras conseguidas en su d¨ªa tengan continuidad y han iniciado una pol¨ªtica de exclusi¨®n que a nadie beneficia.
Esperemos que reflexionen y en la medida de lo posible se recupere el Museo para todos.¡ª Manuel Mart¨ªn. Zaragoza.
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