?D¨®nde est¨¢n las pir¨¢mides?
Una supuesta noticia sobre un descubrimiento arqueol¨®gico demuestra la necesidad de evaluar con prudencia la publicaci¨®n de llamativos hallazgos cient¨ªficos
Los anuncios de hallazgos cient¨ªficos, particularmente cuando se trata de temas que despiertan la imaginaci¨®n, deben ser tratados con prudencia. ?Qu¨¦ habr¨ªa sucedido si el diario no se hubiera acercado con saludable escepticismo al experimento de un equipo italiano que asegur¨® haber detectado neutrinos que se desplazaban m¨¢s r¨¢pido que la luz cuando, posteriormente, se comprob¨® que dos fallos en la fibra ¨®ptica y un temporizador hab¨ªan dado err¨®neamente 60 nanosegundos de adelanto de los neutrinos sobre el tiempo que tardar¨ªan las part¨ªculas de luz en recorrer la misma distancia? Pues bien, el 14 de agosto, una noticia, firmada por el diario pero calcada de una nota de agencia, en la edici¨®n digital anunciaba: ¡°El ojo de Google halla rastros de pir¨¢mides¡±. Un equipo de cient¨ªficos estadounidenses (se citaba solamente a Angela Micol) afirmaba que hab¨ªa descubierto dos emplazamientos de posibles pir¨¢mides en la ribera del Nilo. Es m¨¢s, una de ellas pod¨ªa triplicar las dimensiones de la gran pir¨¢mide de Giza. En la informaci¨®n, al margen del cauteloso ¡°posiblemente¡±, no se citaba ninguna sospecha sobre el hallazgo ni se indagaba sobre sus autores. ?nicamente, la propia Micol, tras asegurar que ¡°es obvio que ambos lugares pudieron acoger en su d¨ªa unas pir¨¢mides¡±, admit¨ªa que deb¨ªa verificarse. La noticia, que habr¨ªa sido un bombazo de confirmarse, apenas fue recogida por los medios internacionales generalistas y, si lo hicieron, la titularon dubitativamente y la acompa?aron de contundentes descalificaciones de expertos. Las autoridades egipcias no se hab¨ªan pronunciado sobre el descubrimiento, del que, seguramente, no tuvieron noticia. En el pen¨²ltimo p¨¢rrafo se afirmaba: ¡°Los cient¨ªficos han se?alado que este hallazgo es importante porque casi todas las pir¨¢mides conocidas fueron construidas alrededor de El Cairo, mientras que, ahora, estos dos nuevos emplazamientos son m¨¢s al sur¡±. Sin embargo, no se mencionaba por su nombre a estos cient¨ªficos que avalaban el descubrimiento, cuya rareza, en lugar de suscitar dudas sensatas, incrementaba su relevancia.
La publicaci¨®n de esta noticia fue se?alada por un lector, Jaime Almansa, arque¨®logo, quien afirmaba en su carta: ¡°Cuando alguien dice haber encontrado una pir¨¢mide tres veces m¨¢s grande, lo primero que hay que hacer es sospechar. Y en un peri¨®dico serio como se supone es EL PA?S, contrastar las fuentes y la noticia. Yo tard¨¦ menos de 15 minutos en localizar la fuente original e investigar a Angela Micol, solo con Google, sin superherramientas de arque¨®logo¡±. Seg¨²n su indagaci¨®n, el supuesto hallazgo fue publicado en Archaeology News, que es un distribuidor de noticias que recoge una nota ¡°de un medio local estadounidense tomada de un SEO de noticias llamado Press King y que airea tus notas de prensa previo pago, sin preguntar (¡), el tipo que le ha echado una mano no ha hecho nada y es otro seudoarque¨®logo vinculado a un centro llamado APEX Institute que se dedica a buscar la Atl¨¢ntida¡±.
La autoridad cient¨ªfica la dan los experimentos que prueban hip¨®tesis
Entre los expertos que descartaron la verosimilitud del hallazgo, quien utiliz¨® las palabras m¨¢s gruesas fue James Harrell, profesor em¨¦rito de geolog¨ªa arqueol¨®gica en la Universidad de Toledo (EE UU). ¡°Parece que Angela Micol es uno de los llamados pyridiots que ven pir¨¢mides por todas partes¡±. Para Harrell, el descubrimiento son formaciones rocosas naturales y ¨²nicamente pueden ser contempladas como restos arqueol¨®gicos ¡°por un ignorante con una imaginaci¨®n hiperactiva¡±.
Donde la noticia tuvo alguna repercusi¨®n fue en los medios dedicados a la tecnolog¨ªa porque la herramienta empleada era Google Earth. Jos¨¦ Manuel Gal¨¢n, (CSIC), director de las excavaciones espa?olas en la necr¨®polis de Dra Abu el Naga (Luxor), a quien ped¨ª una opini¨®n sobre el tema, me remiti¨® un texto en el que afirma que ¡°es indudable que Google Earth no solo es un estupendo divertimento inform¨¢tico, sino que, adem¨¢s, es una gran ayuda para distintos trabajos cient¨ªficos, como puede ser la arqueolog¨ªa¡±. Con todo, por una cuesti¨®n de resoluci¨®n de imagen y su posterior tratamiento inform¨¢tico, los arque¨®logos suelen trabajar con otros proveedores de im¨¢genes a¨¦reas digitales. ¡°La fotograf¨ªa a¨¦rea y las herramientas inform¨¢ticas de teledetecci¨®n son, efectivamente, extremadamente ¨²tiles en arqueolog¨ªa y pueden ayudar al descubrimiento de estructuras enterradas y/o dif¨ªcilmente visibles¡±. Sin embargo, el tema es por qu¨¦ ¡°los sue?os de una noche de verano de un aficionado iluminado pueden llegar a ocupar un lugar en un medio de informaci¨®n de prestigio como si fueran una verdad objetiva y cient¨ªfica¡±. Gal¨¢n admite que el car¨¢cter misterioso de las pir¨¢mides aviva la imaginaci¨®n de muchas personas. Pero el car¨¢cter misterioso de cualquier asunto se basa, prosigue, en gran medida en el desconocimiento. ¡°Por un lado, del curioso que se interesa de forma superficial y anecd¨®tica por un tema, en este caso las pir¨¢mides de Egipto, y que, en lugar de documentarse leyendo libros solventes, por ejemplo, rellena sus lagunas con la imaginaci¨®n propia o de otros como ¨¦l, pero que no han sentido pudor en hacer p¨²blicas sus elucubraciones gratuitas. Por otro lado, interviene el desconocimiento del p¨²blico general y la falta de un sentido cr¨ªtico sobre lo que otros nos cuentan, lo que permite que opiniones e interpretaciones poco o nada documentadas adquieran una credibilidad, impacto y relevancia que no merecen¡±. El otro problema es ¡°la cada vez m¨¢s d¨¦bil capacidad de los medios de informaci¨®n de contrastar las noticias¡±.
D¨ªas despu¨¦s, recib¨ª una carta de Daniel Rodr¨ªguez (investigador en la Universidad de Nottingham), a prop¨®sito de que en el Acento del 30 de agosto sobre la circuncisi¨®n se calificara la revista Pediatrics de la ¡°biblia de la especialidad¡±. El propio remitente comprend¨ªa el empleo de esta expresi¨®n. Sin embargo, su carta a?ad¨ªa una reflexi¨®n general sobre la ciencia y su acercamiento a la verdad que resulta pertinente. ¡°Pediatrics es una buena revista en su campo, pero no es ninguna autoridad¡±. Como todas las buenas revistas publica mejores y peores art¨ªculos. Ni las grandes revistas ni los cient¨ªficos famosos, prosegu¨ªa, tienen acceso garantizado a la verdad. ¡°La ciencia es un conjunto de teor¨ªas que compiten y se refuerzan en base a la evidencia que existe, y no a quien propone la teor¨ªa. Una idea de Stephen Hawking no es por s¨ª misma m¨¢s v¨¢lida de lo que pueda ser una idea de su estudiante de doctorado, depende de la evidencia que ambos produzcan. De hecho, en la ciencia, la autoridad puede suponer un obst¨¢culo al fortalecer ideas preconcebidas¡±. La Biblia, por el contrario, subrayaba, es dogma. Los creyentes no cuestionan su autoridad porque est¨¢ dictada por Dios. ¡°Por desgracia, una gran parte de la poblaci¨®n no tiene ni idea de lo que es el m¨¦todo cient¨ªfico (...). Como ciudadano, me parece fundamental comprender un poquito c¨®mo funciona la ciencia¡±. En otro mensaje destacaba que lo fant¨¢stico del m¨¦todo cient¨ªfico es que la autoridad la dan los experimentos que prueban o descartan hip¨®tesis. ¡°El valor del cientifico reside (simplemente) en definir experimentos adecuados y sintetizar los resultados objetivamente¡±. El caso de las supuestas pir¨¢mides muestra la necesidad de analizar los respaldos con que cuenta un hipot¨¦tico descubrimiento para evitar ser voceros de lo que puede ser finalmente una banal fanfarria. Estas precauciones sirven para evaluar su publicaci¨®n y, en caso de hacerlo, incluir, cuando las hay, las reservas prudentes de otros especialistas. Como se?alaba Almansa, sin confirmaci¨®n no hay descubrimiento y sin descubrimiento no hay noticia.
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