Un respiro para Portugal
La troika no ha tenido m¨¢s remedio que conceder un a?o m¨¢s, para cumplir con el objetivo del Pacto de Estabilidad
Sin crecimiento econ¨®mico no pueden sanearse las finanzas p¨²blicas. La econom¨ªa portuguesa confirma las evidencias al respecto. Portugal tampoco puede satisfacer los objetivos correspondientes establecidos en su programa de rescate por 78.000 millones de euros. A pesar de que su Gobierno no ha regateado esfuerzos para alcanzarlos, la continua recesi¨®n que sufre aquel pa¨ªs ha impedido la reducci¨®n significativa del d¨¦ficit p¨²blico. La Comisi¨®n Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo no han tenido m¨¢s remedio que conceder un a?o m¨¢s, hasta el 2014, para cumplir con el objetivo del 3% marcado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El Gobierno portugu¨¦s ha admitido que el objetivo de d¨¦ficit este a?o ser¨¢ finalmente del 5% del PIB, frente al 4,5% acordado.
Esas desviaciones, lejos de sorprender, son el resultado, de todo punto previsible, del debilitamiento del crecimiento econ¨®mico de los principales socios comerciales de Portugal con cuya demanda contaba su Gobierno para neutralizar la recesi¨®n que esa econom¨ªa sufre. No es posible, por muy obediente que sea un Gobierno, reducir de forma significativa el d¨¦ficit p¨²blico si la econom¨ªa contrae su PIB m¨¢s de un 3%, como lo har¨¢ la portuguesa solo en este a?o. El desempleo, por su parte, superar¨¢ al final del a?o el 15% y es probable que siga aumentando si la econom¨ªa mantiene la recesi¨®n en 2013.
El Gobierno podr¨ªa llegar a satisfacer sus reducciones de gasto p¨²blico, pero alcanzar los ingresos p¨²blicos previstos no depende solo de las intenciones de las autoridades: es necesario que la actividad econ¨®mica sobre la que giran las correspondientes figuras tributarias (el consumo o la generaci¨®n de rentas) no se desplomen. Y eso es lo que est¨¢ ocurriendo en Portugal, al igual que en las restantes econom¨ªas de la Eurozona embarcadas en esos voluntaristas programas de una mal entendida austeridad.
Para que no quepan dudas de la disciplina del Gobierno conservador, este acaba de anunciar un aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores y un descenso de las correspondientes a las empresas. El resultado m¨¢s expl¨ªcito de esa decisi¨®n ser¨¢ una contracci¨®n adicional de la renta disponible de las familias y un consecuente debilitamiento adicional de sus decisiones de gasto. Las empresas, sin embargo, no van a cambiar de forma significativa sus decisiones de empleo o de inversi¨®n por ese ahorro en costes si la demanda interna y externa siguen deprimidas. El resultado no ser¨¢ otro que una erosi¨®n en las ya muy da?adas condiciones de vida de los portugueses sin la compensaci¨®n del saneamiento esperado en las finanzas p¨²blicas.
Portugal es el caso m¨¢s representativo de que la asunci¨®n de la austeridad en solitario no aporta los resultados pretendidos. Esa flexibilizaci¨®n del objetivo de d¨¦ficit probablemente no ser¨¢ la ¨²ltima, acentuando la falta de verosimilitud que las pol¨ªticas presupuestarias est¨¢n generando no solo en los agentes econ¨®micos de los pa¨ªses que las practican, sino en el conjunto de la comunidad internacional, incluidos los inversores en bonos. La hora de corregir esos monocultivos depresivos hace tiempo que lleg¨®. Y la salida de la crisis en la Eurozona hace tiempo que demanda est¨ªmulos claros al crecimiento, que favorezcan tambi¨¦n el aumento de los ingresos p¨²blicos.
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