El toples de la princesa
Ni es de justicia ni cuadra con el c¨®digo deontol¨®gico de la profesi¨®n period¨ªstica difundir fotos ¨ªntimas de Kate Middleton
Kate Middleton brilla con luz propia. La prensa se ocupa constantemente de ella y ha aparecido en la portada de Vanity Fair con el t¨ªtulo Kate, la grande. Pero Kate es tambi¨¦n la esposa del heredero de la corona brit¨¢nica ¡ªsegundo en la sucesi¨®n tras el pr¨ªncipe Carlos¡ª. Los tiempos han cambiado tambi¨¦n para las monarqu¨ªas. Ahora, formar parte de la realeza m¨¢s vetusta de Europa comporta tambi¨¦n ejercer la condici¨®n de estrella de la prensa del coraz¨®n. Para lo bueno y para lo malo. El problema es que la prensa que se ocupa de las celebrities no es precisamente la que m¨¢s respeta la intimidad.
Poco despu¨¦s de publicarse unas fotos del pr¨ªncipe Harry desnudo en una fiesta en Las Vegas, la revista francesa Closer public¨® un reportaje en el que aparec¨ªa la princesa en toples en su residencia de la Provenza francesa. La familia real recurri¨® a los tribunales para evitar la difusi¨®n de esas im¨¢genes. El juez franc¨¦s le dio la raz¨®n y, aunque no orden¨® el secuestro de la publicaci¨®n, prohibi¨® a la revista difundir o vender esas fotos. A los pocos d¨ªas, sin embargo, otra revista, la italiana Chi, las public¨® tambi¨¦n en portada. La familia real brit¨¢nica se arriesga a tener que recurrir a un rosario de pleitos para impedir una difusi¨®n que es imposible parar, pues una vez en Internet, de poco sirven las sentencias judiciales.
Las revistas invocan la libertad de informaci¨®n. La familia real, el derecho a la intimidad y al honor. Ambos son derechos fundamentales, pero ninguno de los dos es absoluto. El derecho a la informaci¨®n prevalece sobre el derecho a la intimidad cuando se trata de un personaje p¨²blico y la informaci¨®n es de inter¨¦s general. Pero los famosos tambi¨¦n tienen derecho a la intimidad, incluso cuando comercian con su imagen. Tanto la jurisprudencia como los c¨®digos ¨¦ticos del periodismo establecen en qu¨¦ casos no es leg¨ªtimo traspasar el umbral de la privacidad. Algunas veces puede haber dudas, pero esta vez no: la princesa estaba en un espacio privado, en un momento de intimidad con el pr¨ªncipe Guillermo, y lo que hac¨ªa no ten¨ªa ninguna trascendencia para el resto de la humanidad. Las fotos, adem¨¢s, hab¨ªan sido robadas. No solo la justicia, sino tambi¨¦n la ¨¦tica period¨ªstica, indican que esas fotos no debieron publicarse.
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