¡°Aguirre, esa Juana de Arco liberal¡±
PIEDRA DE TOQUE. Defender, como lo hac¨ªa Esperanza Aguirre, el liberalismo, me parec¨ªa la manera m¨¢s r¨¢pida de precipitarse en la hoguera del desprestigio y la ruina. Mi equivocaci¨®n garrafal muestra sus m¨¦ritos
Debi¨® de ser all¨¢ por los a?os 1983 ¨® 1984. La concejala del Ayuntamiento de Madrid que acababa de hablar lo hab¨ªa hecho con una claridad y rotundidad infrecuentes en un pol¨ªtico y defendiendo ideas que no estaban para nada de moda. ¡°?Qui¨¦n es esta Juana de Arco espa?ola liberal?¡±, pregunt¨¦. La pregunta lleg¨® a sus o¨ªdos y, desde entonces, en todos estos a?os ¡ªlos de su extraordinaria carrera y, tambi¨¦n, los de nuestra amistad¡ª cada vez que la he visto, Esperanza Aguirre me ha recordado aquella an¨¦cdota. ?Por qu¨¦ Juana de Arco? Porque defender, como ella lo hac¨ªa, el liberalismo, me pareci¨® entonces la manera m¨¢s r¨¢pida de precipitarse en la hoguera del desprestigio y la ruina.
Que me equivocara de manera tan garrafal, muestra los altos m¨¦ritos de Esperanza Aguirre, que, ante la sorpresa general, acaba de anunciar su renuncia a la Presidencia de la Comunidad de Madrid y su retiro de la vida pol¨ªtica. No s¨®lo ha sido uno de los escasos pol¨ªticos de convicci¨®n de estos a?os en Espa?a; tambi¨¦n, uno de los m¨¢s populares, que m¨¢s elecciones ha ganado y que, en todos los cargos que ha ejercido ¡ªconcejala, senadora, ministra, presidenta del Senado y presidenta de la Comunidad¡ª, ha conseguido impulsar m¨¢s medidas y reformas de corte liberal, gracias a las cuales la provinciana capital de Espa?a de hace tres decenios es la metr¨®poli de hoy d¨ªa y la regi¨®n m¨¢s pr¨®spera, menos endeudada, una verdadera potencia industrial y la de vida cultural m¨¢s rica y diversificada de todo el pa¨ªs.
Con ella al frente del Gobierno jam¨¢s se hubiera hundido Espa?a en la crisis que hoy padece
La vamos a echar mucho de menos. Todos. Los que, como yo, la admir¨¢bamos y nos hubiera gustado verla llegar a la Presidencia del Gobierno, convencidos de que, con ella al frente, jam¨¢s se hubiera hundido Espa?a en una crisis como la que hoy padece, y tambi¨¦n sus adversarios, a los que deja hoy en la orfandad, sin tener alguien a quien odiar y atacar con la sa?a con que se encarnizaron contra ella (ayudados a veces por los micr¨®fonos indiscretos), que se les enfrentaba sin complejos de inferioridad, respondiendo a los insultos con ideas, sin perder nunca las buenas formas y derrot¨¢ndolos siempre en las urnas.
Esperanza Aguirre libr¨® en todos estos a?os un doble combate. Contra una izquierda dura, dogm¨¢tica y vanidosa que se cre¨ªa due?a no s¨®lo de la verdad ideol¨®gica, sino tambi¨¦n de la compasi¨®n, de la solidaridad y de la ¡°justicia social¡± y contra una derecha conservadora y ultra, acomplejada y acobardada frente a la izquierda, desconfiada del mercado y la apertura econ¨®mica, favorable al rentismo y con m¨¢s intereses que convicciones y principios. Ninguna de estas dos fuerzas pudieron derrotarla pero le hicieron la vida dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, y la obligaron muchas veces a hacer verdaderos prodigios de t¨¢ctica pol¨ªtica ¡ªsimulacros y fintas de concesiones, supuestos pasos atr¨¢s a fin de saltar adelante¡ª para no verse acorralada en lo personal, y, sobre todo, hacer avanzar los principios liberales b¨¢sicos de recortar el intervencionismo estatal en la vida econ¨®mica y social y privatizar en todo lo posible tanto la creaci¨®n de riqueza como las instituciones y la vida ciudadana.
En su famosa distinci¨®n entre el ¡°pol¨ªtico de convicci¨®n¡± y el ¡°pol¨ªtico de responsabilidad¡± de 1919, Max Weber matiz¨® que no se deb¨ªa entender esta diferencia como una antinomia sin remedio, y que hab¨ªa casos, infrecuentes sin duda, en que un pol¨ªtico era capaz de conciliar ambas opciones. Una de esas excepciones ha sido Esperanza Aguirre. Nunca perdi¨® de vista los principios liberales a los que se adhiri¨® cuando era todav¨ªa muy joven; pero, a lo largo de su carrera pol¨ªtica, la experiencia le mostr¨® que la democracia no tolera la rigidez doctrinaria, pues la realidad es siempre m¨¢s sutil y compleja que las teor¨ªas que pretenden exhibirla, y que las ideas que no son capaces de adaptarse a la realidad terminan siempre por conseguir resultados opuestos a los que persiguen. En muchos momentos de su vida pol¨ªtica, Esperanza Aguirre accedi¨® a iniciativas re?idas con sus convicciones, porque no hab¨ªa m¨¢s remedio, o para salvar al menos parcialmente su propia agenda. Pero, lo importante, a la hora de juzgar de manera de global su gesti¨®n, haciendo las sumas y las restas, es que nadie podr¨¢ negar que en toda su trayectoria aquellas son mucho m¨¢s numerosas que estas, y que por eso de ella se puede hacer el mejor elogio de un gobernante: que dej¨® la Comunidad de la que fue responsable mucho ¡ªmuch¨ªsimo¡ª mejor de como la encontr¨®.
Quisiera destacar su apoyo a los exiliados y perseguidos pol¨ªticos de Cuba
Quisiera destacar un aspecto admirable de la pol¨ªtica de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid: el apoyo a los exiliados y perseguidos pol¨ªticos de Cuba. Ellos han sido siempre los parientes pobres entre todos los latinoamericanos que han debido dejar sus pa¨ªses por las amenazas y el acoso de que eran v¨ªctimas de parte del poder. Como, por una de esas aberraciones ideol¨®gicas de la que est¨¢ repleta la ¨¦poca en que vivimos, la Revoluci¨®n Cubana, pese al m¨¢s de medio siglo de ruina econ¨®mica y dictadura pol¨ªtica que ha significado para la isla, sigue gozando de una cierta intangibilidad moral ante la izquierda, el centro e incluso sectores de derecha, los exiliados cubanos han padecido de la indiferencia y a veces de la abierta hostilidad de los gobiernos democr¨¢ticos espa?oles. La excepci¨®n, en esto, ha sido, gracias a Esperanza Aguirre, la Comunidad madrile?a, que ha ayudado a muchos de ellos a encontrar trabajo, a obtener los permisos correspondientes y a sobrellevar las inevitables penalidades del destierro.
Cuando fue ministra de Educaci¨®n y Cultura del primer Gobierno del Partido Popular, la enemistad hacia Esperanza Aguirre de artistas, escritores, cineastas, periodistas, profesores, fue enorme y el ensa?amiento contra lo que hac¨ªa y dec¨ªa no conoci¨® l¨ªmites, sobre todo de los caricaturistas a los que, la inmutable calma con que la ministra ejerc¨ªa su funci¨®n como si la tempestad no fuera con ella, atizaba la ferocidad. A juzgar por las barbaridades que le dec¨ªan y atribu¨ªan, la educaci¨®n y la cultura en Espa?a hab¨ªan ca¨ªdo en manos de una antrop¨®faga, o poco menos. ?Vaya injusticia! Pocos pol¨ªticos he conocido que tengan m¨¢s respeto por el trabajo creativo ¡ªart¨ªstico o intelectual¡ª que Esperanza Aguirre y que hayan hecho m¨¢s esfuerzos que ella, en su vida privada, en los escasos recreos que le deparaba su enloquecedora agenda de trabajo, para leer, asistir a conciertos o exposiciones y estar enterada del ir y venir de la vida cultural. Y, tambi¨¦n, que haya llevado ese respeto al extremo de no haber querido nunca instrumentalizar las actividades art¨ªsticas en provecho personal.
Y, sin embargo, discretamente, lo que ella ha hecho para impulsar la vida cultural en su esfera de influencia ha sido enorme. A ella se debe, en buena parte, que en las ¨²ltimas d¨¦cadas la oferta cultural en la comunidad madrile?a se haya multiplicado por diez, dejando muy rezagadas a todas las otras ciudades y regiones de Espa?a, entre ellas a Catalu?a, que en los a?os sesenta o setenta era la capital cultural de Espa?a, y que esta vida cultural sea libre, diversa, m¨²ltiple, y, en ella, la iniciativa privada coexista con la p¨²blica.
?Por qu¨¦ ha renunciado a la pol¨ªtica precisamente en este momento? En los ¨²ltimos dos d¨ªas he sentido v¨¦rtigo leyendo todas las especulaciones al respecto. Que porque se le hab¨ªa reproducido el c¨¢ncer que padeci¨® hace un par de a?os, que por discrepancias irreductibles con la pol¨ªtica econ¨®mica de Mariano Rajoy, que por querellas y animosidades en su propio partido, y otras todav¨ªa m¨¢s fantasiosas. Aunque no tengo ninguna otra informaci¨®n que las que he le¨ªdo en la prensa, creo que nada de eso es cierto. Y que probablemente dijo la verdad en su comparecencia televisiva: que hab¨ªa llegado el momento de retirarse para dar paso a gente m¨¢s joven, que, despu¨¦s de 30 a?os de estar en la intensa brega pol¨ªtica, quer¨ªa poder dedicarse un poco m¨¢s a esa familia que con tanta paciencia y generosidad la ha apoyado en estos a?os y la ha visto tan poco. Saber retirarse a tiempo, no enquistarse en el poder, ceder la posta a la nueva generaci¨®n, forma parte, tambi¨¦n, de la filosof¨ªa (y la coherencia) liberal.
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? Mario Vargas Llosa, 2012.
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