Presupuesto cre¨ªble
El Gobierno subestima el impacto de la crisis sobre las cuentas p¨²blicas este a?o y el pr¨®ximo
El Presupuesto para 2013 exigir¨¢ al Gobierno otro plan de recorte del gasto p¨²blico de compleja y dolorosa aplicaci¨®n. Est¨¢ pendiente un ajuste de 25.000 millones en el marco econ¨®mico de una recesi¨®n que todav¨ªa ser¨¢ intensa (probablemente en torno al 1% de contracci¨®n del PIB) el a?o pr¨®ximo. La pol¨ªtica presupuestaria del Gobierno est¨¢ en un momento cr¨ªtico. Las estimaciones m¨¢s ajustadas indican que Espa?a no cumplir¨¢ este a?o el objetivo de d¨¦ficit, con una probabilidad alta de que se sit¨²e en torno al 7% del PIB, y este incumplimiento tendr¨ªa una mala acogida entre los inversores. El presupuesto de 2013 es una oportunidad irrepetible para que el Gobierno aclare su confuso programa de estabilidad econ¨®mica hasta 2014 y explique c¨®mo piensa efectuar un nuevo ajuste el a?o pr¨®ximo.
Las dificultades de la pol¨ªtica presupuestaria parten de dos problemas graves que hasta ahora el Gobierno no ha sabido resolver. El primero es el peso asfixiante de los intereses de la deuda, que en el ejercicio de 2013 ser¨¢ la partida mayor de gasto presupuestario, por delante de los gastos de personal. Con una carga financiera de 38.000 millones de euros, cualquier pol¨ªtica econ¨®mica con base en el Presupuesto queda simplemente anulada y reduce la pol¨ªtica econ¨®mica a la ¨ªmproba tarea de encontrar nuevas partidas donde aplicar recortes del gasto p¨²blico.
Pero el segundo problema da?a m¨¢s si cabe la credibilidad de la pol¨ªtica presupuestaria espa?ola. El Ministerio de Hacienda est¨¢ subestimando los efectos de la recesi¨®n econ¨®mica sobre las cuentas p¨²blicas. Por ejemplo, es evidente que sus proyecciones iniciales para 2013 sobre el desempleo son excesivamente optimistas. La tasa de paro, prevista para este a?o en el 24,3%, ya ha superado ese cota en el segundo trimestre y probablemente subir¨¢ algo m¨¢s el a?o pr¨®ximo. La presi¨®n sobre el Presupuesto de esta escalada del paro invalida el plan de estabilidad del Gobierno.
En otras palabras, el Presupuesto para 2013 (que en ning¨²n caso deber¨ªa subordinarse a las exigencias electorales auton¨®micas) no podr¨¢ cumplir las exigencias de estabilidad, lastradas adem¨¢s por el probable incumplimiento del objetivo en 2012, si no se aplican nuevas decisiones de pol¨ªticas de recorte del gasto. Una vez subido el IVA, queda poco margen para nuevas subidas tributarias: impuestos especiales y poco m¨¢s. Parece el momento de aportar otras estrategias, hasta ahora infrautilizadas. Una de ellas consistir¨ªa en olvidar la fracasada amnist¨ªa fiscal e intensificar la lucha contra el fraude fiscal. O reducir las bonificaciones y exenciones vigentes en el sistema fiscal, cuya efectividad es discutible.
Es necesario que el Gobierno plantee unas cuentas p¨²blicas que corrijan esa infravaloraci¨®n de la crisis sobre los gastos y los ingresos p¨²blicos. Es la condici¨®n para que el Presupuesto resulte cre¨ªble, para los ciudadanos, para los mercados y para las autoridades europeas.
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