El gran polarizador

Hugo Ch¨¢vez no parece nervioso en el tramo final de la campa?a de las elecciones en las que el pr¨®ximo 7 de octubre piensa confirmar su cuarto mandato como presidente de Venezuela. Aunque con cifras dispares, a algo menos de dos semanas de la cita con las urnas los sondeos le dan generalmente como ganador. Y, sin embargo, Ch¨¢vez sigue tensando la cuerda, incluso con insoportables amenazas de que se desatar¨¢ una ¡°guerra civil¡± si pierde. Sabe que la estrategia de la tensi¨®n m¨¢xima, del temor a la inestabilidad, juega a su favor, porque moviliza a sus seguidores e infunde el miedo entre sus detractores.

Esta es una campa?a con una elevada polarizaci¨®n pol¨ªtica, de personalidades. Frente a ¨¦l est¨¢ el joven y en¨¦rgico Henrique Capriles, a la cabeza de una oposici¨®n que le disput¨® la mayor¨ªa en la Asamblea Nacional en 2010. Y, sin embargo, la confrontaci¨®n de los programas electorales es menor. Capriles y su Mesa de la Unidad Democr¨¢tica (MUD), como ¨¦l mismo explica, se ubica ¡°viendo hacia la izquierda¡±, aunque cree que el debate ideol¨®gico cl¨¢sico est¨¢ superado, y apoya ¡°programas sociales fuertes, sin chantajes pol¨ªticos¡± en materia de sanidad, alimentaci¨®n, educaci¨®n, vivienda y lucha contra la pobreza.

Parece como si a Ch¨¢vez, que ha contado con muchos recursos, desde el petr¨®leo a la expropiaci¨®n de tierras, no le pasaran factura tras 13 a?os en el poder su desastrosa gesti¨®n de la econom¨ªa y una inseguridad ciudadana desbocada y aterradora. Ni incluso su enfermedad: sigue manteniendo su fuerza, con una oratoria populista pero eficaz.

A pesar de ello, el presidente se ha mostrado vulnerable. Y eso lo saben hoy todos en Venezuela. La oposici¨®n, claro, y los chavistas en general, y los que le rodean en particular. Pese a que el mandatario se proponga gobernar hasta 2019, hay probabilidades de que estas sean las ¨²ltimas elecciones del ex teniente coronel. Incluso si gana el 7 de octubre, la cuesti¨®n que se plantea de antemano es: ?Y despu¨¦s? Ch¨¢vez amenaza con la inestabilidad. Pero Venezuela debe salir de esta dualidad amigo-enemigo y de las acusaciones cruzadas de golpismo, y construir la democracia de ma?ana. La gesti¨®n del resultado de las elecciones deber¨ªa contribuir a conseguirlo y superar una polarizaci¨®n que no ayudar¨¢ al pa¨ªs a salir de sus problemas.