Parece que toca defender a los pol¨ªticos...
Hay que rescatar su reputaci¨®n, recuperar el afecto de la ciudadan¨ªa
Me vienen de repente a la cabeza algunas im¨¢genes que han contribuido innecesariamente a calentar el ¨²ltimo arre¨®n de nuestro largo y t¨®rrido verano.
Se inaugura el curso acad¨¦mico en la Aut¨®noma de Madrid y la oposici¨®n, lo que podr¨ªamos llamar el frente progresista, en protesta por los recortes educativos boicotea la inauguraci¨®n; dos pancartas sobresalen en la contestaci¨®n, la mayor y m¨¢s contundente: ¡°los pol¨ªticos a la hoguera¡±, la otra un fijo universitario: ¡°fuera la empresa de la Universidad¡±. Dif¨ªcil asociar el contenido de ambas con la naturaleza de la izquierda. Inquietante esa separaci¨®n entre academia y empresa, suicida esa funesta reivindicaci¨®n de incinerar ¡ªaunque solo sea metaf¨®ricamente¡ª a los pol¨ªticos, a ¡°nuestros¡± pol¨ªticos.
Lo segundo que recuerdo es m¨¢s festivo, qui¨¦n sabe, quiz¨¢s menos trascendente. Estamos en un concurso de Ladys o de Misses, que no recuerdo bien y se repite la pregunta can¨®nica: ¡°?Qu¨¦ sue?o querr¨ªas ver cumplido?¡±. Ya no se contesta lo de siempre: ¡°la paz en el mundo¡±, una joven de aspecto francamente saludable se arranca con lo siguiente: ¡°Echar a todos los pol¨ªticos, y poner a otros que no cobren nada¡±. La ovaci¨®n, como ustedes comprender¨¢n, es atronadora. Bueno, no es tan grave, la edad y el ambiente festivo justifican la indulgencia y minimizan la trascendencia. Pero es que al d¨ªa siguiente y en un acto solemne uno de los m¨¢ximos responsables pol¨ªticos de este pa¨ªs propone rebajar los diputados a la mitad y no remunerar a los nuevos. Bonita manera de ennoblecer el oficio: ¡°sobran, como poco la mitad, y lo que hac¨¦is no vale ni un duro¡±. Me recuerda aquello de Juan XXIII, cuando le preguntaron cu¨¢ntos trabajaban en el Vaticano, ¡°m¨¢s o menos la mitad¡±, contest¨®.
Es curiosa esta vocaci¨®n de autodeslegitimaci¨®n, atr¨¢s queda la famosa ¡°carta del pueblo¡± de 1837, origen del cartismo y en realidad de todo el movimiento sociopol¨ªtico ingl¨¦s, una de cuyas principales reivindicaciones era ¡°sueldo anual para los diputados que posibilitase a los trabajadores el ejercicio de la pol¨ªtica¡±. Veinte a?os no es nada, y 200 tampoco.
Hacen muy poca falta la pol¨ªtica verbenera y el sindicato espect¨¢culo
Vamos a ver, a lo mejor ayuda lo que podr¨ªamos llamar ¡°el foro alternativo¡±. Su m¨¢s famoso, carism¨¢tico y medi¨¢tico representante es el SAT (ser¨ªa interesante, eso s¨ª, entre par¨¦ntesis, conocer, adem¨¢s de su presencia televisiva, su presencia en las empresas andaluzas, pues resulta que es un sindicato andaluz de trabajadores), escarbando en sus m¨¢s recientes declaraciones descubrimos sus fundamentos pol¨ªticos, que est¨¢n en: Jesucristo, Ernesto Guevara, Gandhi, John Lennon y Camar¨®n de la Isla. Sic.
Estamos rodeados.
Y la verdad es que nuestros pol¨ªticos nos pueden caer mejor o peor, que habr¨¢ o no habr¨¢ crisis de liderazgo... pero de esta, queridos amigos, o nos sacan los pol¨ªticos o no nos saca nadie. Los pol¨ªticos o si ustedes prefieren lo que podr¨ªamos llamar: ¡°El frente institucional¡±. Y, por ende, lo primero que hay que rescatar, ¡ªel primer objetivo¡ª, es su reputaci¨®n, es la recuperaci¨®n del afecto y de la comprensi¨®n de la ciudadan¨ªa.
La desafecci¨®n actual, obviamente no cae del cielo, responde a la percepci¨®n de que los pol¨ªticos nacionales carecen de capacidad para gestionar la crisis, la gesti¨®n es ajena a su voluntad: ¡°la imponen desde afuera¡±. La combinaci¨®n de un sufrimiento extenso e intenso de la poblaci¨®n y la impotencia pol¨ªtica, explica suficientemente la desafecci¨®n, el abatimiento, la resignaci¨®n y la ira social.
No es que nada sea muy sencillo. Pero nuestra generaci¨®n cre¨ªa algunas cosas. La primera que no era cierto aquello de Margaret Thatcher de que solo quedan ¡°familias e individuos¡±. Pens¨¢bamos que adem¨¢s de la familia e individuos, estaba el Estado, y pens¨¢bamos tambi¨¦n que era cierto aquello que dec¨ªa Keynes ¡°la naturaleza y la condici¨®n de una econom¨ªa capitalista no puede entenderse sin la ineficiencia y la inestabilidad inevitablemente asociadas a ella¡±. Y, por lo tanto, para atenuar la inestabilidad y evitar, en lo posible, la ineficiencia era necesaria la regulaci¨®n externa, la presencia del Estado que impulsara una pol¨ªtica de cohesi¨®n basada en unos prop¨®sitos colectivos. Se pensaba que esta cohesi¨®n era la antesala de la eficiencia econ¨®mica, y que era imposible que naciera del propio sistema, reinaba aqu¨ª la conocida paradoja de G?del: ¡°No se puede esperar que los sistemas resuelvan sus problemas sin intervenci¨®n externa¡±. Y esta intervenci¨®n externa, a los efectos que ahora nos preocupan, se llama ¡°pol¨ªtica¡±, y los llamados a alumbrarla se llaman pol¨ªticos y su alumbramiento ¡ªinsisto¡ª sin reputaci¨®n social est¨¢ necesariamente abocado al fracaso.
Lo que de verdad hace menos falta es que agotemos nuestras energ¨ªas en regresar a la tribu
Por lo tanto, el reforzamiento del ¡°frente institucional¡±: Gobierno, oposici¨®n, CC AA, corporaciones locales, Poder Judicial, partidos pol¨ªticos, sindicatos, organizaciones empresariales etc... etc... estimo que es un requisito imprescindible para una gesti¨®n seria, responsable y eficaz de la crisis (o de la mutaci¨®n econ¨®mica que padecemos, m¨¢s que crisis). Es muy dif¨ªcil domesticar al capitalismo monetario, todo es muy complejo y se llega incluso a comprender que a menudo las declaraciones pol¨ªticas sean justamente eso, declarativas, que no operativas. Son cosas que a menudo no dependen solo de los pol¨ªticos y se comprende la turbaci¨®n. Pero hay cosas que dependen exclusivamente de ellos, hay cosas esencialmente pol¨ªticas y de su eficaz funcionamiento son responsables los pol¨ªticos sin atenuante ni eximente alguno. Son responsables del funcionamiento ordenado, cooperativo y arm¨®nico de los distintos poderes del Estado, son responsables, y se trata de una responsabilidad esencial que determina la propia posibilidad de salida, porque lo que importa es que se diga de nosotros: ¡°Miren ese pa¨ªs est¨¢ mal y est¨¢ mal de verdad, su herida en el empleo va a tardar mucho en cicatrizar, pero es un pa¨ªs serio, sabe lo que quiere, sus instituciones funcionan e intenta actuar de manera razonable, ordenada y cooperativa. Ese pa¨ªs, merece la pena¡±.
Y para ello hacen falta, y mucha, los pol¨ªticos, hacen falta y mucha, sindicalistas y l¨ªderes empresariales, y la verdad es que hacen muy poca falta la pol¨ªtica verbenera y el sindicato espect¨¢culo. Y lo que de verdad hace menos falta es que agotemos nuestras energ¨ªas en regresar a la tribu, en debates emotivos y viscerales de eficacia m¨¢s que dudosa que muy rara vez registran realidad. Ya saben ustedes aquello que dec¨ªa Guillermo de Ockan: ¡°No se pueden considerar reales m¨¢s cosas que las estrictamente necesarias¡±.
Marcos Pe?a es presidente del Consejo Econ¨®mico y Social de Espa?a (CES).
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