Catalu?a: claridad y di¨¢logo
Buscar una salida corresponde a todos pero la mayor responsabilidad recae sobre PP y CiU
Muchos ciudadanos nos preguntamos si la manifestaci¨®n del pasado d¨ªa 11 en Barcelona abri¨® el camino hacia la independencia de Catalu?a. Fueran los que fueran los asistentes a la manifestaci¨®n, en todo caso muchos, esta reflej¨® el fuerte sentimiento soberanista de amplios sectores de la sociedad catalana. Los recortes y los ajustes, en definitiva, las pol¨ªticas antisociales de la Generalitat, que estaban en la mente de muchos manifestantes, no pueden ocultar el crecimiento de este sentimiento que, a la vista de los ¨²ltimos acontecimientos, ha servido de apoyo para que Converg¨¨ncia i Uni¨®, de modo oportunista, ponga en marcha una hoja de ruta soberanista, con elecciones anticipadas y plebiscitarias y con un Artur Mas, que, tras un balance de dos a?os de gobierno, que se resume en dejar una Catalu?a m¨¢s dividida, m¨¢s empobrecida, menos cohesionada y con menos influencia, ahora pretende presentarse como el Mois¨¦s que quiere conducir a su pueblo a la tierra prometida, un objetivo tan confuso en su recorrido como incierto en su final. Ya tuvimos un precedente en el plan Ibarretxecon el desenlace que todos conocemos.
Pero el hecho de que haya una utilizaci¨®n oportunista de una realidad no nos puede llevar a desconocerla. Tenemos un problema y tenemos que afrontarlo. Y a una huida hacia delante del nacionalismo catal¨¢n no cabe responder con el enroque y la cerraz¨®n del ¡°nacionalismo¡± espa?ol. Desde hace tiempo no le hemos venido dando la importancia debida a lo que estaba ocurriendo: el aumento de la desafecci¨®n de muchos catalanes hacia Espa?a y de muchos espa?oles hacia Catalu?a.
No hay salidas ni soluciones unilaterales o planteadas desde la fuerza
A lo largo de estos ¨²ltimos a?os, ha habido actitudes que alimentaron irresponsablemente este rec¨ªproco desapego. De mi etapa como presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, no olvido las continuas iniciativas anticatalanas presentadas por el PP en el Parlamento andaluz, como tampoco puedo dejar de recordar las declaraciones de dirigentes nacionalistas catalanes menospreciando a Andaluc¨ªa y Extremadura para justificar un falso victimismo catal¨¢n. Es cierto, tambi¨¦n, que todo el proceso de tramitaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a no fue especialmente afortunado y que la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el mismo vino a frustrar las expectativas que el Estatuto abri¨® sobre el autogobierno y el reforzamiento de la identidad catalana a trav¨¦s de sus propias instituciones. Nos guste m¨¢s o nos guste menos, la realidad es que a partir de la sentencia del TC, el Estatuto dej¨® de ser una norma fundamental de referencia para una parte muy importante de catalanes, probablemente mayoritaria.
Es cierto que la manifestaci¨®n parti¨® de una iniciativa civil. Con oportunismo, Converg¨¨ncia i Uni¨® se sube al carro para ponerse al frente del sentimiento independentista, estableciendo una cortina de humo para contrarrestar el malestar social por los recortes y ajustes; tratando de legitimar la reivindicaci¨®n del pacto fiscal y reforzando su posici¨®n ante las elecciones anticipadas. Es decir, el peor camino para buscar una salida razonable para el problema. Buscar una salida corresponde a todos, pero la mayor responsabilidad recae sobre los Gobiernos del PP y de CiU. Si durante los ¨²ltimos meses ambos partidos han sabido ponerse de acuerdo en ajustes, recortes y rescate, es imperativo el di¨¢logo entre ellos para afrontar esta situaci¨®n. Hay que hablar, dialogar y negociar. No soy un ingenuo y, en consecuencia, soy consciente de que un di¨¢logo de esta trascendencia provocar¨¢, sin duda, una gran sensibilidad ciudadana que los partidos pol¨ªticos van a analizar por su indudable impacto electoral. Unas elecciones como las del 25 de noviembre, a las que se les quiere dar un inequ¨ªvoco tinte plebiscitario, retrasar¨¢n el di¨¢logo, pero, aunque lo dudo, pueden servir para fijar posiciones con claridad, que es precisamente el requisito para un di¨¢logo sincero y profundo.
Es necesaria, pues, una mayor claridad, una mayor transparencia, si de verdad se quiere dar la palabra a la ciudadan¨ªa. Pero, adem¨¢s, debe existir un compromiso serio para el di¨¢logo y la negociaci¨®n. En mi opini¨®n, no hay salidas o soluciones unilaterales o planteadas desde la fuerza. La secesi¨®n o la independencia no es viable ni pol¨ªtica ni constitucionalmente. Soluciones como las que pretenden algunos sectores de la derecha de resolver el problema revisando a la baja el Estado auton¨®mico representar¨ªan una marcha atr¨¢s que, adem¨¢s, resultar¨ªa inaceptable para la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas.
El marco general, de partida, para abordar el problema lo tenemos delante: la Constituci¨®n espa?ola y el Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a. En este marco general, ?es posible un modelo de Estado federal para Espa?a? S¨ª, si prescindimos de actitudes dogm¨¢ticas e inmovilistas. Cuando oye hablar de federalismo, la derecha espa?ola se rasga las vestiduras, pero conviene recordar que algunos de los pa¨ªses m¨¢s avanzados del mundo, como Estados Unidos, Canad¨¢, Alemania, o Australia son Estados federales, como lo son algunos de los principales pa¨ªses emergentes como Brasil.
Desde el PSOE (partido federal) y el PSC defendemos que el modelo federal es la mejor salida pol¨ªtica e institucional para Espa?a y para la mejor integraci¨®n de Catalu?a en ella, para una eficaz cohesi¨®n territorial y la convivencia entre todos los espa?oles. Es el mejor ant¨ªdoto contra la marcha atr¨¢s centralista y contra aventuras como la secesi¨®n y la independencia.
Desde el PSOE y el PSC defendemos que el modelo federal es la mejor salida pol¨ªtica e institucional para Espa?a
Trazar una hoja de ruta sensata requerir¨ªa, como una cuesti¨®n previa, definir con claridad, para mayor tranquilidad de todos, lo que entendemos por Estado federal, c¨®mo debe funcionar y si el federalismo fiscal es un buen sistema de financiaci¨®n para el conjunto de Espa?a. Pero ya tenemos una gran parte del camino andado: el Estado de las autonom¨ªas es un Estado, en muchos aspectos, cuasi federal que se construy¨® a partir de la Constituci¨®n. Para avanzar en esa direcci¨®n, entre otros pasos, debemos convertir de una vez el Senado en una aut¨¦ntica C¨¢mara de representaci¨®n territorial y de primera lectura para las leyes e iniciativas auton¨®micas. Los mecanismos bilaterales y multilaterales entre los territorios y el Gobierno del Estado debe reformarse para contribuir a la conformaci¨®n de la voluntad del Estado, especialmente en el seno de la Uni¨®n Europea.
Y, por supuesto, hay que abordar el tema, dif¨ªcil en cualquier Estado complejo, de la financiaci¨®n territorial. La crisis econ¨®mica hace dif¨ªcil en estos momentos aportar m¨¢s recursos al sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, pero debemos llegar a un acuerdo sobre cu¨¢ndo abordar un nuevo sistema. La Conferencia de Presidentes auton¨®micos tiene mucho que decir al respecto. Pero s¨ª me gustar¨ªa se?alar que, si el pacto fiscal reivindicado por CiU conduce al concierto econ¨®mico en Catalu?a, ello har¨ªa inviable el futuro econ¨®mico de Espa?a. Es m¨¢s, concebido de esta forma, el pacto fiscal es incompatible con un modelo de federalismo fiscal, que debe tener en cuenta los intereses del conjunto. Conviene repasar el Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a, por cierto, apoyado por CiU y Artur Mas.
Lo que tenemos por delante no es f¨¢cil, pero tampoco lo fue el camino recorrido en el nacimiento y en el desarrollo del Estado de las autonom¨ªas, uno de los grandes aciertos de nuestra democracia, sobre todo, a la hora de resolver problemas hist¨®ricos. Y ahora estamos ante uno de ellos.
Manuel Chaves Gonz¨¢lez fue presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. Es diputado socialista del Congreso por C¨¢diz.
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