En defensa del federalismo
El debate sobre el Estado federal deber¨ªa dejar de lado los agravios y buscar las mejores respuestas
La multitudinaria manifestaci¨®n en Barcelona bajo el lema ¡°Catalu?a, un nuevo Estado en Europa¡±, y la convocatoria de elecciones en clave soberanista por parte de Artur Mas, han generado un nuevo escenario pol¨ªtico donde se plantea abiertamente la posibilidad de que Catalu?a deje de formar parte de Espa?a. Los que creemos que tal opci¨®n supondr¨ªa una cat¨¢strofe en t¨¦rminos pol¨ªticos, econ¨®micos y de cohesi¨®n social, tanto para Catalu?a como para Espa?a ¡ªque no puede concebirse como tal sin aqu¨¦lla¡ª debemos hacer un gran esfuerzo por evitar un choque de trenes. Esto exige huir de las grandes declaraciones, y proponer f¨®rmulas de entendimiento que permitan evitar la ruptura. Y reconocer, igualmente, que el encaje de Catalu?a en Espa?a es un problema estructural, de naturaleza constitucional, y como tal debe ser afrontado de manera racional, con voluntad pol¨ªtica de alcanzar acuerdos por ambas partes, susceptibles de ser traducidos jur¨ªdicamente en una cada vez m¨¢s imprescindible reforma de la Constituci¨®n de 1978.
Para afrontar este enorme desaf¨ªo, la teor¨ªa y la pr¨¢ctica del federalismo como t¨¦cnica de distribuci¨®n del poder y de integraci¨®n pol¨ªtica resulta fundamental. Espa?a, como Europa, ser¨¢ federal o no ser¨¢. El principal problema que plantea la apertura de un debate sobre el federalismo es que no siempre se entiende de la misma manera. Baste recordar que si en el contexto revolucionario franc¨¦s, federalismo era un t¨¦rmino que se vinculaba a la disgregaci¨®n y a la destrucci¨®n de la unidad nacional, en Estados Unidos, el federalismo se conceb¨ªa como una t¨¦cnica de integraci¨®n y centralizaci¨®n frente a las tesis confederales. Lamentablemente, en nuestro ¨²ltimo proceso constituyente prevaleci¨® una visi¨®n negativa, similar a la francesa, y por ello se rechaz¨® expresamente. Como alternativa se sentaron las bases de un Estado Auton¨®mico, sin que en el texto constitucional se adoptaran las decisiones b¨¢sicas relativas a qu¨¦ entes conformar¨ªan ese Estado, y m¨¢s importante, cu¨¢l ser¨ªa el reparto de competencias entre ellos y los poderes centrales, ni tampoco, obviamente, cu¨¢l ser¨ªa su sistema de financiaci¨®n. Desde una perspectiva jur¨ªdica el modelo adolece, por su apertura indefinida, de falta de rigor y de estabilidad. Desde una perspectiva pol¨ªtica, el panorama actual demuestra que no ha servido para satisfacer las demandas de un significativo n¨²mero de ciudadanos de Catalu?a.
En este contexto, ha llegado la hora de reemplazar el modelo auton¨®mico por uno aut¨¦nticamente federal. Y aunque es cierto que existen diversas modalidades de federalismo, no lo es menos que todas tienen unos elementos comunes. Todo Estado Federal se sustenta en una determinada cultura pol¨ªtica, la del pacto y el entendimiento que da lugar a la lealtad federal y en una Constituci¨®n federal. La Constituci¨®n federal establece qui¨¦nes son los Estados miembros y que competencias tienen; atribuye a un ¨®rgano independiente la facultad de resolver, conforme a criterios jur¨ªdicos y no de oportunidad, las controversias entre los Estados miembros y la Federaci¨®n; y define tambi¨¦n con claridad el sistema de financiaci¨®n de los Estados miembros y de la Federaci¨®n.
Ha llegado la hora de reemplazar el modelo auton¨®mico por uno aut¨¦nticamente federal
La apertura de un debate pol¨ªtico sobre la reforma de la Constituci¨®n en clave federal debiera dejar de lado sentimientos y agravios, y centrarse en buscar las mejores respuestas a los interrogantes mencionados. Y ello, teniendo presente los dos objetivos b¨¢sicos del federalismo: lograr un funcionamiento m¨¢s eficaz del Estado y una mejor prestaci¨®n de los servicios al ciudadano; y fortalecer la integraci¨®n pol¨ªtica al garantizar la diversidad y el autogobierno de los Estados miembros. Esto requiere, en primer lugar, determinar cu¨¢ntos Estados deber¨ªan componer el Estado Federal espa?ol partiendo de que 17, seguramente, son demasiados. Exigir¨ªa, a continuaci¨®n, analizar qu¨¦ competencias debe ejercer el poder central y cu¨¢les los Estados miembros, con objeto de atribuir la competencia a quien pueda ejercerla de forma m¨¢s eficaz y a menor coste. Y ello sin olvidar que muchas competencias han sido cedidas, y otras deber¨¢n serlo en el futuro, a las instituciones europeas. Y por ¨²ltimo, implicar¨ªa alcanzar un acuerdo sobre el mecanismo de financiaci¨®n que, basado en el inexcusable principio de solidaridad, podr¨ªa incluir el principio de ordinalidad tal y como lo entiende el Tribunal Constitucional alem¨¢n para evitar que tras las transferencias de nivelaci¨®n, los Estados de mayores ingresos pierdan posiciones en lo que se refiere a capacidad de gasto.
El reto de quienes defendemos el mantenimiento de la unidad del Estado es ofrecer a los ciudadanos de Catalu?a, un proyecto ilusionante de encaje en nuestro Estado Constitucional. Con una Constituci¨®n federal, Catalu?a podr¨ªa contar con estructuras de Estado, las propias de un Estado miembro, y podr¨ªa mejorar su financiaci¨®n. Ahora bien, el pacto federal supondr¨ªa el abandono de objetivos independentistas y veleidades secesionistas. El pacto federal, que tendr¨ªa que ser refrendado por el pueblo espa?ol en el refer¨¦ndum preceptivo que el art¨ªculo 168 exige para la reforma constitucional, contribuir¨ªa adem¨¢s a insuflar savia viva en la Constituci¨®n. La reforma de la Constituci¨®n en clave federal deber¨ªa aprovecharse tambi¨¦n para adaptarla al estadio actual de la integraci¨®n europea cuyo horizonte ¨²ltimo es igualmente federal.
Javier Tajadura Tejada es profesor titular de Derecho Constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.