Luces y sombras policiales
Detienen a un joven que pretend¨ªa atentar en una universidad pero se dejan robar kilos de coca¨ªna
Los horrendos relatos de la matanza en una escuela de Columbine (Estados Unidos) o la perpetrada por Anders Bhering Breivik en la isla de Utoya (Noruega) vienen nuevamente a la memoria tras conocerse los proyectos del estudiante de electr¨®nica detenido ayer, que, seg¨²n el Ministerio del Interior, pretend¨ªa colocar bombas en la Universidad de las Islas Baleares. Que adem¨¢s se puedan comprar tranquilamente 140 kilos de materiales explosivos por Internet se presta a la cr¨ªtica de la Red como favorecedora del delito, aunque hay otra forma de verlo: si no hubiera sido por el seguimiento policial a trav¨¦s de Internet, tampoco habr¨ªa sido posible descubrir el odio que siente hacia los universitarios, ni agarrarle con las manos en la masa cuando acababa de recibir los juguetes mort¨ªferos que se hab¨ªa comprado.
Una vigilancia policial de cinco semanas ante su domicilio ha completado las luces de una intervenci¨®n que, sin esperar a que se consumaran los proyectos violentos, los ha cercenado de ra¨ªz.
No siempre se hacen las cosas tan profesionalmente. Unos cuantos d¨ªas atr¨¢s se supo del robo de 290 kilos de coca¨ªna en las narices de la polic¨ªa, esta vez en C¨¢diz. De paso nos hemos enterado de que los cargamentos de droga incautados pueden permanecer almacenados durante muchos meses, a disposici¨®n de la justicia y a la espera de turno de destrucci¨®n; unos 300.000 kilos de sustancias t¨®xicas se mueven al a?o entre diferentes Administraciones en Espa?a, seg¨²n datos del Ministerio del Interior, que se ha apresurado a suscribir un convenio con el Poder Judicial para agilizar las destrucciones de los decomisos, dejando solo peque?as cantidades a disposici¨®n judicial.
Siempre que ocurren hechos que siembran tanta alarma social se exige su total esclarecimiento. As¨ª debe ser, al igual que en la intervenci¨®n de agentes antidisburbios en la estaci¨®n ferroviaria de Atocha, el 25-S. Ni hay que olvidar nada, ni extender la falsa idea de que la polic¨ªa solo comete errores. Eso s¨ª: las zonas de sombra de las fuerzas de seguridad exigen potentes focos de luz, precisamente porque estas disponen del monopolio legal de la fuerza.
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