Arquitectura para no quedar descolgados
En la mitad de la cuarentena, los tres socios barceloneses de BOPBAA, Josep Bohigas, Francesc Pla e I?aki Baquero, han defendido siempre que su trabajo consist¨ªa en continuar, "en entender que algo ya hab¨ªa empezado antes de tu llegada¡±. Tambi¨¦n que es importante saber que viene otro detr¨¢s de ti. As¨ª, en ese proceso siempre cambiante, temporal y de colaboraci¨®n que es para ellos la arquitectura, entienden la ciudad como suma. Lo contaban en este mismo blog: su imagen de la profesi¨®n es la de alguien que sale de entre el p¨²blico para sumarse como m¨²sico a una sesi¨®n de jazz. Autores de la ampliaci¨®n del Museo Thyssen en Madrid o de la recuperaci¨®n del emblem¨¢tico caf¨¦-teatro El Molino de Barcelona, con la intenci¨®n de sumar siguen trabajando. Pero las cosas tambi¨¦n se han puesto dif¨ªciles para ellos.
?Hasta d¨®nde est¨¢n dispuestos a sacrificar para poder hacer arquitectura?
Lo vamos descubriendo d¨ªa a d¨ªa. No creemos haber rebasado ninguna frontera irreversible, pero lo que antes era dif¨ªcil de imaginar (sobre todo en cuestiones de honorarios) hoy es casi un punto de partida. Estamos atentos a nuestro entorno para adaptarnos tan r¨¢pido como podamos para no quedar descolgados. No importan tanto los sacrificios como la adaptaci¨®n a los cambios.
?C¨®mo est¨¢ organizado el estudio?
La organizaci¨®n va adapt¨¢ndose a los cambios a una velocidad que casi no nos permite describirlo. Hace un a?o nos organiz¨¢bamos como hace siete: con socios, asociados, colaboradores de proyecto, colaboradores de despacho y becarios. Incluso cont¨¢bamos con ?maquetistas! Hoy nos parecemos a nuestro propio despacho de hace quince a?os. Tres socios, un asociado, una secretaria y un equipo de colaboradores internos y externos que se ajustan proyecto a proyecto.
?En cu¨¢ntos proyectos trabajan ahora mismo?
En una docena de proyectos de distinta ¨ªndole, escala e intensidad. Unos pocos son concursos ganados que estamos ejecutando -como el Museo Mar¨ªtimo o el Centro Cultural El Born y que, en ese sentido, son como los de toda la vida. Otros son de nueva generaci¨®n, mal formulados y muy, muy mal pagados pero que te parece que pueden ser interesantes, como una serie de proyectos que estamos realizando en Brasil, donde la distancia multiplica la incertidumbre y el riesgo y muchos son inversiones proactivas que no tenemos ni idea d¨®nde nos llevaran, pero que sin ellos no nos quedar¨ªa esperanza, como son el trabajo que hacemos en urbanismo ef¨ªmero, o las colaboraciones con otros colectivos en temas sociales como el ambicioso proyecto de ¡°Piso Piloto¡± para la ciudad de Medell¨ªn, en Colombia.
?De qu¨¦ viven y c¨®mo, de d¨®nde sacan el dinero para pagar las facturas?
Desde que fundamos BOPBAA acarreamos una p¨®liza de cr¨¦dito, no ha habido manera de sac¨¢rsela de encima... Que nunca hayamos estado intervenidos se debe a una lucha ingente por cobrar retrasos y deudas acumuladas y porque tratamos de adaptar al m¨¢ximo los gastos de producci¨®n a la miseria de honorarios que se avecinan. Resistimos, como hemos hecho siempre, dando liebre por gato, que aunque deficitaria, es la ¨²nica manera que sabemos responder, con la confianza de que un buen trabajo te lleva a otro... solo que hoy nos acompa?a la amenaza fantasma de que esto se acaba.
?Cu¨¢ntos trabajos realizan para poder realizar arquitectura?
Incluso cuando las cosas iban mejor ten¨ªamos una idea muy amplia del trabajo del arquitecto. Construir, lo que se dice construir, no ha sido nunca el todo de nuestro quehacer diario. Hoy luchamos por hacer y por poder seguir viviendo de las cosas que pasan en el despacho. Si son arquitectura, ideal, pero pretendemos mantener el estudio produciendo cosas se llamen como se llamen¡ como hace quince a?os.
?Qu¨¦ tratan de conseguir?
Encargos de inter¨¦s o que podamos transformar en interesantes.
?Es m¨¢s f¨¢cil afrontar la situaci¨®n actual como grupo o individualmente?
No tenemos una respuesta muy elaborada. Como esto nos ha pillado organizados, pensamos en no desmontar lo que tenemos, con la creencia de que juntos podemos arriesgar mejor y divertirnos m¨¢s¡ El problema es que a medida que la situaci¨®n ha empeorado, nuestro trabajo se ha multiplicado, asumiendo m¨¢s por menos, o m¨¢s con menos. El riesgo es que en este contexto estresante, no quede tiempo ni para elaborar nuevas estrategias.
AMPLIACI?N DE EL MOLINO, BARCELONA. FOTO: EVA SERRATS
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