Premio para avanzar
El Nobel de la Paz a la Uni¨®n Europea debe servir de acicate para profundizar en la integraci¨®n
El Comit¨¦ que desde Noruega decide cada a?o el Premio Nobel de la Paz ha vuelto a sorprender al concederlo a la Uni¨®n Europea. No a una persona, en contra de lo que dej¨® sentado en su testamento en 1895 el inventor de la dinamita y empresario de industrias de armamento, sino, como viene siendo habitual, a una instituci¨®n. Aquel texto hablaba de premiar a quien ¡°ha realizado lo m¨¢ximo o la mejor labor por la fraternidad entre las naciones, para la abolici¨®n o la reducci¨®n de los ej¨¦rcitos permanentes y para la celebraci¨®n de congresos de paz¡±. Alfred Nobel no pod¨ªa imaginar los horrores que trajeron las dos guerras mundiales; menos a¨²n, que de la segunda surgir¨ªa algo como la UE que, salvo en lo militar, casa con sus requisitos.
Que en plena guerra, desde Londres, personas como Jean Monnet dise?aran ya lo que deb¨ªan ser las comunidades europeas basadas en la reconciliaci¨®n franco-alemana ¡ªque ciegamente se evit¨® tras la I Guerra Mundial¡ª indica su altura de miras. Junto a Monnet, otros que participaron en esos tiempos heroicos hubieran merecido conjuntamente este galard¨®n. Ayer, el Comit¨¦ del Nobel rectific¨® su error de no haberse percatado antes de la importancia de la integraci¨®n europea para la paz y la democracia en el Viejo Continente; y en el mundo.
La construcci¨®n europea, desde el lanzamiento del Consejo de Europa en 1948, ha sabido aprender de los errores hist¨®ricos y aunar en su integraci¨®n paz, democracia, prosperidad y derechos humanos. Lo que hoy es la Uni¨®n Europea lo hizo en los a?os cincuenta, y tambi¨¦n tras la guerra fr¨ªa con la ampliaci¨®n al Este. La UE ha sabido exportar paz y democracia hacia una vecindad inmediata deseosa de unirse a ella en un proceso que est¨¢ a¨²n inacabado y en el que el portazo que se le est¨¢ dando a Turqu¨ªa constituye un enorme error. La UE es un experimento ¨²nico en la historia que, al tiempo que integra, preserva las identidades que conforman la extrema diversidad europea. Ha impulsado, adem¨¢s, la defensa de los derechos humanos a niveles sin precedentes. Tras el Estado-naci¨®n ha sido el invento pol¨ªtico de mayor originalidad que Europa haya aportado a s¨ª misma y al mundo.
A nadie se le escapan las dificultades que atraviesa una UE ahora m¨¢s impopular. El Premio Nobel es un consuelo moral y un impulso para superar las reticencias nacionales que impiden un avance decidido hacia una Uni¨®n Monetaria que se vea acompa?ada de otra fiscal, bancaria, econ¨®mica, y, naturalmente, pol¨ªtica. Hay que entender que el fracaso de la Uni¨®n Monetaria puede llevar a desandar todos los progresos penosamente logrados a lo largo de m¨¢s de seis d¨¦cadas y reactivar los demonios del pasado. Es necesario seguir avanzando, lo que requiere tambi¨¦n salir de la crisis creciendo juntos. Dec¨ªa Ortega y Gasset que ¡°los europeos no saben vivir si no van lanzados en una gran empresa¡±. ¡°Cuando esta falta¡±, a?ad¨ªa, ¡°se les descoyunta el alma¡±. El Nobel debe servir de acicate para evitarlo.
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