Inmigraci¨®n, un texto pol¨¦mico
El t¨ªtulo, y en varios mensajes, el contenido, del art¨ªculo ?Y ahora qu¨¦ hacemos con seis millones de inmigrantes? ha ofendido a varios lectores que han remitido cartas de protesta. Uno de ellos,Tom¨¢s, considera que se presenta al colectivo inmigrante como una tara para la sociedad espa?ola y lo demuestra el tipo de comentarios, prosigue, xen¨®fobos que abundan en la edici¨®n digital. Este tipo de titulares e introducci¨®n (el art¨ªculo presenta datos y no tengo problema con eso...) facilitan la diseminaci¨®n del racismo en la sociedad. Es impropio de un peri¨®dico serio como EL PA?S, concluye. Patricia Kleinman manifiesta su indignaci¨®n con la nota. Es digna de la derecha m¨¢s rancia de ¨¦pocas de Aznar y, a?ade, se publica en estos momentos, en que tantos espa?oles vuelven a ejercer el derecho de todo ser humano a encontrar trabajo donde sea posible. Andr¨¦s Rapaport escribe que le indigna que esta nota tendenciosa sea publicada justo una semana despu¨¦s de que sabemos que Espa?a es otra vez, por tercera o cuarta vez en los ¨²ltimos 100 a?os, un pa¨ªs de emigrantes. ?Que deber¨ªan hacer Argentina, o M¨¦xico, o Francia, o Alemania con los cientos de miles de espa?oles residentes en esos pa¨ªses cuando el ciclo econ¨®mico es de recesi¨®n?. La emigraci¨®n y los movimientos de personas a trav¨¦s de las fronteras no es la causa de esta crisis ni son un problema para la econom¨ªa o para el pa¨ªs. Para el lector, siguiendo el criterio del titular, cabr¨ªa colocar el interrogante sobre otros colectivos como los parados, los enfermos cr¨®nicos¡o los periodistas que rellenan este tipo de notas. Gabriel Mechen a?ade otras: ?Y ahora qu¨¦ hacemos con un gobierno destructivo? ?Y ahora qu¨¦ hacemos sin un peri¨®dico decente? (¨¦sta ¨²ltima llegar¨¢.. no lo duden).
El art¨ªculo parte de un dato obvio, la crisis y los recortes est¨¢n minando los principales cimientos de la integraci¨®n: empleo y prestaciones sociales. Paro y recortes empujan a la marginalidad a muchos inmigrantes, que suelen contar con menor colch¨®n de ahorro y red familiar. A partir de ah¨ª se acude a la opini¨®n de expertos en temas de pol¨ªticas p¨²blicas. Es fundamental acompa?ar al colectivo, a trav¨¦s de la educaci¨®n y formaci¨®n, hacia los nuevos sectores con potencial de crecimiento, afirma uno de ellos que defiende, tanto para aut¨®ctonos como para inmigrantes, mantener la cohesi¨®n social a trav¨¦s de servicios p¨²blicos eficientes. El texto tambi¨¦n refleja el peligro de que crezcan los sentimientos xen¨®fobos y no descarta alg¨²n estallido que conduzca a los pol¨ªticos a un discurso todav¨ªa m¨¢s discriminatorio.
El texto se alinea con las tesis del diario que ha criticado, por ejemplo, que no se de cobertura sanitaria a los inmigrantes sin papeles (la universalidad de la atenci¨®n sanitaria, dec¨ªa un editorial, ha sido hasta ahora considerado un derecho de la persona no condicionado por situaciones m¨¢s o menos transitorias, como la de carecer de papeles. Esto es lo que ahora se ve amenazado). En cambio, el titular induce a una lectura que contamina al propio texto. Ese ?qu¨¦ hacemos?, que lleva a connotaciones coloquiales preocupantes, introduce una alteridad entre nativos e inmigrantes cuando todos padecemos, aunque sea con distinta capacidad de respuesta, la crisis y sus consecuencias. No estuvo en el ¨¢nimo del redactor esta idea. Pero el hecho de que esta interpretaci¨®n ofensiva se haya producido demuestra que el error existe.
Andrea Rizzi, el autor del art¨ªculo, a quien he trasladado las quejas, me ha remitido la siguiente respuesta: Lamento que algunos lectores hayan percibido en esa informaci¨®n un tono antiinmigraci¨®n. La intenci¨®n del art¨ªculo ¨Cy mis convicciones personales- se sit¨²an precisamente en las ant¨ªpodas: lanzar una se?al de alerta sobre la especialmente dif¨ªcil situaci¨®n de muchos inmigrantes y estimular un debate, hasta ahora culpablemente descuidado, acerca de c¨®mo facilitar su integraci¨®n en el actual escenario de profunda crisis. En ese contexto, la nota menciona estad¨ªsticas que evidencian esas dificultades espec¨ªficas; se?ala varias pol¨ªticas p¨²blicas que empeoran las cosas ¨Cen materia de Educaci¨®n y Sanidad- y recoge sugerencias sobre c¨®mo mejorar el cuadro. La menci¨®n final a pa¨ªses que, pese a su mayor trayectoria migratoria, siguen teniendo problemas y disensos pretende subrayar la urgencia del debate, del consenso, y de la adopci¨®n de medidas ¨²tiles a una fructuosa integraci¨®n. No creo que el texto justifique la interpretaci¨®n antiinmigraci¨®n que han hecho algunos lectores. Y por supuesto de ninguna manera estaba en mi intenci¨®n trasmitir esa clase de mensaje. Estoy sinceramente convencido de que la inmigraci¨®n mejora las sociedades que la reciben. En cuanto al titular, del que asumo la responsabilidad, me doy cuenta de que, sin quererlo, puede prestarse a una interpretaci¨®n equ¨ªvoca. No pens¨¦ en esa posible lectura al ponerlo.Lamento los malentendidos que haya podido ocasionar y pido disculpas a los lectores que hayan percibido un tono irrespetuoso. No era mi intenci¨®n. Dicho sea de paso: yo tambi¨¦n soy un inmigrante. Uno de los 5,7 millones de extranjeros en Espa?a a los que se refiere el art¨ªculo".
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