No, gracias

Pero vamos a ver, ?de qu¨¦ estamos hablando? Creo que muchos espa?oles (que no espa?olistas ni espa?olazos) estamos observando el independentismo creciente en Catalu?a sin ese enconamiento que a algunos les vendr¨ªa de perlas, con distancia emocional. No hay apasionamiento con respecto a este asunto, s¨ª cierto estupor, ?ser¨¢ verdad que una mayor¨ªa de catalanes se quieren independizar de nosotros? Pero la actitud general desde que Converg¨¨ncia decidi¨® sacar pecho y dar voz institucional a la manifestaci¨®n de un sentimiento ¡°ilusionante¡±, como se dice ahora, ha sido la de aceptaci¨®n: lo que tenga que ser ser¨¢, y si ha de ocurrir, que sea de la mejor manera posible. Es extraordinario, para una vez que los espa?oles no somos broncas, esta actitud parece no gustarle ni a unos ni a otros: ni a esa minor¨ªa que defender¨ªa la patria espa?ola hasta no se sabe qu¨¦ ¨²ltimas consecuencias, ni a aquellos que defienden la naci¨®n catalana. Todos ellos desear¨ªan que este fuera el tema predominante, que su deseo monopolizara las conversaciones de la calle. Pero la calle no es ya el reflejo de una tertulia pol¨ªtica radiof¨®nica o televisiva, no puede serlo, porque las penurias personales se imponen en la mayor¨ªa de los hogares, y tambi¨¦n por un cansancio que padecen todos los sures, el sur de Europa, el sur de Espa?a, de ser continuamente tachados como los saqueadores de todos los nortes,del norte de Europa, del norte de Espa?a.

Pero, sobre todo, vamos a ver, ?de qu¨¦ estamos hablando? De un partido pol¨ªtico que despu¨¦s de elevar conscientemente la temperatura de la independencia y provocar una suerte de delirio social ahora no tiene el valor de pronunciar el nombre de aquello que reclama y plantea un refer¨¦ndum con una pregunta cobardona. Despu¨¦s de la que han montado. Para que luego nos exijan apasionamiento a favor o en contra. No, gracias.