Invertir en los j¨®venes
El ¨¦xito de la nueva formaci¨®n profesional dual depender¨¢ de la colaboraci¨®n de las empresas
En Espa?a hay m¨¢s de un mill¨®n de j¨®venes que no han terminado la secundaria. En un momento en que la tasa de desempleo entre los menores de 25 a?os es del 52,3%, carecer de estudios puede ser un pasaporte a la exclusi¨®n social. Por eso hay que celebrar el nuevo modelo de formaci¨®n profesional aprobado en el ¨²ltimo Consejo de Ministros. El nuevo sistema incluye dos formas de acceder a una cualificaci¨®n t¨¦cnica: a trav¨¦s de una nueva modalidad de formaci¨®n profesional dual, en la que al menos un tercio de los estudios han de realizarse en forma de pr¨¢cticas en empresas colaboradoras, o directamente a trav¨¦s de una empresa, mediante un nuevo contrato de formaci¨®n y aprendizaje de entre uno y tres a?os de duraci¨®n.
Las empresas podr¨¢n ofrecer este contrato a j¨®venes de entre 16 y 30 a?os, aunque al ministra de Trabajo anunci¨® que, en el futuro, cuando la situaci¨®n econ¨®mica mejore, la edad m¨¢xima ser¨¢ de 25 a?os. Los j¨®venes tendr¨¢n una remuneraci¨®n equivalente al salario m¨ªnimo profesional y cotizar¨¢n a la Seguridad Social. Al t¨¦rmino del contrato, obtendr¨¢n un certificado de profesionalidad, pero si quieren obtener un t¨ªtulo de Formaci¨®n Profesional deber¨¢n completar estudios en un centro educativo homologado. Es de esperar que este contrato permita la inserci¨®n laboral de muchos de los j¨®venes que ahora est¨¢n en paro y que de otro modo tendr¨ªan todas las puertas cerradas, pero el ¨¦xito depender¨¢ de la coyuntura econ¨®mica.
A diferencia de los j¨®venes que se formen a trav¨¦s de este contrato, los que accedan a trav¨¦s de la red educativa de formaci¨®n profesional dual no tienen garantizado que las pr¨¢cticas que han de realizar en las empresas est¨¦n remuneradas. El decreto que desarrolla la norma lo deja al albur de que las Administraciones o las propias empresas habiliten recursos o becas para ello. Pero si se considera que el trabajo en pr¨¢cticas debe ser recompensado puesto que aporta productividad a la empresa, no parece l¨®gico que se establezcan diferencias por el modo de acceso. Es un contrasentido que deber¨ªa corregirse.
El nuevo sistema dual est¨¢ inspirado en el modelo alem¨¢n, que ha dado excelentes resultados en ese pa¨ªs. Pero todos los analistas consideran que la clave de ese ¨¦xito es la colaboraci¨®n de las empresas, fruto de una cultura empresarial que considera la formaci¨®n de sus trabajadores un elemento esencial de su competitividad. No es esa la cultura que ha predominado hasta ahora en Espa?a, donde no abundan los empresarios dispuestos a invertir en un tipo de intangibles que no est¨¢n seguros de poder capitalizar. As¨ª lo ha demostrado el plan de formaci¨®n aplicado por el Gobierno vasco, cuyos resultados han quedado lejos de lo esperado por falta de compromiso empresarial. Las Administraciones han de mejorar la oferta educativa, pero las empresas han de entender que ellas ser¨¢n las principales beneficiarias de esa formaci¨®n y, por tanto, han de hacer un mayor esfuerzo del que han hecho hasta ahora.
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