Crisis de Estado, pacto federal
La reforma constitucional es inaplazable para evitar la ruptura entre Catalu?a y Espa?a
El giro secesionista de CDC, as¨ª como la evidencia de que hay una parte considerable de la sociedad catalana que desea la ruptura con el resto de Espa?a, nos sit¨²a en un escenario desconocido. Y que por su gravedad debe calificarse de ¡°crisis de Estado¡±. Este es el nombre que describe lo que ocurre cuando la fuerza pol¨ªtica que gobierna de forma hegem¨®nica un territorio, que en el caso de Catalu?a, no lo olvidemos, genera en torno al 19% del PIB espa?ol, afirma que su objetivo es ya la independencia.
En la alta pol¨ªtica espa?ola, la que gira en torno al Gobierno y las Cortes, se ha producido un despertar brusco. Muchos pensaban que la reivindicaci¨®n del concierto econ¨®mico no era m¨¢s que una estrategia de negociaci¨®n que Artur Mas utilizaba con gran habilidad para neutralizar las cr¨ªticas de la izquierda a su gesti¨®n. Y que, llegado el momento, el conflicto pol¨ªtico iba a ser de baja intensidad, pues los apoyos rec¨ªprocos entre CiU y PP, tanto en Madrid como en Barcelona, hab¨ªan sido intensos y, sobre todo, c¨®mplices en cuanto a la pol¨ªtica de recortes sociales y laborales.
Tras la manifestaci¨®n de la Diada, se puso de manifiesto que el giro rupturista en la federaci¨®n nacionalista se hab¨ªa impuesto claramente. Frente a este envite, el ejecutivo de Mariano Rajoy primero reaccion¨® desde el desconcierto y ahora parece que s¨®lo se le ocurre apelar a la Constituci¨®n, como si creyese que basta con dar un golpe encima de la mesa para cortar en seco la crisis. Ello obvia que el malestar en Catalu?a es profundo, m¨¢s all¨¢ de la utilizaci¨®n electoral que hace CiU. El historiador Joaquim Coll y el diputado Daniel Fern¨¢ndez, poco antes de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catal¨¢n, publicaron un libro (A favor de Espa?a y del catalanismo), aut¨¦ntico rara avis en defensa del proyecto hispanista del catalanismo, donde ya alertaban de que en t¨¦rminos hist¨®ricos, el recurso de inconstitucionalidad del PP abr¨ªa la brecha m¨¢s grave en el proyecto com¨²n espa?ol.
Tras la manifestaci¨®n de la Diada, se impuso el giro secesionista
La desgraciada sentencia supuso un mazazo incontestable, porque lleg¨® tarde y mal, particularmente por las innecesarias consideraciones barrocas del pre¨¢mbulo, lo que redund¨® en el disparate democr¨¢tico de que unos jueces enmendasen lo que los ciudadanos ya hab¨ªa votado. Es cierto que el Gobierno de Artur Mas ha potenciado el sentimiento de agravio para eludir sus responsabilidades, con la inestimable ayuda de unos medios de comunicaci¨®n p¨²blicos al servicio de un partido. Un ejemplo es el uso propagand¨ªstico que se hace de las cifras del d¨¦ficit fiscal, que siendo excesivo como los socialistas empezamos a denunciar antes que nadie, no puede calificarse de ¡°expolio o ¡°robo¡±. El c¨®ctel explosivo, que mezcla agravio pol¨ªtico y econ¨®mico, explica que una parte de las clases medias haya abrazado la causa independentista como una utop¨ªa activa, milagrosa frente a la crisis.
Ahora bien, la ruptura con el resto de Espa?a no puede descalificarse sin m¨¢s. Los dem¨®cratas creemos en la voluntad de las urnas, nos guste m¨¢s o menos el resultado. Por esa raz¨®n, los socialistas catalanes somos partidarios siempre del principio democr¨¢tico. Ello significa que, al igual que en Canad¨¢, habr¨¢ que encontrar una f¨®rmula legal para dilucidar esta cuesti¨®n desde el m¨¢ximo respeto por las formas y los procedimientos. Dicho esto, no nos cansaremos de advertir con toda nuestra energ¨ªa de que el viaje secesionista puede convertirse en una larga y tortuosa pesadilla, que no nos va hacer salir antes ni mejor de la crisis. Que nadie lo dude, llegado el caso, nuestra posici¨®n ser¨¢ inequ¨ªvocamente contraria a la secesi¨®n.
Los federalistas somos optimistas pero no ingenuos. Es decepcionante que el modelo auton¨®mico no haya desembocado todav¨ªa, pese a tantas voces y propuestas ¡ªcomo la que emiti¨® el propio Consejo de Estado en 2006¡ª en una estructura plenamente federal.
Las dificultades y oposiciones han sido enormes hasta ahora. No hace falta relatarlas en extenso. Ahora bien, que quede claro que no estamos discutiendo un adjetivo, aunque las palabras tambi¨¦n importan (hoy mucho m¨¢s). Como ya dijo Jordi Sol¨¦ Tura, lo importante no es el nombre sino la cosa, la sustancia. Y no hay duda de que el modelo descentralizado que el constituyente implant¨®, y que se ha ido desarrollando con aciertos y errores en los ¨²ltimos treinta a?os, tiene una textura inequ¨ªvocamente federal.
Parte de la clase media ha abrazado el independentismo como utop¨ªa activa
Durante todo este tiempo, lo l¨®gico hubiera sido completarla, dotarla de todo su sentido, poniendo al d¨ªa al conjunto de las instituciones para que todas actuasen entre s¨ª con lealtad, y dando cabida al car¨¢cter plurinacional de Espa?a. A la naci¨®n de naciones que hace fuerte su unidad desde el reconocimiento desacomplejado y expl¨ªcito de su diversidad.
Pues bien, la crisis de Estado desatada en Catalu?a, arroja una primera conclusi¨®n: la reforma constitucional es ya inaplazable si de verdad queremos que la triple crisis que vivimos, econ¨®mica, social e institucional, no desemboque en una ruptura territorial.
Tengo la certeza de que el PSOE y su Secretario General lo han percibido esta vez con meridiana claridad. Porque de este envite s¨®lo podemos salir de dos formas. O tras un largo y agotador proceso, el Estado finalmente se rompe, o, si somos todos capaces de recobrar la altura de miras, el conjunto del Estado sale de esta crisis reformado. Y para ello necesitamos armar un nuevo pacto inequ¨ªvocamente federal.
En este sentido la reforma constitucional que proponemos deber¨ªa contemplar al menos los siguientes aspectos:
¡ªEl reconocimiento de la identidad nacional catalana, de su singularidad en el marco espa?ol, y que se manifiesta especialmente en su lengua, cultura, derecho civil e instituciones de autogobierno.
¡ªReglas claras que delimiten con precisi¨®n los espacios competenciales del Estado y las Comunidades Aut¨®nomas y permitan que ¨¦stas desarrollen en plenitud las pol¨ªticas p¨²blicas que tienen encomendadas, procurando la m¨¢xima proximidad, eficacia y eficiencia, evitando solapamientos y duplicidades.
¡ªLa capacidad de las CC AA para representar a nivel europeo e internacional a Espa?a en el marco de sus competencias exclusivas.
¡ªLa conversi¨®n del Senado en un Consejo Federal con presencia de los Gobiernos de las CC AA.
¡ªUn federalismo fiscal en la gesti¨®n, recaudaci¨®n, liquidaci¨®n e inspecci¨®n de todos los tributos corra a cargo de una Agencia Tributaria consorciada entre el Estado y las CC AA, y unos mecanismos de nivelaci¨®n y solidaridad transparentes que garanticen el principio de ordinalidad.
Todo ello requiere tambi¨¦n de otra reflexi¨®n sobre qu¨¦ Europa queremos. Pues de la misma forma que dije que Espa?a ser¨¢ federal, o no ser¨¢, tambi¨¦n tengo el convencimiento de que Europa ser¨¢ verdaderamente federal, o es inviable a medio plazo. Para todos los progresistas europeos este es, sin duda, el verdadero reto.
Pere Navarro es primer secretario del PSC y candidato a presidir la Generalitat.
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