Las reformas son caras

Reformar el sistema financiero espa?ol es tarea enrevesada y cara. Tan enrevesada que empez¨® en 2009, todav¨ªa no ha acabado? y muchos dudan de que termine alguna vez. Onerosa, porque el rescate bancario costar¨¢ unos 40.000 millones (despu¨¦s de ajustes) y calcular esa cantidad le ha costado al Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (FGD) nada menos que 31,4 millones. Es el precio que ha pagado a las consultoras que efectuaron las pruebas de resistencia bancaria en julio y septiembre de este a?o. Oliver Wyman, esa firma que defini¨® el Irishbank, luego quebrado, como uno de los mejores del mundo, se ha llevado 10,5 millones; Ernst & Young, 7,3 millones; Pricewaterhouse, 5,3 millones; KPMG, 4,63 millones; Deloitte, 1,8 millones y Boston Consulting 955.000 euros. Por lo menos, las consultoras no est¨¢n en crisis; y desear¨¢n que la consolidaci¨®n de la banca espa?ola no concluya, para no perder una fuente tan abundosa de ingresos. Igual que Goscinny y Uderzo colocaron en la portada de Ast¨¦rix y Cleopatra la cantidad de tinta, horas de trabajo, plumas gastadas y papel consumido, el Banco de Espa?a ha facilitado el escandallo del esfuerzo de las auditoras: 240.000 horas de trabajo, 40.000 de ellas fuera de horario o festivos y un coste medio de 130 euros por hora.

No es barato; se puede recurrir al chiste gastado de que est¨¢n reformando la banca por encima de nuestras posibilidades. Pero la pregunta adecuada es ?para qu¨¦? Las cuentas, globales y particulares, ofrecidas por Oliver Wyman y sus colegas coinciden con las las que difundieron instituciones p¨²blicas y privadas espa?olas. ?Se fiaba m¨¢s el BCE de Oliver Wyman que del Banco de Espa?a? Si se trataba de zanjar el debate sobre el coste del rescate bancario, cabr¨ªa preguntarse hoy si el objetivo se ha conseguido. El debate parece aplacado por la relativa tranquilidad de la prima de riesgo; pero puede recrudecerse si empeora.

Una paradoja para el final. Las mismas auditoras que examinaron a las entidades durante lustros fueron contratadas, a instancias del BCE, en julio y septiembre para que analizaran las cuentas auditadas por sus colegas. T¨¢ctica de control cruzado para asegurar el tiro; pero, al mismo tiempo, otra declaraci¨®n de desconfianza.