?C¨®mo est¨¢n ustedeees?

No s¨¦, ustedes, pero yo me encuentro entristecido y nost¨¢lgico. La muerte de Miliki, m¨¢s que la de una persona ¡ªeso tambi¨¦n, por supuesto¡ª, ha significado para m¨ª, y supongo que para millones de j¨®venes adultos de mi generaci¨®n, la muerte de un pedazo de nuestra infancia. Recuerdos preciados que hoy han vuelto y que el tiempo ha convertido en nostalgia, dolorosa nostalgia.

Luego, sin embargo, entre los amigos al comentar la noticia han ido apareciendo recuerdos compartidos que poco a poco nos han hecho sonre¨ªr, como no pod¨ªa ser de otra manera al tratarse del gran Miliki, nuestro querid¨ªsimo Miliki. Hasta en estos momentos nos ha hecho sonre¨ªr, con ese extra?o don que ten¨ªa para ello.

A Miliki se le har¨¢n tributos por su trabajo, seguramente todos enfocados a su arte como payaso, sus virtudes como compositor y m¨²sico, y tambi¨¦n su faceta humana y su trabajo a favor de la infancia. Pero yo quiero a?adir mi peque?o tributo a Miliki como maestro de la comunicaci¨®n. En un tiempo en el que no hab¨ªa Twitter ni Facebook, no estaban de moda conceptos como hashtag o SocialTV, Miliki logr¨® que millones de ni?os contestaran a la tele: ?Bieeen!

?Qui¨¦n lo supera?¡ª Amadeu Branera Gubern.