Londres importa gobernador
Un canadiense, Mark Carney, ser¨¢ el responsable de conducir el Banco de Inglaterra
Ning¨²n pa¨ªs es tan desprejuiciado con sus instituciones p¨²blicas como Inglaterra. Ten¨ªan un entrenador italiano (Fabio Capello) como seleccionador de f¨²tbol, algo ins¨®lito si se recuerda que ellos inventaron ese deporte; y a partir del 1 de julio tendr¨¢n un canadiense, Mark Carney, actual gobernador del Banco de Canad¨¢, como gobernador del Banco de Inglaterra. El ministro del Tesoro, George Osborne, no ha tenido empacho en contabilizar los m¨¦ritos de Carney y decidirse por ¨¦l frente a candidatos brit¨¢nicos. Concurso p¨²blico puro y duro. Transcurridos los cinco segundos de rigor para asimilar la sorpresa ¡ªuna decisi¨®n as¨ª ser¨ªa impensable en la Espa?a de amigos, amiguetes y amigotes¡ª hay que recordar otros dos hechos colaterales: Canad¨¢ es de la Commonwealth, as¨ª que Carney es s¨²bdito de su graciosa majestad y est¨¢ dispuesto a pedir la nacionalidad brit¨¢nica. Cuenta tambi¨¦n la intenci¨®n pol¨ªtica de Osborne de renovar el amojamado Banco de Inglaterra y dinamizar el sistema financiero.
La meritoria decisi¨®n de Osborne deber¨ªa sentar precedente en Europa. Carney es un sith (los caballeros perversos de Star wars) de Goldman Sachs, as¨ª que probablemente se entender¨¢, incluso telep¨¢ticamente, con Mario Draghi. Lo importante es que ¨¦l y su equipo han conseguido que la crisis apenas afecte a la banca canadiense. El Banco de Canad¨¢ aplic¨® una pol¨ªtica estricta que inclu¨ªa provisiones antic¨ªclicas (como casi todos los bancos centrales), una estrecha vigilancia de las tasadoras y tasaciones inmobiliarias, el control de la relaci¨®n entre cr¨¦dito hipotecario y garant¨ªas ofrecidas y una obsesi¨®n cercana a la paranoia por limitar el apalancamiento bancario. Las tres ¨²ltimas l¨ªneas de actuaci¨®n fueron alegremente ignoradas por casi todos los reguladores mundiales.
Si se acepta la comparaci¨®n con ?Qu¨¦ bello es vivir!, de Frank Capra, Carney se comport¨® como el repelente m¨ªster Potter, en lugar de seguir el ejemplo angelical de George Bailey. Y salv¨® al sistema bancario canadiense. Aunque en la realidad, siempre m¨¢s ¨¢rida e h¨ªbrida que los guiones cinematogr¨¢ficos, los Bailey de la banca quebrada en todo el mundo actuaron con las motivaciones de Potter.
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