Desuni¨®n bancaria
Europa necesita un supervisor ¨²nico, a pesar de la obsesi¨®n alemana por proteger su red financiera
Las autoridades econ¨®micas europeas est¨¢n gestionando con demasiada frivolidad la creaci¨®n de una uni¨®n bancaria en el ¨¢rea euro. En la cumbre de junio, la uni¨®n bancaria era cuesti¨®n de vida o muerte para resolver los grav¨ªsimos problemas que acucian a la eurozona; seis meses despu¨¦s, el martes pasado, los ministros de Econom¨ªa y Finanzas del euro han sido incapaces de ponerse de acuerdo sobre principios b¨¢sicos de supervisi¨®n bancaria com¨²n, la clave del arco de la uni¨®n bancaria, y se han citado para una nueva reuni¨®n la pr¨®xima semana. Pero lo m¨¢s probable es que no se tomen decisiones significativas sobre la uni¨®n bancaria antes de finales de 2013.
El retraso no es casual. Obedece a una acci¨®n sistem¨¢tica y consciente de pa¨ªses como Alemania o Reino Unido, que tienen razones poderosas para diferir o redefinir la figura del supervisor ¨²nico europeo. El caso de Reino Unido es sencillo de explicar: desea mantener la singularidad de su sistema financiero. La posici¨®n de Alemania es que el futuro supervisor com¨²n solo act¨²e sobre entidades sist¨¦micas, es decir, sobre los bancos m¨¢s grandes de cada pa¨ªs. Merkel y su Gobierno saben bien que de esta forma quedar¨ªa fuera del control m¨¢s del 37% del sistema financiero alem¨¢n, concretamente las cajas de ahorros y los bancos regionales.
Y esta es precisamente la parte del sistema financiero alem¨¢n que, si llegara a examinarse con el mismo rigor que el espa?ol, tendr¨ªa que ser recapitalizada o liquidada. La obsesi¨®n alemana por salvaguardar la autonom¨ªa de una parte de sus bancos y cajas, autonom¨ªa que se niega a otros pa¨ªses y contradice las declaraciones gen¨¦ricas sobre ¡°m¨¢s uni¨®n fiscal y financiera¡±, impide que se concrete el supervisor ¨²nico, sin el cual no es posible resolver de forma conjunta la crisis bancaria.
La posici¨®n de Alemania y de los pa¨ªses que defienden una supervisi¨®n sist¨¦mica supone un grave riesgo para la estabilidad bancaria de la eurozona. En primer lugar, porque fragmenta el mercado bancario al establecer una primera divisi¨®n supervisora bajo control europeo y una segunda divisi¨®n bajo vigilancia nacional, pero protegida frente a las exigencias de una solvencia com¨²n en la zona monetaria. En segundo lugar, porque en el ¨¢mbito financiero el riesgo sist¨¦mico no es un criterio fiable. Bancos peque?os y cajas locales pueden provocar f¨¢cilmente un se¨ªsmo que afecte tambi¨¦n a las entidades m¨¢s grandes.
Europa debe defender la idea de un supervisor ¨²nico para todos los bancos y cajas, como corresponde a un mercado ¨²nico. Es evidente que ese supervisor com¨²n debe ser el Banco Central Europeo, porque es el mayor acreedor de los bancos de la zona. Si Alemania y Reino Unido siguen imponiendo retrasos y f¨®rmulas imaginativas que recortan el ¨¢mbito de la futura supervisi¨®n, habr¨¢ que entender su actitud como el pr¨®logo de un fracaso de la uni¨®n bancaria y de su objetivo principal: buscar un mecanismo de resoluci¨®n conjunta para las crisis bancarias.
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