Un querub¨ªn contra la maldici¨®n de los Kennedy
Tras ganar un esca?o por Massachusetts, es el ¨²nico de la cuarta generaci¨®n del clan en la pol¨ªtica Reci¨¦n casado, Joe kennedy III, nieto de Bobby, alimenta una imagen angelical. Le llaman ¡®el lechero¡¯, por adorar la leche y repudiar el alcohol. Dice haber bebido solo dos cervezas en su vida
No es muy com¨²n o¨ªr de boca de un Kennedy que es capaz de recordar todas y cada una de las cervezas que se ha tomado en su vida. ¡°Beb¨ª una para celebrar mi 21 cumplea?os y otra cuando me gradu¨¦ en la Universidad¡±. Tampoco suele suceder que el Kennedy de turno viva una vida libre de drama. Porque no se corre riesgo ninguno si se establece que durante el ¨²ltimo medio siglo ¨Caunque se puede remontar m¨¢s¨C el clan Kennedy no ha tenido precisamente una existencia gloriosa.
En el pasado hubo un Kennedy presidente cuya Administraci¨®n fue comparada con el legendario Camelot ¨CJFK¨C; un senador Kennedy aspirante a la Casa Blanca ¨CRFK¨C (los dos cayeron asesinados por las balas con menos de cinco a?os de diferencia), y otro Kennedy patricio, Ted, que se gan¨® el t¨ªtulo de Le¨®n del Senado (y mor¨ªa por la lacra del c¨¢ncer en 2009, con 77 a?os). Sin embargo, la presente generaci¨®n (la cuarta) de lo m¨¢s parecido a una dinast¨ªa mon¨¢rquica que ha conocido nunca Estados Unidos ha estado ajena a las esferas del poder de Washington, pero cercana al esc¨¢ndalo y la tragedia.
Joseph P. Kennedy III es el primero de su generaci¨®n en acceder al Capitolio de EE UU. Y quiz¨¢ el ¨²nico en haber bebido solo dos cervezas en su vida. A sus 32 a?os, el nieto de Bobby Kennedy e hijo de Joe Kennedy II (congresista por Massachusetts durante seis legislaturas, pero cuyos problemas matrimoniales le cerraron el paso a m¨¢s altas cotas), lograba un esca?o para la C¨¢mara de Representantes en las pasadas elecciones del 6 de noviembre. Con la amplia sonrisa de su abuelo, el cabello ensortijado y pelirrojo y la mirada cautivadora del clan, Joe Kennedy provoca que las cabezas se giren a su paso cuando entra en una habitaci¨®n, quiz¨¢ porque la gente intuye que parte de una leyenda viva ha entrado en escena; quiz¨¢ por su alta estatura y andar seguro, como revelan los periodistas que le han seguido en la pasada campa?a electoral. El pr¨®ximo 21 de enero acceder¨¢ al Capitolio cuando se forme el nuevo Congreso.
Desde que Patrick J. Kennedy ¨Chijo de Ted Kennedy¨C dejara a principios de 2011 su esca?o por Rhode Island debido a su adicci¨®n a los somn¨ªferos y los tranquilizantes, ning¨²n miembro de la familia se sentaba en las c¨¢maras legislativas, lo que rompi¨® una tradici¨®n que se remontaba a 1947. De hecho, en la pasada Convenci¨®n Dem¨®crata celebrada en Charlotte (Carolina del Norte) el pasado septiembre, el propio Joe Kennedy rend¨ªa homenaje a su t¨ªo abuelo y hac¨ªa notar que ¡°por primera vez desde 1956, el senador Kennedy no est¨¢ sentado entre nosotros¡±.
El joven, conocido durante sus a?os en la prestigiosa Universidad de Stanford como El Lechero, debido a su afici¨®n por esa bebida blanca que es la ant¨ªtesis del whisky irland¨¦s al que tan aficionada ha sido la saga familiar, tiene una vida de cuento que acaba de completar con su boda, el pasado fin de semana, con su novia durante seis a?os, con la que llevaba comprometido desde hace uno. En el id¨ªlico escenario de Corona del Mar (California), Joe Kennedy III y Lauren Anne Birchfield, de 28 a?os, ambos abogados ¨Cse conocieron en Harvard, donde ¨¦l se especializ¨®¨C, se juraban amor eterno, en la pobreza y en la riqueza, en la alegr¨ªa y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe.
Dif¨ªcil de creer cuando la familia ha vivido inmersa en esc¨¢ndalos de mayor o menor calado, confirmados o basados en rumores, escondidos bajo la alfombra y luego llevados ante la justicia. Que a John F. Kennedy le perd¨ªan las faldas y que Marilyn Monroe acced¨ªa a la Casa Blanca por pasadizos secretos pertenece tanto a la leyenda urbana como a la realidad constatable de las hemerotecas desde que la ambici¨®n rubia le cantase con voz sensual ¡°Happy birthday, mister president¡± desde el escenario del Madison Square Garden de Nueva York.
Ted Kennedy enterr¨® a dos hermanos tras ser asesinados. Uno presidente y otro en camino de serlo. Pero sus posibilidades de llegar alg¨²n d¨ªa a la Casa Blanca quedaron seriamente da?adas tras el turbio accidente de Chappaquiddick, peque?a isla cercana a la elitista Martha¡¯s Vineyard (Massachusetts) y sin¨®nimo en el vocabulario pol¨ªtico norteamericano de la impunidad de los ricos y poderosos. La noche del 18 de julio de 1969 siempre pes¨® como una losa para el Le¨®n del Senado. Ted Kennedy abandon¨® aquella velada en compa?¨ªa de Mary Jo Kopechne, de 28 a?os.
El coche en el que ambos viajaban volc¨® al pasar por un puente. El joven senador logr¨® salir del auto y nadar hasta la orilla para huir corriendo. Tard¨® 10 horas en contactar con la polic¨ªa para relatar el accidente. Pero para entonces las fuerzas de seguridad ya hab¨ªan encontrado el cuerpo sin vida de Kopechne. Ted Kennedy se declar¨® culpable de haber abandonado el lugar del accidente ¨Caunque insisti¨® en que no estaba bebido¨C y la justicia le conden¨® a tan solo dos meses de c¨¢rcel, sentencia que nunca fue ejecutada. Sus aspiraciones de llegar a la Casa Blanca quedaron enterradas para siempre en Chappaquiddick.
Ser un Kennedy puede convertirse en una bendici¨®n o en una pesada carga. En ocasiones, imposible de llevar. Kerry Kennedy, exmujer del gobernador de Nueva York Andrew Cuomo, hija de Bobby y t¨ªa de Joe Kennedy III, fue detenida el pasado mes de julio. Conduc¨ªa bajo los efectos de las drogas muy pocos d¨ªas despu¨¦s de que se supiera que el f¨¦retro de su cu?ada ¨Ce ¨ªntima amiga (¡°¨¦ramos inseparables, compart¨ªamos amistad, armario y tarjeta de cr¨¦dito¡±)¨C Mary Richardson Kennedy fuera exhumado y trasladado 200 metros para no yacer junto a la familia Kennedy en el cementerio de Cape Cod. Mary Richardson Kennedy se encontraba en tr¨¢mites de divorcio de Robert F. Kennedy Jr. cuando se colg¨® en mayo en el granero de su casa de campo en Westchester County.
Joe Kennedy III vive su vida ajeno al ruido de los tabloides. Su hermano gemelo, Matthew, sigue la misma senda de cero notoriedad y ocupa un cargo en el Departamento de Comercio en Washington. Nada que ver con los titulares aportados para las revistas del coraz¨®n por Conor Kennedy, de 18 a?os, hijo de Robert F. Kennedy Jr. (hijo a su vez de Bobby) y Mary Richardson Kennedy, que ha protagonizado un sonoro romance con la cantante Taylor Swift, quien lleg¨® a asegurar que se hab¨ªa comprado una mansi¨®n de casi cinco millones de d¨®lares cerca de la residencia del clan en Hyannis Port para estar cerca de ¡°su chico¡±.
Dijeron de Joe Kennedy III durante la pasada campa?a electoral que ¡°hab¨ªa nacido¡± para ser un pol¨ªtico. ¡°He estado en la pol¨ªtica durante mucho tiempo y solo de forma ocasional encuentras a alguien con esa especial habilidad y ese genuino encanto necesario¡± para ejercerla, resumi¨® el senador dem¨®crata por Connecticut Christopher Dodd. La pol¨ªtica har¨¢ de ¨¦l el Kennedy para los libros de historia, la cuarta generaci¨®n que siga los pasos iniciados por el patriarca Joseph Kennedy, embajador y alto funcionario.
Joe Kennedy III, abstemio, ajeno a los esc¨¢ndalos y el papel cuch¨¦, es un Kennedy considerado extra?o para pertenecer a una saga ¨Cen su acepci¨®n de ¡°relato novelesco que abarca las vicisitudes de dos o m¨¢s generaciones de una familia¡±¨C golpeada por la tragedia, donde ha habido m¨¢s sexo que amor, dinero, poder, asesinatos, tragedia e incluso dosis inicial de pobreza. Joe Kennedy III escribir¨¢ ahora su propia historia y quiz¨¢, solo quiz¨¢, se salga de la rica telenovela en que ha vivido inmerso el clan.
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