?Homofobia involuntaria?
Un lector, Gerardo Vizmanos, ha remitido una extensa queja por la informaci¨®n La ¡®¨²ltima¡¯ explicaci¨®n de la homosexualidad en la que se describe una investigaci¨®n epigen¨¦tica sobre la homosexualidad. El remitente considera que comenzar diciendo que ¡®la causa de que existan hombres gais o mujeres lesbianas sigue intrigando a los cient¨ªficos¡¯ o seguir diciendo que ¡®el hecho de que ese tipo de orientaciones se den en pr¨¢cticamente todas las culturas y que haya persistido a lo largo del tiempo¡¯ son propias de una patologizaci¨®n de la orientaci¨®n sexual. Supongo que producir¨ªa sonrojo leer un art¨ªculo sobre cu¨¢les son las causas de que existan hombres o mujeres heterosexuales, que, por cierto, tambi¨¦n se dan en todas las culturas, pero en el caso presente adem¨¢s de sonrojo producen enojo porque adem¨¢s del significado de falta de rigor est¨¢ presente el significante de la homofobia. Solo bajo un esquema de homofobia interiorizada es posible enfocar as¨ª la noticia. (¡) La divisi¨®n cartesiana del sexo en hombre y mujer o de su adscripci¨®n obligatoria al g¨¦nero masculino o femenino o la divisi¨®n cl¨ªnica de homosexualidad y heterosexualidad es una convenci¨®n humana que resulta simple y reduccionista y que no atiende a la realidad. La aceptaci¨®n del redactor del hecho de ¡®los homosexuales¡¯ como un grupo susceptible de ser analizado o como algo diferente a una supuesta normalidad,y sobre el que sea aceptable encontrar causas de existencia y razones de persistencia, supone un enfoque que acepta esta divisi¨®n cartesiana construida con par¨¢metros profundamente hom¨®fobos y que hacen el art¨ªculo ofensivo.
He considerado pertinente publicar sus elaboradas reflexiones, aunque no las comparta, porque plantean un debate vivo socialmente como demuestran los comentarios a la citada noticia en el propio diario: ?los estudios cient¨ªficos sobre la homosexualidad la convierten en una patolog¨ªa, en la medida que estudia lo que no es normal?
Es cierto que hist¨®ricamente y de manera aberrante, la homosexualidad ha sido considerada una enfermedad mental. De hecho, hasta 1973 no decidi¨® la Asociaci¨®n Americana de Psiquiatr¨ªa (APA) eliminar la homosexualidad del Manual de diagn¨®stico de los trastornos mentales (DSM). Y no fue hasta 1990 que la OMS decidi¨® hacer lo propio.
Tambi¨¦n es cierto que la instalaci¨®n de estereotipos nocivos en una sociedad es muy dif¨ªcil de desactivar plenamente. Sin embargo, la investigaci¨®n sobre hipot¨¦ticas explicaciones de la homosexualidad no debe conducir forzosamente a estigmatizar esta orientaci¨®n sexual ni ha de suponer que se contemple como una anomal¨ªa que debe curarse. Puede obedecer perfectamente a una necesidad de conocimiento. Quien lo haga con otra finalidad comete un tremendo error o lo hace con intenci¨®n persecutoria.
Tambi¨¦n hay estudios sobre la mayor presencia de personas rubias en los pa¨ªses n¨®rdicos o sobre las personas zurdas sin que ello deba suponer que se penaliza el ser rubio o zurdo (aunque tambi¨¦n se ha dado eso en el ¨²ltimo caso). En un segundo mensaje tras una respuesta privada por mi parte, el lector concretaba que a diferencia de las personas ¡®rubias¡¯ que existen, el t¨¦rmino homosexual es una mera clasificaci¨®n social que para muchos (¡) no existe como algo esencial, sino que es una mera construcci¨®n nacida desde la injuria. Y conclu¨ªa: Aceptar un discurso de la b¨²squeda del origen de lo homosexual es, a mi juicio, aceptar al mismo tiempo una taxonom¨ªa sobre la orientaci¨®n sexual como patol¨®gica.
El lector reprocha al diario no estar lo suficientemente atento a los sistem¨¢ticos episodios de discriminaci¨®n que padece este colectivo. En particular el racismo, el machismo y la homofobia han destacado por causar sufrimiento f¨ªsico y psicol¨®gico, adem¨¢s de muertes. Supongo que su peri¨®dico tambi¨¦n es consciente de que la homofobia no es un tema acad¨¦mico, sino una realidad patente que causa torturas y condenas de muerte o c¨¢rcel con trabajos forzados en muchos pa¨ªses. Pero no hablamos de un problema lejano. Hablamos de un problema que causa que miles (y digo miles) de adolescentes sufran un acoso insoportable a diario, llevando a muchos a poner el suicidio adolescente en un lugar destacado en las causas de muerte en nuestro pa¨ªs. Asuntos todos estos que, lamentablemente, no veo que encuentren en su peri¨®dico el mismo eco que la noticia a la que se refiere el art¨ªculo.
Sin entrar a valorar si la cuant¨ªa de art¨ªculos es suficiente, el diario y el propio autor del mencionado art¨ªculo han estado atentos al tema. He hecho un repaso a noticias recientes sobre la cuesti¨®n. El autor de la citada informaci¨®n explicaba en octubre la presentaci¨®n de la primera demanda por parte de una persona lesbiana por la represi¨®n sufrida durante el franquismo. En el art¨ªculo se recordaba que gais, lesbianas y transexuales sufrieron, con diferente rigor durante el franquismo, primero la ley de vagos y maleantes y, luego, la de peligrosidad social. Los art¨ªculos que se les aplicaban de esta ¨²ltima estuvieron en vigor hasta 1979, cuatro a?os despu¨¦s de la muerte del dictador. Incluso hubo alg¨²n caso en que se les aplic¨® en plena Transici¨®n. Tampoco fueron beneficiados por el indulto de 1975 ni la amnist¨ªa de 1976.
En septiembre recog¨ªa una encuesta que denunciaba que el 43% de los alumnos que se sienten acosados por su orientaci¨®n sexual piensa en el suicidio; el 35% lo planea; el 17% lo intenta. Al comparar estos datos con otros trabajos sobre el acoso en general, la proporci¨®n de j¨®venes homosexuales que se plantean quitarse la vida es el triple que en el resto. La causa de esta desigualdad est¨¢ en la acumulaci¨®n de estigmas y la falta de apoyos. La mayor¨ªa de los menores y j¨®venes homosexuales intenta ocultarlo a sus padres. De hecho, de los acosados, solo el 18% pidi¨® ayuda a la familia; un 10% no lo hizo, pero no pudo ocultar su situaci¨®n, y el resto, el 72%, no dijo nada en casa. Por ¨²ltimo, en mayo, recog¨ªa una estad¨ªstica seg¨²n la cual 78 Estados mantienen leyes para perseguir las relaciones homosexuales. En siete se mantiene la pena de muerte.
En otro orden de cosas, el domingo pasado, en portada, se public¨® una fotograf¨ªa de Jaled Meshal, l¨ªder de Ham¨¢s en el exilio, en su primer viaje a Gaza. La fotonoticia remit¨ªa a un editorial en la p¨¢gina 30 y a una informaci¨®n en la secci¨®n de Internacional, en la p¨¢gina 6, que ocupaba una columna. Sin embargo, en varias ediciones la citada p¨¢gina estaba ocupada por un anuncio y la noticia, que tuvo su versi¨®n digital, adem¨¢s de una amplia fotogaler¨ªa, no pod¨ªa leerse en ninguna otra p¨¢gina. Se trata de un lamentable error al desplazar un anuncio y no administrar la informaci¨®n que la citada publicidad desalojaba de la p¨¢gina en otra de la misma secci¨®n. Esta es la explicaci¨®n de lo sucedido, no una excusa por algo que no debi¨® haber ocurrido.
Otro error fue el pie de foto publicado el d¨ªa 10 sobre la informaci¨®n titulada Bildu evita citar a ETA en su primer acto por las v¨ªctimas en San Sebasti¨¢n.En contra de lo que rese?a el texto informativo ¡ªBildu evit¨® hacer cualquier alusi¨®n a ETA¡ª, el pie de foto presenta a dos dirigentes de Bildu en el homenaje a las v¨ªctimas de ETA. Como se?ala un lector de Bilbao, am¨¦n de falso pol¨ªticamente, es contradictorio con el propio titular.
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