Europa e Israel
Para apoyar el proceso de paz, Bruselas debe ser m¨¢s sensible con Jerusal¨¦n
Los europeos suelen expresar su frustraci¨®n por no intervenir m¨¢s en la b¨²squeda de una soluci¨®n para el conflicto palestino-israel¨ª. Dada la proximidad geogr¨¢fica y la ayuda econ¨®mica al desarrollo palestino, los europeos se preguntan por qu¨¦ est¨¢ tan limitado su papel pol¨ªtico.
La respuesta, en mi opini¨®n, reside en una opini¨®n muy extendida en Israel de que, con demasiada frecuencia, Europa ignora por completo las preocupaciones de Jerusal¨¦n.
Un ejemplo es la votaci¨®n de la Asamblea General de la ONU, el 29 de noviembre, para dar a los palestinos el estatus de Estado observador no miembro en el organismo mundial.
A pesar de las en¨¦rgicas objeciones de Jerusal¨¦n (y Washington), con los argumentos de que esa medida supondr¨ªa un retroceso en la reanudaci¨®n del proceso de paz, ser¨ªa recompensar a los palestinos por haberse ido de la mesa de negociaciones e ir¨ªa en menoscabo de los Acuerdos de Oslo de 1993, 14 pa¨ªses de la UE, incluida Espa?a, optaron por apoyar la propuesta.
La Rep¨²blica Checa fue la ¨²nica que vot¨® en contra. Desde luego, si yo hubiera tenido que decir por adelantado qu¨¦ capital de la UE iba a oponerse a la medida, habr¨ªa escogido Praga.
Ning¨²n otro pa¨ªs de la Uni¨®n ha declarado durante tanto tiempo su apoyo sin reservas a la creaci¨®n de un Estado jud¨ªo, desde hace casi un siglo, durante el mandato del legendario presidente Thomas Masaryk, y con la ¨²nica interrupci¨®n de la era comunista.
Adem¨¢s, dada su historia, la Rep¨²blica Checa entiende a la perfecci¨®n la vulnerabilidad de Israel. Al fin y al cabo, en 1938, Gran Breta?a y Francia sacrificaron lo que entonces era Checoslovaquia en un vano intento de apaciguar al Tercer Reich. En realidad, como sabemos, solo sirvi¨® para aumentar el apetito de Berl¨ªn, que desemboc¨® en la devastaci¨®n de la Segunda Guerra Mundial.
La Autoridad Palestina ha convertido el env¨ªo de se?ales contradictorias en todo un arte
Si la UE se hubiera abstenido como grupo en la votaci¨®n de la ONU, tal como deseaban algunos Estados miembros, habr¨ªa transmitido un mensaje m¨¢s equilibrado, pero, siguiendo las directrices de Francia, no fue eso lo que pas¨®. Tampoco hay que olvidar la resistencia de la UE a incluir a Hezbol¨¢ en su lista de organizaciones terroristas.
Se trata de una organizaci¨®n implicada en numerosas tramas asesinas, en Latinoam¨¦rica, Asia, Europa, Oriente Pr¨®ximo. Pese a ello, hace a?os que se plante¨® por primera vez la cuesti¨®n en Bruselas y no ha cambiado nada. Ahora, nos dicen, todo depende de la investigaci¨®n que se est¨¢ realizando en Bulgaria sobre el atentado mortal que en julio mat¨® a seis personas. ?Pero por qu¨¦ va a ser ese el factor decisivo, como si no existieran ya monta?as de pruebas de sus acciones terroristas, para no hablar de las repetidas amenazas de reducir Israel a cenizas?
Y en los ¨²ltimos d¨ªas, se ha sabido que cuatro pa¨ªses de la UE ¡ªDinamarca, Finlandia, Irlanda y Portugal¡ª quisieron bloquear una declaraci¨®n de la UE que inclu¨ªa la condena de los comentarios incendiarios de Jaled Meshal, el jefe de Ham¨¢s. He aqu¨ª un fragmento de lo que dijo a principios de este mes: ¡°Hoy es Gaza. Ma?ana ser¨¢n Ramala y Jerusal¨¦n, y despu¨¦s Haifa y Yafa¡±.
La intervenci¨®n de Alemania y, una vez m¨¢s, de la Rep¨²blica Checa fue lo ¨²nico que asegur¨® el rechazo de esta ret¨®rica del odio, que reiteraba el conocido deseo de Ham¨¢s de borrar a Israel del mapa.
Si la UE no puede reconocer a Hezbol¨¢ como grupo terrorista y tiene dificultades para condenar las declaraciones en tono aniquilador del l¨ªder de Ham¨¢s, ?c¨®mo va a fiarse Israel de lo que har¨ªa Europa con un papel m¨¢s importante? Si la UE quiere verdaderamente aumentar su participaci¨®n, antes debe exhibir m¨¢s sensibilidad respecto a la poco envidiable situaci¨®n de Israel en materia de seguridad, con hechos y con palabras. No hay que olvidar que, en cualquier proceso de paz que culmine en un acuerdo de dos Estados, se pedir¨ªa a Israel, con una superficie que es dos tercios la de B¨¦lgica, que en nombre de esa paz asumiera unos riesgos inusitados. Europa debe preguntarse c¨®mo puede suavizar esos riesgos. Una manera es tratar a los grupos terroristas como lo que son. Y otra es estudiar muy en serio qu¨¦ papel podr¨ªa tener la UE ¡°al d¨ªa siguiente¡± de cualquier acuerdo de paz, por lo que respecta a la seguridad de Israel.
Los recientes acontecimientos en el mundo ¨¢rabe han vuelto a poner de relieve los peligros de la zona. A la UE le preocupa la violencia mortal desatada en Siria, sin duda, pero Damasco comparte frontera con Israel. Tambi¨¦n las comparten L¨ªbano, dominado por Hezbol¨¢, Gaza, controlada por Ham¨¢s, Egipto, gobernado por los Hermanos Musulmanes, y Sina¨ª, una regi¨®n cada vez m¨¢s an¨¢rquica. Mientras tanto, en Cisjordania gobierna la Autoridad Palestina, que ha convertido el env¨ªo de se?ales contradictorias en todo un arte: un d¨ªa pide negociaciones de paz, al d¨ªa siguiente se niega a condenar el disparo de misiles de Ham¨¢s contra Israel y luego busca la reconciliaci¨®n con este ¨²ltimo grupo, que proclama de forma expl¨ªcita la aniquilaci¨®n de Israel.
Esta es la lamentable realidad del entorno de Israel. Muy lejos de lo que viven Espa?a o Suecia.
Si a eso se a?ade la historia jud¨ªa, la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s dura. Los jud¨ªos somos un pueblo que tiene memoria y por tanto recuerda que, en m¨¢s de una ocasi¨®n, aquellos que exig¨ªan nuestra eliminaci¨®n trataron de llevarla a cabo, tanto en Oriente Pr¨®ximo como en Europa.
Si Europa mostrara m¨¢s sensibilidad ente la peculiar situaci¨®n de Israel, estar¨ªa hacendo lo que es debido; y, desde luego, se ganar¨ªa el derecho a tener un papel m¨¢s importante en el proceso pol¨ªtico.
David Harris es director ejecutivo del Comit¨¦ Jud¨ªo Americano (AJC).
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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