El modelo Federer
El suizo arranca 2013 con el reto de sumar otro r¨¦cord: ganar su quinto Open de Australia Ya en la recta final de su carrera, afronta el futuro ejerciendo de hombre anuncio (el ¨²ltimo, de champ¨¢n) y aprendiendo de moda con la directora de 'Vogue USA', Anna Wintour
En el deporte de ¨¦lite, lo normal es que a los grandes campeones les asista el esfuerzo, el sacrificio, la lucha, la moral, la entrega, bla, bla, bla. Pero hay unos pocos elegidos que alcanzan la gloria, adem¨¢s de con todo eso, por otros medios. Es el caso de Roger Federer (Basilea, 1981), de largo ya el mejor tenista de todos los tiempos. El fen¨®meno suizo, el que parece que cae y vuelve a levantarse por el mero hecho de pulverizar marcas, le saca tambi¨¦n jugo a sus gustos por la moda y los placeres, algo en lo que invierte su tiempo para ganarse un dinero extra en la recta final de su carrera con 31 a?os cumplidos.
Federer cierra el a?o 2012 habiendo ganado seis torneos y arranca 2013 con otra marca a superar: ganar el Open de Australia por quinta vez, algo que a¨²n no ha logrado nadie. No se consiguen 17 t¨ªtulos de Grand Slam ¨Csiete Wimbledon entre ellos¨C sin sudar. Pero pareciera que a ¨¦l no se le notan las gotas con la elegancia que gasta. Su filosof¨ªa de bon vivant no est¨¢ re?ida con su tenis exquisito, basado en un estilo cl¨¢sico. La elegancia, el gusto por la vida, su afici¨®n al queso, al chocolate y a los buenos restaurantes cuadran con su drive mort¨ªfero y su rev¨¦s a una mano, lo mismo que ser propietario de una marca de cosm¨¦ticos hom¨®nima, tener buen ojo para la moda, un cierto aire de artista de cine y su confeso enganche a la PlayStation. Ese es el aut¨¦ntico rasgo de genialidad. Lo que marca la diferencia entre su majestad y el resto. Su secreto.
Tipo raro este Federer. ¡°Los r¨¦cords est¨¢n para batirlos¡±, dice como un mantra quien sabe de eso y se lo aplica m¨¢s all¨¢ de lo que pueda parecer un lugar com¨²n. Las cifras le contemplan. Diecisiete Grand Slams ¨Cm¨¢s que nadie en la historia¨C y 302 semanas como n¨²mero uno del ranking de la ATP: unas cuantas m¨¢s que su admirado Pete Sampras, que estuvo 286 y a quien se ocup¨® de destronar en 2001 tambi¨¦n en Wimbledon, su verdadero reino, sin que por ello haya supuesto una mancha en su sincera amistad presente. Un caballero.
Pero en la publicidad est¨¢ a punto de batir otros r¨¦cords en su cuenta corriente. Los 240 millones de euros que tiene en el banco salen entre otros ingresos de los 34 que le reportan Nike, Gillette y Rolex, m¨¢s 12 que le ha ofrecido Mo?t & Chandon, que acaba de sustituir como imagen de marca a Scarlett Johansson por ¨¦l. ?Champ¨¢n para un tenista? Por qu¨¦ no, siempre que se haga, como dice ¨¦l, con moderaci¨®n. Federer ganar¨ªa torneos hasta borracho.
Los anunciantes conf¨ªan tanto en ¨¦l porque, seg¨²n una encuesta reciente, detr¨¢s de Nelson Mandela, es el personaje que m¨¢s confianza despierta en el planeta. Ah¨ª est¨¢ su gracia
Ejerce el liderazgo a conciencia, pero a contracorriente. Quiere destacar tambi¨¦n en el mundo de la moda, donde cuenta con una asesora de lujo: la editora Anna Wintour, gur¨² de la revista Vogue. En recientes declaraciones a The Sunday Times, Federer presum¨ªa de esa amistad y de que es ella quien le recomienda los fot¨®grafos que deben airear su imagen y los dise?adores que mejor le visten.
Pero ante todo, Federer es un tipo de fiar a nivel global. De hecho, las marcas conf¨ªan tanto en ¨¦l porque, seg¨²n una encuesta reciente del Reputation Institute, detr¨¢s de Nelson Mandela, es el personaje que m¨¢s confianza despierta en el planeta. Ah¨ª est¨¢ su gracia. En el club de los grandes campeones, se podr¨ªa decir que, salvo la disciplina del deporte, deben de tener pocas preocupaciones. Por eso asombra que un padre de gemelas de cuatro a?os ¨CMyla Rose y Charlene Riva, que le aplauden con sus tirabuzones a rabiar junto a su madre, la extenista checa Mirka Vavrinec¨C haya regresado m¨¢s de una vez sin despeinarse a la cima del tenis mundial.
La clave de su ¨¦xito y de la fascinaci¨®n que ejerce tambi¨¦n la lleva Federer en la esencia de su juego. Cuando el tenis se hab¨ªa convertido en una carrera basta de machacadores con reveses a dos manos y fuerza f¨ªsica bruta frente a swing, apareci¨® ¨¦l, con su izquierda perfectamente arm¨®nica del brazo estirado, con su naturalismo y sin m¨²sculos, a dar una clase de tenis global. Resucit¨® el clasicismo en la pista al tiempo que encargaba trajes blancos con chaqueta y pantalones para recoger sus copas en Londres.
Su resurrecci¨®n de un tenis que parec¨ªa enterrado le benefici¨®. Ha sido fan¨¢tico y coherente en defenderlo hasta hoy. Y ha demostrado que frente a la fuerza bruta caben otros caminos. Pero es que al ritmo de sus golpes de derecha, contundentes, en apariencia f¨¢ciles pero mortales, sus subidas a la red, su infinito repertorio de t¨¢cticas, muestra en su vida el mismo sentido de la marca que aplica en las pistas.
Nunca se le escuchar¨¢ una declaraci¨®n altisonante, una provocaci¨®n. Cultiva la amistad con sus rivales, lo que provoca, sobre todo en los j¨®venes, admiraci¨®n. El camino as¨ª marcado por ¨¦l le llev¨® a disputar lo que muchos expertos consideran hoy el mejor partido de tenis de la historia: aquella final de Wimbledon disputada contra Rafa Nadal en 2007, que el suizo perdi¨®. Siete horas rascadas incluso a la amenaza de la noche en la que el mundo vio un intercambio de superaciones y genialidades que cay¨® del lado del espa?ol.
Muchas veces, ambos han declarado que enfrentarse entre s¨ª les hace mejores. Le hemos visto re¨ªr y llorar ¨Ctan fieramente humano¨C cuando gana y pierde. En Australia, tambi¨¦n al caer en un Open, tuvo la enorme elegancia y sensibilidad de reconocer ante las televisiones de todo el mundo y el p¨²blico presente lo siguiente: ¡°Este t¨ªo me est¨¢ matando¡±. Se refer¨ªa a Nadal. Su obsesi¨®n en tiempos.
Sin embargo, su ansia extrema de superaci¨®n ¨Cincluso entrenando a 50 grados en Dub¨¢i, donde tiene una casa para afrontar aclimatado el Open USA, donde juega despu¨¦s a 40? y fresquito¨C, sin renunciar a los placeres de la vida, ha sido tal que hoy Federer contempla la recta final de su carrera sabi¨¦ndose el mejor de todos los tiempos, con marcas dif¨ªciles de superar en a?os por quienes vengan detr¨¢s. Quiz¨¢s por eso se haya animado a brindar con una copa de champ¨¢n franc¨¦s, aunque le caigan cr¨ªticas por eso.
Relajado, maduro, consciente de que hoy es cuando m¨¢s que nunca disfruta de su vida y de su tenis, por placer, a placer, con la gu¨ªa del placer, Federer, ese hedonista de la ¨¦lite mundial del deporte, ha conseguido, a?adi¨¦ndole gozo al sufrimiento, agrandar su leyenda y de paso su cuenta corriente.
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