El euro, entre arenas movedizas
Once a?os despu¨¦s de su estreno, la uni¨®n monetaria est¨¢ en el centro de la crisis europea Los expertos acusan a los socios comunitarios de provincialismo y de falta de previsi¨®n
La madrugada del 1 de enero de 2002 centenares de miles de europeos hicieron cola delante de los cajeros autom¨¢ticos para sacar los primeros billetes de la nueva moneda europea: el euro. Todo el proceso tuvo una escala sin precedentes: 12 pa¨ªses abandonaban sus divisas nacionales a cambio de casi 15.000 millones de billetes y 50.000 millones de monedas, que pasaban a manos de 300 millones de personas, desde la lejana isla francesa de Reuni¨®n, en el oc¨¦ano ?ndico, hasta la Laponia finlandesa. El aire estaba cargado de optimismo: Los ciudadanos reciben el euro con euforia, titulaba EL PA?S el d¨ªa 2 a cinco columnas.
De todo aquello han pasado 11 a?os. Hoy, el optimismo con el que naci¨® el euro se ha poco menos que desvanecido: la descomposici¨®n de la eurozona es cada vez m¨¢s evidente, y la desaparici¨®n de la moneda ¨²nica, hasta hace casi nada tab¨², pas¨® a ser una posibilidad que a¨²n hoy sigue flotando sobre las cabezas de los europeos. La pregunta surge por s¨ª sola: ?Qu¨¦ ha salido mal?
La mayor parte de los economistas coincide en que la crisis econ¨®mica europea comenz¨®, parad¨®jicamente, en otra parte: con el estallido de la burbuja subprime en Estados Unidos en 2007. Pero esa crisis, de la que EE UU ya est¨¢ saliendo, contin¨²a arrastr¨¢ndose en Europa y amenaza con llevarse a la eurozona por delante. ¡°Tanto los Gobiernos nacionales como las instituciones europeas han respondido de forma torpe y lenta¡±, afirma Emilio Ontiveros, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Empresa y presidente de la consultor¨ªa AFI, ¡°lo que ha alimentado ideas que sugieren una fragmentaci¨®n de la eurozona¡±. ¡°Puede que la moneda ¨²nica se haya administrado solo teniendo en cuenta objetivos pol¨ªticos¡±, considera Paul de Grauwe, profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Lovaina (B¨¦lgica). ¡°No se han puesto metas econ¨®micas serias. Eso ha llevado a una mala gesti¨®n de la crisis¡±.
Pero los errores pol¨ªticos no bastan para explicar el estado actual de la eurozona. La crisis ha dejado en evidencia fallos en el dise?o de la moneda ¨²nica. ¡°La casa del euro se ha construido por el tejado¡±, afirma de Grauwe. ¡°Cuando hac¨ªa sol no pasaba nada, pero cuando se ha puesto a llover ha empezado a entrar agua por las grietas¡±. Hasta 2011, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, ¡°el marco para la coordinaci¨®n de la pol¨ªtica fiscal¡±, seg¨²n lo define la Comisi¨®n Europea, deb¨ªa velar por la salud de las finanzas p¨²blicas. Pero ese marco ¡°ha sido insuficiente¡±, seg¨²n Ontiveros. ¡°Hac¨ªa demasiado hincapi¨¦ en la deuda y en el d¨¦ficit p¨²blico¡±, contin¨²a De Grauwe. ¡°El problema estaba en otra parte: en el endeudamiento del sector privado¡±.
Europa insisti¨® con el d¨¦ficit p¨²blico de forma que nadie se fij¨® en el endeudamiento privado Paul de Grauwe
Esta insistencia en medir la situaci¨®n econ¨®mica de los pa¨ªses de la eurozona a trav¨¦s de los presupuestos del Estado llev¨® a una falsa sensaci¨®n de seguridad. ¡°Nadie se fij¨® en esto, as¨ª que nadie lo vio venir¡±, se lamenta De Grauwe. Adem¨¢s, la obsesi¨®n por el saldo negativo del Estado trajo otros problemas. ¡°El euro se estableci¨® en Espa?a a costa de su Estado del bienestar, pues la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico se realiz¨® primordialmente con fondos que hubieran ido a cubrir el d¨¦ficit social¡±, seg¨²n Manuel Bonmati, secretario de Pol¨ªtica Internacional de UGT.
Pero no han sido los ¨²nicos errores. La capacidad de la Uni¨®n para actuar en ayuda de Estados en dificultades, la llamada mutualizaci¨®n, no estaba prevista y tuvo que improvisarse. Y, sobre todo, afirman los expertos consultados, ha pesado la ausencia de una verdadera uni¨®n econ¨®mica. ¡°Se ha centralizado la pol¨ªtica monetaria, mientras que el resto se ha dejado en manos de los Estados miembros¡±, afirma De Grauwe. A pesar de que la Uni¨®n Europea est¨¢ intentando recobrar el tiempo perdido a marchas forzadas, como con la uni¨®n bancaria aprobada el pasado diciembre, cabe la posibilidad de que llegue tarde.
Los tropiezos del funcionamiento de la eurozona han provocado una p¨¦rdida de confianza en la moneda ¨²nica. ¡°Ha habido claramente un debilitamiento de la imagen del euro¡±, afirma Ontiveros. Seg¨²n los ¨²ltimos datos del Eurobar¨®metro, en mayo de 2012 un 36% de los espa?oles estaba en contra de la moneda ¨²nica, frente a un 30% de seis meses antes. Este debilitamiento ha ido parejo a la desilusi¨®n con el propio proyecto de la Uni¨®n Europea, dado que ambos est¨¢n ¨ªntimamente relacionados. Seg¨²n Ontiveros, ¡°la uni¨®n monetaria es la argamasa con la que se construye el edificio europeo¡±.
La uni¨®n monetaria es la argamasa con la que se construye el edificio europeo Emilio Ontiveros
Y con el apag¨®n de la idea de una Europa unida han repuntado los viejos t¨®picos que contraponen los supuestamente derrochadores pa¨ªses del sur contra los frugales Estados del norte. De Grauwe considera esas ideas como un "sinsentido total". No solo son los Estados sure?os los que est¨¢n en apuros: tanto Irlanda como Eslovenia han pedido el rescate. Pero adem¨¢s, se?ala, "en los a?os noventa los pa¨ªses escandinavos tuvieron una burbuja similar que acab¨® con el rescate de sus bancos por parte del Estado, como ahora". Para De Grauwe, la burbuja inmobiliaria es un fen¨®meno que ha ocurrido "siempre que ha habido cr¨¦dito barato y un exceso de confianza", y que puede ocurrir en "cualquier parte".
A pesar del tropiezo en la gesti¨®n de la zona euro, los expertos coinciden en que Europa debe esforzarse por conservar la moneda ¨²nica. "Su derrumbe romper¨ªa la unidad del mercado ¨²nico europeo", afirma Bonmati, "con la consiguiente p¨¦rdida de peso en el concierto mundial".
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