Para salir de la par¨¢lisis
La relaci¨®n Gobierno-Generalitat debe activarse con medidas de construcci¨®n de confianza
Para salir de la par¨¢lisis en que se encuentran las relaciones entre el Gobierno de Espa?a y la Generalitat de Catalu?a hace falta algo m¨¢s que la g¨¦lida cortes¨ªa protocolaria exhibida por sus primeros mandatarios en la inauguraci¨®n del AVE Barcelona-Figueres. Se necesita, en primer lugar, conciencia de que el di¨¢logo de sordos no mejora las cosas y, que si no mejoran, van a empeorar.
Cada uno de los dos protagonistas sigui¨® al pie de la letra su propio guion. Mariano Rajoy enfatiz¨® la nueva l¨ªnea como un ejemplo de lo que se puede hacer juntos, c¨®mo ello supone crear v¨ªas de entendimiento y c¨®mo al fin el nuevo tren enlaza por vez primera todas las capitales de una comunidad aut¨®noma. Artur Mas prefiri¨® lamentar el retraso con que llega la nueva infraestructura, la debilidad de la inversi¨®n p¨²blica en Catalu?a y subrayar la necesidad hist¨®rica de la conexi¨®n f¨¦rrea con Europa mediante el ancho de v¨ªa normalizado.
Lo extraordinario del asunto es que ambos tienen raz¨®n. Ningunear los avances se?alados por el presidente del Gobierno ser¨ªa cicatero, pero subrayarlos resulta inane si no se escuchan los agravios razonables, sean o no oportunos. El retraso registrado es real, y de culpas compartidas, pero no era el dato m¨¢s relevante de la jornada. Y tiene base la queja por el d¨¦ficit de infraestructura p¨²blica en Catalu?a ¡ªque los maquillajes ministeriales no solventan¡ª, siempre que se reconozca tambi¨¦n la menos que escasa propensi¨®n inversora del nacionalismo catal¨¢n en sus 25 a?os de gobierno.
De modo que si el evento es simb¨®lico de lo que realmente sucede, vamos mal. Aunque tambi¨¦n podr¨ªamos ir peor: al menos, los l¨ªderes se hablan. Vamos mal porque Mas no imprime una pausa a su agenda secesionista, como le sugiri¨® su fiasco electoral, sino que la acelera mediante la construcci¨®n de unas ¡°estructuras de Estado¡± del todo innecesarias, costosas y que buscan precondicionar el resultado de un eventual refer¨¦ndum sobre la independencia. Todo ello, en vez de concentrar esfuerzos en la superaci¨®n, econ¨®mica y social, de la crisis.
Y porque Rajoy no emplea ante ello otro argumento que el uso formal y nominalista de la Constituci¨®n, m¨¢s como arma arrojadiza que como cauce para explorar cualquier posibilidad de reencauzar el litigio y de incluir a todos.
Para salir de la par¨¢lisis hay que acudir a los m¨¦todos de resoluci¨®n de crisis de ¨¦xito comprobado. El primero es discutir un cat¨¢logo de medidas para reconstruir la confianza: sin una dosis superior a la oteada el martes, habr¨¢ choque, frustraci¨®n, p¨¦rdida de tiempo, costes internacionales: da?os, en suma, para todos.
Plantear este cat¨¢logo es urgente. Para lograrlo, todos deber¨ªan dar un paso atr¨¢s en los excesos pasados, los errores opuestos pero compartidos y los intereses cortoplacistas. Ambas partes tienen ah¨ª mucho que expiar y explorar. Si quieren, ojal¨¢, evitar males mayores.
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