El PSOE no debe perder la E de espa?ol
Si los socialistas no se distancian del nacionalismo este acabar¨¢ con ellos
En los 134 a?os de historia del PSOE, ese partido ha visto c¨®mo algunas de sus siglas han sido cuestionadas por una parte de la poblaci¨®n espa?ola, seg¨²n los momentos y las circunstancias. As¨ª la P de partido fue vista como de dudosa credibilidad en los a?os de la Segunda Rep¨²blica y en los a?os de la Guerra Civil, como consecuencia de los enfrentamientos que surgieron en ese tiempo en el seno de la organizaci¨®n socialista. Tras el fin de la guerra, en el exilio, la divisi¨®n se acentu¨® entre los partidarios de Negr¨ªn y los de Prieto. Se produjo la pr¨¢ctica creaci¨®n de dos partidos socialistas: uno en torno a Negr¨ªn, en Francia y, despu¨¦s, en M¨¦xico. Otro en torno a Prieto, primero en Francia, y posteriormente tambi¨¦n en M¨¦xico. Otro tanto ha ocurrido con la S de socialistas reformistas. Tiempos ha vivido el PSOE, en 1917 y 1934, en el que m¨¢s que un partido socialdem¨®crata ofreci¨® la imagen de un partido revolucionario, de corte marxista, dispuesto a ocupar el poder pol¨ªtico no por la fuerza de los votos, sino por la subversi¨®n y la movilizaci¨®n popular.
En algunas ocasiones, la O de obrero ha sido puesta en cuesti¨®n cuando el partido ha tenido la necesidad de adoptar medidas legislativas aparentemente contrarias a la parte m¨¢s d¨¦bil de la sociedad o cuando tuvo que sufrir los acosos de las huelgas generales contra la pol¨ªtica de un Gobierno socialista.
Pero lo que nunca hab¨ªa sido puesto en cuesti¨®n por nadie a lo largo de su historia fue la E de espa?ol; jam¨¢s se puso en duda que el PSOE no fuera un partido claramente identificado con Espa?a, incluyendo en esa percepci¨®n los tiempos en los que el PSOE tuvo que ejercer su actividad pol¨ªtica en el exilio o en la clandestinidad.
El federalismo no arreglar¨ªa ninguno de los problemas por los que pasa Espa?a con los anuncios de secesi¨®n
Es ahora, en estos momentos, cuando algunos espa?oles comienzan a dudar de esa calificaci¨®n, y no por sospechar que el PSOE mantenga una dependencia de cualquier potencia externa a nuestro pa¨ªs, sino por el convencimiento, cada vez m¨¢s clavado en el ¨¢nimo de muchos espa?oles, de quienes no aciertan a comprender determinadas posiciones de los socialistas espa?oles en relaci¨®n con la estructuraci¨®n territorial de Espa?a. Desde que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero dijo, a prop¨®sito de la reforma del Estatuto de Catalu?a, aquello de que ¡°respetar¨¦ lo que venga del Parlamento catal¨¢n¡±, queriendo buscar un acuerdo con los nacionalistas, generando una permanente incertidumbre que descoloc¨® el modelo auton¨®mico, hasta hoy, cada vez cuesta m¨¢s trabajo entender la definici¨®n de la organizaci¨®n socialista como espa?olista, entendiendo por tal aquella que pretende mantener y ofrecer un discurso ¨²nico de configuraci¨®n de pa¨ªs, independientemente del territorio en el que ejerce su acci¨®n pol¨ªtica.
Las ¨²ltimas elecciones catalanas han puesto en duda esa concepci¨®n respecto a la espa?olidad del PSOE, cuando la organizaci¨®n socialista en territorio catal¨¢n ha defendido el derecho de los ciudadanos de Catalu?a a decidir la autodeterminaci¨®n y cuando su secretario general, Pere Navarro, ha prometido abstenerse, aunque despu¨¦s haya matizado, en todo lo que haga referencia al proceso soberanista para Catalu?a. Todo ello, precedido de una declaraci¨®n del secretario general del PSOE, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, quien el pasado 24 de septiembre de 2012, en la cadena SER, se mostr¨® partidario de modificar la Constituci¨®n si fuera preciso para ir a un modelo federal en Espa?a.
En uno y otro caso se pone de manifiesto que el PSOE navega en aguas turbulentas, sin ofrecer una idea cabal de su car¨¢cter espa?olista, desconcertando a quienes nunca dudaron de ese car¨¢cter y a quienes se afiliaron al PSOE, entre otras cosas, por su denominaci¨®n de partido defensor de la Espa?a plural y descentralizada, que esa fue una de las grandes obras del PSOE en los a?os en que ocup¨® el Gobierno de Espa?a en su primera fase, antes de los Gobiernos de Aznar. Cuando Felipe Gonz¨¢lez quiso eliminar el marxismo de la declaraci¨®n program¨¢tica del PSOE en 1979, tuvo que acudir a un congreso federal de los socialistas, someter su propuesta a votaci¨®n y, por cierto, perderla, para ganarla cinco meses m¨¢s tarde en un nuevo congreso.
La paradoja ser¨ªa abrir un periodo constituyente con la izquierda, cuando nadie en ella tiene vocaci¨®n ni opci¨®n de poder conseguir una mayor¨ªa
Quien desee apostar por un modelo federal para Espa?a no puede decidirlo unilateralmente porque no hace todav¨ªa un a?o que los socialistas espa?oles celebraron su 38? congreso federal en Sevilla, sin que a nadie de los que a ¨¦l asistieron se le ocurriera someter ese modelo a debate y votaci¨®n de los delegados. Quienes piensan que el Estado federal mejorar¨ªa la incardinaci¨®n de los territorios en la estructura del Estado, d¨¢ndoles mayores competencias o mejor financiaci¨®n est¨¢n en un error; el Estado que dise?a la Constituci¨®n espa?ola va mucho m¨¢s lejos que cualquier Estado federal en el que podamos fijarnos. El Estado de las autonom¨ªas transfiere m¨¢s competencias y reconoce m¨¢s asimetr¨ªas que cualquier Estado federal que pongamos como modelo para comparar. ?Para qu¨¦ querer ir hacia un modelo que siempre ser¨ªa inferior al que ya tenemos y, adem¨¢s, sim¨¦trico?
La propuesta de un nuevo modelo de Estado exige que el PSOE, si se propone hacer algo que dure y que sea consistente, incluyendo la reforma constitucional, trate de hacerlo con el PP. Es la ¨²nica opci¨®n que generar¨ªa estabilidad. La paradoja ser¨ªa abrir un periodo constituyente con la izquierda, cuando nadie en ella tiene vocaci¨®n, ni una clara opci¨®n de poder conseguir una mayor¨ªa. El panorama actual en la izquierda es la fragmentaci¨®n, mientras que el peso de la derecha es muy serio. El PSOE tiene que tratar de ver cu¨¢l es el camino a seguir para volver a ser hegem¨®nico. Para tener mayor¨ªa. La ficha federal que pretende jugar es arriesgada y puede que no la quieran ni unos ni otros.
El socialismo no ha de dejar en manos de la derecha la defensa del modelo en el que no crey¨® cuando se someti¨® a refer¨¦ndum la Constituci¨®n
El federalismo no arreglar¨ªa ninguno de los problemas por los que pasa Espa?a en estos momentos con los anuncios de secesi¨®n en marcha. Los nacionalistas catalanes y vascos no quieren ni o¨ªr hablar de Estado federal y ellos saben muy bien por qu¨¦. Las dificultades y los problemas de encaje en el Estado auton¨®mico de algunos territorios no son la consecuencia del Estado que dibuja la Constituci¨®n. Con cualquier modelo unitario descentralizado, los nacionalismos no parar¨¢n hasta conseguir la independencia. Como tiene escrito Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas: ¡°El modelo auton¨®mico espa?ol es asim¨¦trico, aporta un sistema m¨¢s flexible que el federal para resolver los problemas peculiares y los hechos diferenciales. La asimetr¨ªa fundamental se produce por las lenguas propias, los conciertos econ¨®micos, derecho civil especial, r¨¦gimen fiscal especial (Canarias) y por las competencias en materia de seguridad, tr¨¢fico y prisiones¡±.
En definitiva, el PSOE ni puede perder su condici¨®n de partido espa?ol que estructura y garantiza su unidad descentralizada ni puede dejar en manos de la derecha la defensa de un modelo en el que no crey¨® cuando se someti¨® a refer¨¦ndum la Constituci¨®n.
Los socialistas vascos y catalanes han sufrido un varapalo impresionante en las elecciones vascas y catalanas (19% y 14%) a manos de los nacionalistas de uno y otro territorio. No ser¨ªa descabellado pensar que el conjunto de los socialistas espa?oles podr¨ªa seguir la misma suerte a manos del nacionalismo espa?ol que, ante la deriva nacionalista perif¨¦rica, reaccionar¨¢ de manera contundente defendiendo una concepci¨®n de Espa?a que puede llevarse por delante al PSOE. O los socialistas se distancian del nacionalismo ¡ªy lo primero que tendr¨ªa que hacer ser¨ªa calificar de golpistas a quienes pretenden saltar por encima de la Constituci¨®n¡ª o los nacionalistas acabar¨¢n con el PSOE.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra fue presidente de la Junta de Extremadura.
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