Deshonestos discursos pol¨ªticos
Las palabras convocan a las fuerzas que tienen el poder de transformar la realidad
El comisario de Asuntos Econ¨®micos, Olli Rehn, defendi¨® esta semana las pol¨ªticas europeas de austeridad, frente a la matizada opini¨®n del Fondo Monetario Internacional, cuyos expertos creen ahora que el coste est¨¢ siendo demasiado profundo y las consecuencias van a ser demasiado prolongadas.
?En ese mismo momento, con claridad y sin turbaci¨®n, Olli Rehn a?adi¨®: ¡°Va a haber muchas tensiones sociales, porque los ciudadanos no van a ver mejora en su vida cotidiana en alg¨²n tiempo¡±. Los pa¨ªses del sur, afectados por esos feroces planes de austeridad, ¡°no deben caer en la complacencia¡±, advirti¨®.
Tiene raz¨®n: no caer en la complacencia significa ¡°no experimentar satisfacci¨®n ni alegr¨ªa¡±. Nadie va a experimentar mejoras en su vida ¡°en alg¨²n tiempo¡±, sea esa la medida que sea.
De eso se trata. De que los ciudadanos no vamos a experimentar la menor mejora en 2013. Los institutos de an¨¢lisis estad¨ªstico y econ¨®mico de Francia, Alemania e Italia coincidieron en su ¨²ltimo informe en considerar que en el segundo trimestre de este a?o la econom¨ªa de la zona euro podr¨ªa estabilizarse y crecer un 0,2%.
Seguramente es una buena noticia y el se?or Rehn se sentir¨¢ recompensado, pero desde luego no implica que los niveles de paro en Espa?a vayan a experimentar un alivio rese?able, que Grecia pueda sufragar las medicinas que necesitan sus enfermos o que Portugal salga de la pobreza lacerante a la que le empujan.
Parece m¨¢s bien que el comisario (aunque quiz¨¢ sea injusto personalizar en ¨¦l toda una corriente de pensamiento que arrasa en la Uni¨®n Europea) est¨¢ seguro de que todo eso va a seguir siendo igual, que Espa?a va a sufrir cifras enormes de desempleo durante un periodo muy prolongado, pero que, simplemente, considera que eso no es asunto suyo. Su problema son los asuntos econ¨®micos, pero, como est¨¢ ya muy claro, la buena marcha de esos asuntos es perfectamente compatible con seis millones de parados. Incluso es posible que finalicemos 2013 con solo 5.800.000. Formidable noticia, que convenientemente explotada puede dar una nueva victoria al Gobierno.
La deshonestidad en el discurso pol¨ªtico que padecemos los ciudadanos es formidable. Pretenden decirnos que no es as¨ª; que, bien al contrario, es muy honesto porque nos cuenta lo que pasa con rectitud. Como cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparece tristemente ante nosotros para anunciarnos que hace ¡°lo ¨²nico que puede hacer¡±.
En eso consiste la deshonestidad pol¨ªtica: lo que se pretende es mantener la realidad, no transformarla. Se hacen discursos llenos de lo que alguien calific¨® muy felizmente como ¡°acelerones en punto muerto¡±, que dejan el coche donde estaba y la realidad sin tocar.
El discurso pol¨ªtico honesto es otra cosa. Las palabras por s¨ª solas no cambian la realidad, por supuesto. Pero convocan a las fuerzas que s¨ª tienen ese poder de transformaci¨®n.
Desde hace demasiado tiempo, los espa?oles o¨ªmos discursos pol¨ªticos que se limitan a glosar la realidad. En lugar de dirigirse a ciudadanos que razonan con palabras capaces de convocarles para cambiar esa realidad, se nos adormece con un discurso en el que se han limado esas palabras, precisamente para que nos dejen paralizados.
Una mara?a de discursos deshonestos que quieren hacernos creer que la realidad es intocable. Por eso soportamos que la sentencia del caso Pallerols llegue con 20 a?os de retraso; que Duran Lleida no dimita; que Ana Botella desprecie a los ciudadanos con una comparecencia p¨²blica intolerable; que el Rey se preste a una supuesta entrevista que se transforma r¨¢pidamente en un acto de propaganda muy poco brillante; que la oposici¨®n socialista siga abstra¨ªda en sus cosas; que nos aseguren que no hay nada que pueda evitar que los ciudadanos sigamos soportando el empobrecimiento de nuestras vidas sin l¨ªmite de tiempo.
Que cada vez est¨¦ m¨¢s cercano el d¨ªa en que alguien pretenda distraernos de esos males con simples llamamientos a los sentimientos o a la pura irracionalidad.
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