La homofobia en la escuela
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Aunque soy perro viejo en el periodismo y ya he visto este fen¨®meno innumerables veces, me sigue chocando la facilidad con la que los temas aparecen y desaparecen de la conciencia p¨²blica. Me refiero a esa tendencia guadianesca de algunas noticias que, de repente, se convierten en el no va m¨¢s del inter¨¦s general, el epicentro de la actualidad, el t¨®pico ardiente de todos los medios de comunicaci¨®n; pero que luego, despu¨¦s de unas semanas o unos meses, se borran por completo de nuestra mente, aunque la situaci¨®n que antes nos preocupaba tant¨ªsimo siga siendo la misma. As¨ª de precaria y de traidora es la memoria humana.
Uno de esos temas ¨¢lgidos y desde luego atroces es el del acoso escolar. En 2004, un chaval de 14 a?os llamado Jokin Ceberio se mat¨® arroj¨¢ndose al vac¨ªo desde la muralla de Hondarribia, tras sufrir un espantoso tormento durante dos a?os por parte de sus compa?eros de clase (y, para peor, ante la indiferencia de los profesores). La brutalidad de esta historia aguijone¨® nuestras conciencias dormidas y durante alg¨²n tiempo se habl¨® mucho del asunto: hubo estudios, encuestas, campa?as de concienciaci¨®n. Y despu¨¦s¡ ?qu¨¦ pas¨®? Pues que la gran ballena del sufrimiento escolar volvi¨® a sumergirse bajo las aguas. Hace poco hemos vuelto a picotear levemente en ese infierno a ra¨ªz de dos casos de suicidio en el extranjero de chicos acosados por medio de Internet, pero el ¨¦nfasis se puso en el peligro de las redes, no en la ferocidad de los compa?eros. Esa ferocidad, me temo, sigue estando ah¨ª en todos los colegios espa?oles, aunque ahora ya no hablemos de ello. Miles de ni?os y ni?as son agredidos, insultados, humillados y literalmente torturados cada d¨ªa por sus compa?eros de clase, y esa violencia sigue siendo, por lo general, un iceberg sumergido. Me pregunto, por ejemplo (mientras escribo esto a¨²n no se sabe nada), si el asesino de los escolares de Newtown no tendr¨¢ un episodio de acoso a las espaldas: no lo digo para justificar lo que hizo, sino para intentar entender.
Cualquier cosa que te separe de la masa puede hacerte v¨ªctima de su envidia y de sus miedos¡±
E intentar entender es nuestra obligaci¨®n, as¨ª como esforzarnos por no olvidar que todo esto sucede. Hace apenas tres meses, la Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y el colectivo de LGTB de Madrid, COGAM, presentaron un interesant¨ªsimo estudio realizado entre j¨®venes de 12 a 25 a?os de edad que han sufrido acoso escolar homof¨®bico. El trabajo consta de 653 entrevistas recogidas en 129 localidades distintas de toda Espa?a, y se considera acoso homof¨®bico aquel que sufre cualquier persona que no responde a las expectativas de g¨¦nero m¨¢s convencionales. ?Qu¨¦ quiere decir esto? Pues que no s¨®lo lo padecen los homosexuales, sino tambi¨¦n muchos heterosexuales que se salen del t¨®pico: por ejemplo, si tienes la mala suerte de haber ca¨ªdo en una clase llena de energ¨²menos, preferir leer a jugar al f¨²tbol siendo var¨®n puede ser el origen de un largo suplicio.
El estudio de COGAM y FELGTB, en fin, ofrece unos datos espeluznantes: el 43% de quienes sufren el acoso homof¨®bico se plantean el suicidio, m¨¢s de la mitad constantemente (56%) y un 27% de forma persistente a lo largo del tiempo. Y, de hecho, el 17% de los chicos y chicas hostigados intentaron suicidarse una o varias veces. Lo m¨¢s terrible es la impunidad, el abandono, la invisibilidad con la que todo esto parece suceder. S¨®lo el 19% de los chicos perseguidos recibieron ayuda del profesorado; y el 82% de las v¨ªctimas no informaron de la situaci¨®n a la familia, sin duda porque se sent¨ªan avergonzadas. O sea, que estaban y est¨¢n solos. Pero a¨²n queda el dato que a m¨ª me pareci¨® m¨¢s espeluznante: el 90% han sufrido acoso homof¨®bico por parte de los compa?eros de clase, pero adem¨¢s hay un 11% que han sido acosados por un profesor.
De modo que la vieja serpiente del sexismo sigue enroscada debajo de muchos de los abusos que perpetra la cobarde mayor¨ªa sobre el diferente. Claro que hay infinitas formas de ser distinto: puedes ser demasiado alto o demasiado bajo, o hablar de una manera ceceante y rara, o ser m¨¢s dulce, o demasiado inteligente, o m¨¢s reservado, o demasiado t¨ªmido, ?qu¨¦ m¨¢s da! Cualquier cosa que te separe de la masa puede hacerte v¨ªctima de su envidia y sus miedos. Pero creo verdaderamente que el acoso homof¨®bico puede estar en la base de un gran n¨²mero de las situaciones de persecuci¨®n, de muchas m¨¢s de las que podr¨ªamos imaginar en un principio. De hecho, hay varios testimonios que aseguran que los energ¨²menos que torturaron a Jokin murmuraban que era homosexual. Y, como he dicho antes, da igual que lo fuera en realidad o no: tambi¨¦n los heterosexuales pueden ser v¨ªctimas de esa necia locura machista y perversa.
Twitter: @BrunaHusky
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