?M¨¦dicos y enfermeras? ?O m¨¦dicas y enfermeros?
El debate sobre el sexismo en el lenguaje tiene bastantes cap¨ªtulos sin resolver, tambi¨¦n para los que desde los medios de comunicaci¨®n nos esforzamos en cumplir la correcci¨®n ling¨¹¨ªstica y la pol¨ªtica y a la vez ser f¨¢ciles de leer. Cuando uno se refiere como "las enfermeras" a un colectivo mayoritariamente femenino ?est¨¢ reconociendo a las mujeres como protagonistas de ese grupo profesional o est¨¢ releg¨¢ndolas a ciertos trabajos excluy¨¦ndolas de otros? ?Est¨¢ violando el plural gen¨¦rico masculino que exige la RAE? ?Los enfermeros se consideran incluidos en un colectivo denominado en femenino? ?Acabaremos diciendo "las m¨¦dicas" porque ellas ya son m¨¢s entre los licenciados? ?Por qu¨¦ algunas mujeres prefieren presentarse como "m¨¦dico", en o? Y ?c¨®mo me refiero al var¨®n que ejerce de matrona? ?Matr¨®n?
En estos d¨ªas que el sector sanitario en bloque se est¨¢ echando a la calle en distintos lugares, sea contra la privatizaci¨®n de hospitales o contra el cierre de urgencias rurales, los medios de comunicaci¨®n nos referimos a menudo a los colectivos de ese mundo con denominaciones nada neutras. "M¨¦dicos y enfermeras" es una expresi¨®n m¨¢s que extendida en el habla popular, en el habla de los propios colectivos involucrados y en los diarios y emisoras. Hay otros casos de colectivos con nombre gen¨¦rico femenino en el lenguaje real, desde las azafatas a las empleadas de hogar. El motivo es claro: son grupos con predominio abrumador de un sexo, aunque ya no uniformemente femeninas como en el pasado. La tradici¨®n ayuda a seguir refiri¨¦ndose a las enfermeras, pero ?ser¨¢ que se perpet¨²a as¨ª un prejuicio?
Ya les cont¨¦ en otro post (No se ofendan ustedes y ustedas) por qu¨¦ me niego a utilizar la f¨®rmula "los m¨¦dicos y las m¨¦dicas; los enfermeros y las enfermeras", del derecho o del rev¨¦s. Por farragosa, burocr¨¢tica, inc¨®moda para el que habla y para el que escucha. El lenguaje no solo debe ser correcto, tambi¨¦n bello. Salvo que en alg¨²n contexto queramos remarcar que en un grupo hay varones y mujeres, los periodistas tendemos a evitar esa antiecon¨®mica disociaci¨®n. Los manuales de lenguaje no sexista, bienintencionados pero a veces ingenuos,ofrecen como alternativa buscar la palabra que englobe al colectivo sin marcar el g¨¦nero, del tipo "el personal de enfermer¨ªa", "el alumnado" o "la ciudadan¨ªa". Parece demasiado forzado. Del mismo modo nacieron las denominaciones alternativas "tripulantes de cabina" para no decir azafatas, o (mucho peor) la horrible sigla ATS, por "ayudante t¨¦cnico sanitario", que en vez de dignificar a la profesi¨®n parece remarcar su papel secundario. (Coincido con Jos¨¦ Saramago en su odio a las siglas." ?Por qu¨¦ decimos ONU pudiendo decir Naciones Unidas?", se preguntaba con raz¨®n el Nobel portugu¨¦s).
Entonces la pregunta es: ?nos vale el plural femenino para el gen¨¦rico en algunos casos como el de la enfermer¨ªa? Pues hay distintas opiniones entre los expertos y entre nosotros, los que escribimos este peri¨®dico. Tres entendidos en estas cuestiones, ?lex Grijelmo, Eul¨¤lia Lled¨® e Isa¨ªas Lafuente, se mojan y responden a la pregunta en toda su complejidad y con mil matices. Lo tienen mucho m¨¢s claro los acad¨¦micos: no cabe el plural femenino y punto.
Consultada la Fundaci¨®n del Espa?ol Urgente a trav¨¦s de Twitter, no hay margen posible. "Para el gen¨¦rico, en espa?ol, se emplea el masculino", sentencia Fund¨¦u a mis preguntas (consulta aqu¨ª la conversaci¨®n). En una consulta del a?o 2009, Fund¨¦u se hab¨ªa mostrado m¨¢s flexible y citaba el diccionario cr¨ªtico de medicina de Fernando Navarro para conceder que "en este caso concreto, aqu¨ª enfermeras engloba excepcionalmente ambos sexos; en caso de ser necesario un giro neutro se puede usar personal de enfermer¨ªa". Hoy, a trav¨¦s del tuit, Fund¨¦u desaconseja ese uso. ?Vale como excepci¨®n?, insisto. "As¨ª es, sobre todo en textos tradicionales sobre la materia, pero en contextos generales no suele hacerse".
?No suele hacerse? En el habla cotidiana pocos aluden a los enfermeros, que existen aunque sean minor¨ªa. Busco en la Real Academia Espa?ola una rendija abierta al plural gen¨¦rico en femenino pero no la encuentro. Esto dice la web de la RAE en sus "respuestas a las preguntas m¨¢s frecuentes": "Este tipo de desdoblamientos [ciudadanos y ciudadanas] son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista ling¨¹¨ªstico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso gen¨¦rico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinci¨®n de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto. El uso gen¨¦rico del masculino se basa en su condici¨®n de t¨¦rmino no marcado en la oposici¨®n masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del n¨²mero de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. As¨ª, los alumnos es la ¨²nica forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el n¨²mero de alumnas sea superior al de alumnos varones". Vaya. ?Ni aunque sean 30 alumnas y un alumno?
El periodista y escritor de esta casa ?lex Grijelmo, que fue responsable del Libro de Estilo de EL PA?S e impulsor de la Fund¨¦u cuando era presidente de la Agencia Efe, aporta otros ¨¢ngulos: "A d¨ªa de hoy, el gen¨¦rico femenino se considera incorrecto seg¨²n las normas de la Academia. Pero eso no significa que sea agramatical. Es decir, una frase como 'las espa?olas fuimos tratadas injustamente por el ¨¢rbitro' es perfectamente gramatical aunque la pronuncie un hombre. No ser¨¢ correcta, pero s¨ª gramatical. Desde ese punto de vista, el progreso del gen¨¦rico femenino no me parece imposible. De hecho, se han observado algunos usos as¨ª, como recog¨ªa el art¨ªculo titulado Jugamos tranquilas, ?eh?, publicado en EL PA?S. Usos incipientes, desde luego; pero que pasaron inadvertidos para la mayor¨ªa de quienes los escucharon; y que no se recibieron, creo yo, como un atentado ling¨¹¨ªstico".
Se refiere Grijelmo a expresiones que se escucharon durante los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres, en los que la mayor¨ªa de medallas para Espa?a las tra¨ªan las mujeres. "?Si ganamos, estamos clasificadas!", dec¨ªa el narrador Francisco Jos¨¦ Delgado en la SER. "?Jugamos tranquilas, ?eh?!", se escuch¨® al entrenador de balonmano femenino.
"Seguramente -contin¨²a Grijelmo- este debate nos resultar¨¢ m¨¢s comprensible si distinguimos entre la gram¨¢tica y el estilo, y entre el significado y el sentido; y si damos al contexto la importancia que tenga en cada caso. La expresi¨®n 'queridos amigos y queridas amigas' puede usarse como una cortes¨ªa, o como un gui?o para no ocultar el papel o la presencia de la mujer. Pero si alguien dice 'hay que perseguir a los ladrones y a las ladronas' quiz¨¢s entendamos, dependiendo del contexto, que el hablante est¨¢ dando relevancia a la existencia de alguna delincuente a la que hasta ese momento no se hab¨ªa considerado como tal. El sentido puede ser superior al significado, y es todo m¨¢s complejo de lo que parece. En cualquier caso, creo que los desdoblamientos artificiales constituyen un signo en s¨ª mismos, y sirven para expresar una concepci¨®n espec¨ªfica de c¨®mo debiera ser la sociedad. Por eso vale la pena mostrarnos benevolentes con ellos. Pero este debate requiere tiempo y matices".
Alguno dir¨¢: ?y de esa forma no estamos prejuzgando que hay profesiones para hombres y para mujeres? ?Remarcamos que ellos son pilotos y ellas azafatas, que ellos llevan el tim¨®n, que el papel de ellas es auxiliar? Es lo que sostiene Eul¨¤lia Lled¨®, fil¨®loga y autora de varios libros sobre lenguaje y sexismo, el ¨²ltimo Cambio ling¨¹¨ªstico y prensa (Laertes). "Utilizamos el plural femenino cuando hablamos de profesiones poco prestigiadas. Cuando hay una jerarqu¨ªa no pasa. Es evidente que una presencia masiva de m¨¦dicas no cambia c¨®mo nos referimos a la profesi¨®n. Si fuera una simple cuesti¨®n cuantitativa deber¨ªamos decir tambi¨¦n, por ejemplo, profesoras". Esa relaci¨®n entre sexo y prestigio explica que algunas mujeres insistan en autodenominarse "m¨¦dico", "ingeniero" o "arquitecto". "Comprendo pero no comparto esa t¨¢ctica. Cuando la mujer logra ser m¨¦dica o ingeniera le parece que se deval¨²a esa condici¨®n un poco por el femenino. Es como si pensara: me salgo del cuerpo de mujer para que nadie me juzgue por mi g¨¦nero. Se hacen un flaco favor", explica Lled¨®.
Un argumento parecido utiliz¨® el Consejo Audiovisual Andaluz al responder la queja de un espectador por el uso de "m¨¦dicos y enfermeras" en un informativo de Canal Sur. En su resoluci¨®n, el organismo se?alo que la expresi¨®n "resulta claramente sexista no por el uso del masculino 'm¨¦dico' -que podr¨ªa haberse entendido como un t¨¦rmino gen¨¦rico-, sino por su aparici¨®n junto al femenino -y por tanto restrictivo- 'enfermera', constituyendo la oraci¨®n en s¨ª misma un ejemplo de uso discriminatorio y sexista del lenguaje al estar asociado adem¨¢s a un ¨¢mbito profesional con jerarqu¨ªas definidas, asign¨¢ndose a los hombres la ocupaci¨®n de mayor rango o prestigio y relegando a las mujeres a la de menor rango".
?Y no aceptan los hombres ser parte de "las enfermeras"?, pregunto a Lled¨®. "Lo sospechoso del femenino que podr¨ªa englobar tambi¨¦n al masculino es que los hombres concretos no quieren incluirse en ¨¦l. En cuanto hubo azafatos quisieron llamarse de una forma tan antiecon¨®mica como tripulantes de cabina o auxiliares de vuelo". Esta fil¨®loga recuerda un ejemplo llamativo: "Los hombres no quisieron ser confundidos con las modistas y se inventaron algo tan horrible como los modistos". Modisto, por cierto, acab¨® entrando en el diccionario. Como presidenta, son palabras masculinizadas o feminizadas desde su car¨¢cter neutro original.
No apoya el uso de "enfermeras", pero esta estudiosa s¨ª ha encontrado "un posible y novedoso uso del femenino para abarcar a un grupo humano compuesto por personas de ambos sexos". Los ejemplos que pone en su ¨²ltimo libro son estos: "La primera de los tres catalanes secuestrados por Al Qaeda..."; "?ngela de la Cruz es una de las artistas m¨¢s influyentes de la actualidad"; o "La reina Sof¨ªa visit¨® a su s¨¦ptima nieta y futura reina Leonor". Este cambio se est¨¢ produciendo poco a poco sin que nadie lo advierta, pero en otros tiempos se habr¨ªa escrito "el primero", "los artistas" y "su s¨¦ptimo nieto". Porque no se pretende decir que es la primera mujer de los tres, ni que solo se la compare con otras artistas de su sexo, ni que la Reina tenga siete nietas.
El periodista y escritor Isa¨ªas Lafuente escribi¨® un interesante art¨ªculo en este peri¨®dico sobre el lenguaje sexista (Sin peros en la lengua) que le hizo merecedor del Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes. A mi pregunta de si aceptamos "enfermeras", responde: "No creo que la manera de lograr una lengua m¨¢s inclusiva sea la de adoptar nuevas f¨®rmulas excluyentes. Y parece dif¨ªcil que los hombres que se dedican a esta profesi¨®n se pudieran sentir c¨®modos dentro del sindicato de enfermeras, aunque sea a¨²n una profesi¨®n de mayor¨ªa femenina". Porque, argumenta Lafuente, "si en un futuro los hombres fueran mayor¨ªa deber¨ªamos, en justicia, volver a la denominaci¨®n que hoy queremos cambiar en nombre de la igualdad. En casos como este, la denominaci¨®n de la profesi¨®n -enfermer¨ªa- y no la de los profesionales en el masculino gen¨¦rico -enfermeros- resulta suficiente para incluir sin forzar la lengua hasta lo inveros¨ªmil".
Pero Lafuente tiene otros reproches por sexismo a la RAE: "M¨¢s grave me parece que sargenta, cancillera o soldada sean palabras que acoge el diccionario, bien formadas, pues, pero para definir respectivamente a una mujer hombruna, un canal de desag¨¹e y un salario, sin que podamos usarlas conforme a la norma para referirnos a las mujeres que desempe?an esos oficios. Si cambiamos con naturalidad lo evidente, no necesitaremos recurrir a la extravagancia."
Me rindo. No me apoya la RAE, y me temo que tampoco los expertos consultados, en seguir escribiendo "enfermeras" e incluir en esa expresi¨®n a los hombres, aunque me consuela la benevolencia de Grijelmo con un uso flexible del idioma. Antes alcaldesa significaba "mujer del alcalde", y no ha sido el diccionario sino la realidad social la que ha cambiado el significado. Sigo resisti¨¦ndome a escribir "las enfermeras y los enfermeros" sistem¨¢ticamente. Quiz¨¢s la evoluci¨®n social desdramatice el uso de un gen¨¦rico femenino. Desde luego, a ning¨²n var¨®n se le va a caer su hombr¨ªa por ser incluido en un colectivo que llamamos "enfermeras". Pero aceptamos el temor de Lled¨® a que con este lenguaje estemos grabando a fuego la idea que la enfermera es ella, pero el m¨¦dico es ¨¦l.
Esto s¨ª se lo ruego: no me hagan escribir ATS. Porque, adem¨¢s, ?son "los ATS", "las ATS"? ?O tendr¨ªa que decir "las y los ATS"?
Fotos: protesta de los MIR en Sevilla, por Paco Puentes; manifestaci¨®n en la plaza del Museo Reina Sof¨ªa, en Madrid, en contra de la privatizaci¨®n de centros sanitarios, por Samuel S¨¢nchez; y protesta del sector sanitario en Alicante, por Pepe Olivares.
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