M¨¢s Am¨¦rica en la UE
Las cumbres Uni¨®n Europea-CELAC deben mejorar los lazos entre ambos bloques
La primera cumbre entre la Uni¨®n Europea (UE) y la biso?a Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os (CELAC) ha dejado en Chile un sabor agridulce: de insuficiencia y de expectativas.
Insuficiencia porque el gran asunto que la divid¨ªa, la articulaci¨®n de una real seguridad jur¨ªdica para las inversiones europeas que evite la cada vez m¨¢s frecuente cadena de expropiaciones y nacionalizaciones, acab¨® en un resultado escaso. El ambiguo compromiso latinoamericano se limit¨® a destacar la importancia de un ¡°marco normativo estable y transparente¡±. Y qued¨® equilibrado con ¡°el reconocimiento del derecho soberano de los Estados a regular¡±, un gui?o a las operaciones proteccionistas de algunos Gobiernos populistas.
Pero se trata de la primera cumbre que los europeos celebran con la CELAC, y habr¨¢ pues que mantener la esperanza de que las sucesivas sean m¨¢s provechosas. Porque en la nueva agrupaci¨®n regional est¨¢n todos los pa¨ªses americanos (salvo EE UU y Canad¨¢); porque con ocasi¨®n de la misma se han producido varios foros de inter¨¦s para medios de comunicaci¨®n y empresas; y porque Am¨¦rica Latina es un subcontinente emergente que puede relanzar unas a?ejas relaciones comerciales y productivas. Conviene a las dos partes tratarse a nivel de bloques regionales, procurando que la creciente presencia de otros, como China, no reduzca sus lazos, ni retraiga la presencia europea ni inhiba la ambici¨®n americana.
El papel de Espa?a como gozne entre las dos ¨¢reas, inaugurado con la aproximaci¨®n UE-Mercosur en 1994, atraviesa un momento renqueante por razones obvias. Lo que no empece para mantener vivas las llamas de la influencia pol¨ªtica y de la cooperaci¨®n empresarial ¡ªen ambos sentidos¡ª, tambi¨¦n susceptible de relanzamiento con la complicidad de otros socios. Estas cumbres interesan asimismo por los acuerdos bilaterales que facilitan (como, en esta ocasi¨®n, el germano-boliviano para la energ¨ªa e¨®lica).
El futuro de la CELAC como bloque en un continente tan din¨¢mico es una inc¨®gnita. Mucho depender¨¢ de si se logra una visi¨®n supranacional que minimice las pulsiones nacionalistas. Y de si la desafortunada designaci¨®n como segundo presidente ¡ªpor turno y por un a?o¡ª del ¨²nico l¨ªder no electo, Ra¨²l Castro, diluye o no la apuesta democratizadora e integradora que estuvo en su nacimiento. Ojal¨¢ no.
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