?Qu¨¦ est¨¢ haciendo el PSOE?
J¨®venes analistas est¨¢n reflexionando sobre un nuevo proyecto socialista
Hemos iniciado un ambicioso proceso de reforma ideol¨®gica y de modernizaci¨®n del proyecto socialista y todav¨ªa lo sabe poca gente. Recibimos cr¨ªticas por nuestra aparente pasividad y eso pone en evidencia que la decisi¨®n de hacerlo discretamente, sin publicidad ni comunicaci¨®n externa, ha podido ser un error. Lo cierto, sin embargo, es que desde la primavera del a?o pasado m¨¢s de 300 expertos en todas las disciplinas, mayoritariamente ajenos a la militancia partidaria, pero comprometidos con nuestras ideas, est¨¢n debatiendo y escribiendo sobre los grandes y graves problemas de la Espa?a de hoy.
El impulso inicial de este proceso fue, naturalmente, nuestra propia derrota electoral y sus provocadoras consecuencias, en lo que a revisi¨®n de nuestras alternativas se refiere. Pero, casi al mismo tiempo, fuimos observando que la reflexi¨®n deb¨ªa abarcar muy diferentes planos de nuestra realidad sociopol¨ªtica, gravemente afectados por la sucesi¨®n de crisis que padecemos. No, no era solo que el PSOE deb¨ªa cambiar y reformular sus alternativas. Se trataba de algo m¨¢s importante todav¨ªa: Era Espa?a y su democracia, eran sus instituciones y su marco de convivencia los que se estaban descosiendo y reclamaban una seria e inaplazable reconsideraci¨®n.
El diagn¨®stico es conocido. Espa?a necesitaba revisar las bases de su modelo econ¨®mico y social porque la crisis y la burbuja nos hab¨ªan producido heridas profundas en todos los par¨¢metros de nuestra pol¨ªtica econ¨®mica. En un sistema fiscal que ha quedado obsoleto, en el modelo productivo, en el sistema energ¨¦tico, en las cuentas p¨²blicas, en la calidad de nuestra educaci¨®n y de nuestra Universidad, en la I+D+i, en la sostenibilidad de nuestros servicios p¨²blicos¡, en casi todo. Crec¨ªa, cada d¨ªa, desde entonces, nuestra convicci¨®n de que Espa?a necesitaba una sacudida profunda para recuperar la pol¨ªtica y mejorar nuestra democracia. Las quejas y la indignaci¨®n contra la corrupci¨®n llaman a nuestra puerta d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n. El rechazo a los partidos crece y la participaci¨®n de los ciudadanos en la cosa p¨²blica se ha reducido notablemente. Urge pues combatir la desafecci¨®n y la crisis de la pol¨ªtica en Espa?a. Todos los d¨ªas, desde el 11 de septiembre, asistimos a nuevos episodios de la pretensi¨®n soberanista de Catalu?a en un pa¨ªs que, desde hace no mucho, ha empezado a desconfiar del sistema auton¨®mico mientras crece el discurso recentralizador.
Esta pulsi¨®n antag¨®nica, puede llevarnos a la destrucci¨®n de un modelo que fue ejemplo en el mundo de identidad y cohesi¨®n y que ha servido con ¨¦xito, desde hace 30 a?os, al ¨²nico proyecto razonable de hacer Espa?a con sus nacionalismos.
Ha ido tomando cuerpo la necesidad de revisar nuestra Constituci¨®n
Todo esto en un pa¨ªs con seis millones de parados, con la mitad de nuestros j¨®venes sin trabajo, con un crecimiento alarmante de la pobreza en muchos hogares, unos servicios p¨²blicos a la baja y una desconfianza colectiva en el futuro que nos paraliza.
Algunas concreciones son posibles ya hoy en la mitad del proceso de reflexi¨®n.
Primera. La velocidad del agravamiento de los problemas de la crisis pol¨ªtica y territorial en Espa?a, no permite esperar. Es urgente definir posiciones y enfrentarse a la situaci¨®n que vivimos con propuestas inmediatas.
Segunda. La naturaleza estructural de los problemas reclama di¨¢logos y grandes acuerdos entre las principales fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs. Ser¨¢ necesario instalar en el pa¨ªs un tiempo nuevo, de complicidades y convergencias entre muy diversos agentes pol¨ªticos, culturales, econ¨®micos, sociales y medi¨¢ticos. Un nuevo clima de compromiso y voluntades colectivas con af¨¢n de superar estas circunstancias adversas, sin retroceder sobre los grandes avances de estos ¨²ltimos 30 a?os.
Tercera. No son suficientes las actuaciones parciales o puntuales. Los problemas de nuestra democracia, de nuestro modelo econ¨®mico, el descr¨¦dito de algunas de nuestras principales instituciones, partidos y representaci¨®n p¨²blica especialmente, reclaman cambios transversales y profundos en nuestras reglas b¨¢sicas.
Cuarta. La profundidad de los cambios que estamos viviendo nos obligan a innovar y buscar otras v¨ªas, otras respuestas, especialmente a la izquierda, superada en parte por la globalizaci¨®n y la financiarizaci¨®n de la econom¨ªa. Innovar en un sentido amplio que incluye la pol¨ªtica, la econom¨ªa y la sociedad.
Ha ido tomando cuerpo en la mayor¨ªa de los trabajos previos,la necesidad de poner sobre la mesa nuestra Constituci¨®n. Somos conscientes de los riesgos de esta propuesta, pero nuestra convicci¨®n es que no son posibles las soluciones fuera de su reforma. En el modelo territorial, por ejemplo, la ¨²nica v¨ªa de cuadrar el c¨ªrculo de las pulsiones soberanistas con los problemas que presenta el modelo auton¨®mico, es abordar un nuevo di¨¢logo y algunas correcciones federales al T¨ªtulo VIII.
La defensa del modelo de igualdad y de protecci¨®n social, uno de los pilares de nuestra democracia, requerir¨¢ tambi¨¦n reformas en la regulaci¨®n de nuestros derechos y libertades. La transparencia de nuestra democracia nos llevar¨¢ a cambios inaplazables en el funcionamiento del Parlamento, en la Ley Electoral, en las condiciones de ejercicio de la pol¨ªtica, en la Ley de los Partidos Pol¨ªticos¡
Finalmente, Europa. En Europa radican parte de nuestros problemas y todas las esperanzas. Nuestro proyecto de crecimiento econ¨®mico y de empleo, la reforma fiscal en la que estamos trabajando, el Estado de bienestar en el que creemos, solo son posibles con una Europa federal en la que se d¨¦ un triple avance: M¨¢s uni¨®n pol¨ªtica, mayor y mejor gobernanza econ¨®mica y un modelo social sostenible y adaptado a la globalizaci¨®n. El pr¨®ximo 16 de febrero discutiremos con todo el socialismo europeo esta propuesta que ya hemos elaborado en el PSOE, con la intenci¨®n de que sirva de base program¨¢tica al PS de Europa, en junio de 2014. Por cierto, a los que no nos ven, debo recordarles el extenso y fruct¨ªfero protagonismo que la actual direcci¨®n del PSOE est¨¢ teniendo en los temas europeos. Incluidos los consensos con el Gobierno, que tan bien le vienen a Espa?a.
Cuando iniciamos este ambicioso proyecto renovador, hablamos con muchos compa?eros protagonistas de la gran tarea modernizadora del PSOE, a partir de su victoria electoral en 1982. Almunia, Maravall, Solana, Solchaga, el propio Felipe Gonz¨¢lez, nos recordaron que lo que est¨¢bamos queriendo hacer se parec¨ªa mucho, salvando las enormes distancias, a lo que aquellos j¨®venes dirigentes socialistas se propusieron en 1980, despu¨¦s del trascendental 28? Congreso del PSOE: Una propuesta de Gobierno para una Espa?a democr¨¢tica en Europa. Eso mismo hemos hecho ahora, encargar a j¨®venes y a prestigiosos investigadores y analistas la conducci¨®n de los debates en los m¨¢s de 15 grupos de trabajo que est¨¢n elaborando esta reflexi¨®n, para dotar al PSOE de un proyecto para Espa?a, econ¨®micamente moderno, socialmente justo y territorialmente integrado.
Ram¨®n J¨¢uregui es portavoz del PSOE en la comisi¨®n constitucional del Congreso.
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