Las cuentas del tesorero
La sociedad necesita una explicaci¨®n seria del ¡®caso B¨¢rcenas¡¯, no la que ayer ofreci¨® Cospedal
Las sospechas de financiaci¨®n irregular que pesan sobre el PP se agravan cada d¨ªa que pasa, sin que el partido gobernante haga otra cosa que evolucionar desde el mensaje del ¡°no me consta¡± al de ¡°es mentira¡±, intentado ayer por la secretaria general, Mar¨ªa Dolores de Cospedal. La c¨²pula de esta formaci¨®n orilla los datos sobre ingresos y pagos potencialmente irregulares a numerosos dirigentes, publicados por EL PA?S, y los valora como si fueran un mero ataque a su partido. El Gobierno y su presidente tienen que saber que as¨ª no se puede gobernar una democracia europea en plena sociedad de la informaci¨®n.
Desde la direcci¨®n del PP se acumulan las incoherencias. Un d¨ªa se sugiere que la actual secretaria general cort¨® el procedimiento irregular de retribuciones que exist¨ªa antes de su llegada al cargo (en 2008), como al parecer sucedi¨®, y ahora se afirma que el partido ha llevado siempre una ¡°contabilidad ¨²nica¡±, y que todos los pagos a dirigentes y empleados han sido y son en dinero blanco, realizados por transferencia y sometidos a retenci¨®n de Hacienda y de Seguridad Social. Lo remata con el inconsistente argumento de que ni siquiera merece la pena entrar en los datos difundidos, cuando el presidente del Senado, P¨ªo Garc¨ªa Escudero, y otras personas reconocen los pagos que les afectan y que figuran en las anotaciones contables de Luis B¨¢rcenas.
Dolores de Cospedal amenaza con acciones judiciales mientras asegura que su partido es un ejemplo de transparencia. Algo muy dif¨ªcil de sostener si se tiene en cuenta que su gerente y tesorero durante 20 a?os amas¨® una considerable fortuna que ocult¨® al fisco, y cuya situaci¨®n ilegal ha regularizado gracias a una amnist¨ªa decretada por el Gobierno de su antiguo partido. En nombre de la transparencia se remite adem¨¢s a la auditor¨ªa interna anunciada tiempo atr¨¢s, que lleva a cabo una empleada del partido (la actual tesorera) y que incluye la petici¨®n de declaraci¨®n jurada a dirigentes. Poca credibilidad tiene una auditor¨ªa elaborada bajo el principio de yo me lo guiso, yo me lo como, porque auditarse a s¨ª mismo est¨¢ lejos de ser ejemplo de transparencia. Por no hablar de lo que constituye una innovaci¨®n mundial: auditar cuentas irregulares o secretas, inexistentes por definici¨®n. De la prometida auditor¨ªa externa siguen sin conocerse plazo ni condiciones, ni a qui¨¦n va a ser encargada.
La justicia fijar¨¢ en su d¨ªa las responsabilidades eventuales, hayan prescrito o no. Pero la democracia merece bastante m¨¢s: los ciudadanos necesitan que se diluciden r¨¢pidamente las responsabilidades pol¨ªticas. Nadie ha descubierto lo inesperado, al hilo de unas cuentas en Suiza o de la publicaci¨®n de papeles secretos del extesorero. Los problemas vienen de muy atr¨¢s, se conocen por lo menos desde 2009, cuando aparecieron los primeros datos de la trama G¨¹rtel. Si la direcci¨®n de este partido no hubiera reaccionado entonces como lo hace ahora ¡ª¡°un montaje¡±, una ¡°trama contra el PP¡±, dijo en 2009¡ª, pretendiendo dar por cerrado el caso antes de investigarlo, los espa?oles no estar¨ªan hoy frente a una grave p¨¦rdida de credibilidad del partido gobernante cuando la recesi¨®n, los problemas sociales y la corrupci¨®n agobian a los ciudadanos.
La direcci¨®n del PP se juega su futuro en ofrecer una pronta y clara explicaci¨®n sobre un sistema de contabilidad y retribuciones irregulares que procede de los primeros a?os noventa, cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar presid¨ªa este partido. Dieciocho a?os de un sistema de financiaci¨®n irregular son demasiados: el PP tiene un problema de fondos secretos y de nada le vale encerrarse en un b¨²nker. Por lo dem¨¢s, el presidente del Gobierno debe una explicaci¨®n coherente y clara a los ciudadanos.
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