Rostro de cine, sangre de teatro
Juan Diego Botto triunfa en su faceta de autor teatral con 'Un trozo invisible de este mundo' Esta obra, de la que tambi¨¦n es autor, le consagra como uno de los grandes de la escena. Empez¨® en Madrid con un aforo discreto y acab¨® con un cartel diario de 'Entradas agotadas'. La gira recala este pr¨®ximo viernes en Ibiza y a lo largo de febrero y marzo en otras ciudades como Benicassim, M¨®stoles (Madrid), Valencia, Toledo o Eibar, entre otras.
Se desprende del abrigo oscuro que le ha protegido del fr¨ªo madrile?o hasta entrar en el lugar de la cita y se sienta frente a su interlocutor esperando las preguntas. No hace falta esforzarse. Juan Diego Botto es un buen conversador. Tiene muchas cosas que decir y le gusta hacerlo. Pero no es de esos verborreicos apabullantes que quieren convencer de todo y de nada con una charla imparable. La conversaci¨®n se desarrolla en el tono intimista al que invita la c¨¢lida voz de este actor que ha crecido rodeado de arte y cuya carrera ha experimentado un enorme salto cualitativo con su ¨²ltima producci¨®n teatral, Un trozo invisible de este mundo, escrita e interpretada por ¨¦l. Cinco mon¨®logos en torno al exilio y la inmigraci¨®n que han recibido elogiosas cr¨ªticas y comentarios de los espectadores en las redes sociales: ¡°?Qu¨¦ hondura!, ?qu¨¦ rigor! Texto hermoso y conmovedor. No se la pierdan¡±, o ¡°Desgarradora, emotiva, imprescindible¡ una bofetada de realidad¡±.
Aunque el p¨²blico le conoce m¨¢s por sus papeles en el cine, los cr¨ªticos son contundentes: ¡°Es un hombre de teatro, lo lleva en las venas. Ahora es uno de los grandes¡±. Historias del Kronen, Plenilunio, Mart¨ªn (Hache), Asfalto, Silencio roto, Pasos de baile, Vete de m¨ª, El Greco, Silencio en la nieve¡ son algunos de sus t¨ªtulos en la gran pantalla. Tres nominaciones a los Premios Goya avalan que su figura estilizada y su rostro imperfecto de rasgos intensos, propio de esos hombres a los que se califica como atractivos rotundos, convencen. En el teatro atrapa. Cada uno de los asistentes siente que le mira a los ojos, que habla por y para ¨¦l, que no est¨¢ frente a un actor, sino ante una persona ¨ªntegra que valdr¨ªa la pena conocer. Es capaz de comunicar con el gesto y la palabra, sin estridencias, y sorprende la fuerza de su discurso, la contundencia del mensaje que quiere trasmitir y la suavidad, salpicada con notas de humor, con la que es capaz de hacerlo. Fuera del escenario no defrauda.
¡°Me gusta escribir, dialogar y contar historias como a m¨ª
me interesa hacerlo.
Es una forma de sentir
que aportas algo¡±
¡°Lo que he hecho en teatro siempre han sido proyectos personales. Significa la posibilidad de contar algo que es m¨¢s cercano a m¨ª. En este medio nunca me he embarcado en una historia que se pueda calificar como alimenticia¡±. Al preguntarle si el contacto directo con el p¨²blico aporta algo especial, confiesa con media sonrisa: ¡°S¨ª, lo primero, mucho miedo. Miedo diario. Ese v¨¦rtigo de que puede pasar cualquier cosa, y tambi¨¦n el sentimiento de imperfecci¨®n, que es lo maravilloso del teatro. Un d¨ªa, la primera escena sale perfecta y dices: ¡®?Ya est¨¢, ya lo tengo!¡¯. Y al d¨ªa siguiente no es lo mismo y piensas: ¡®?Hostia!, ?por qu¨¦, si ayer lo clav¨¦?¡¯. En el teatro siempre tienes algo por lo que volver¡±.
A todos nos condiciona qui¨¦nes y c¨®mo son nuestros padres; en el caso de Botto es dif¨ªcil imaginarse c¨®mo habr¨ªa sido su vida sin tener en cuenta dos de las columnas sobre las que se asienta la persona y el profesional que es hoy: su padre, Diego Fernando Botto, actor como ¨¦l y desaparecido con 28 a?os tras su detenci¨®n en 1977 durante la dictadura de Videla en Argentina, y su madre, Cristina Rota, tambi¨¦n actriz y profesora de interpretaci¨®n, que lleg¨® exiliada a Espa?a un a?o despu¨¦s con sus dos hijos de cuatro y tres a?os: Mar¨ªa y Juan Diego. A ella le toc¨® vivir la p¨¦rdida, sentir que hasta los suyos ¡°la pon¨ªan en el lado de los malos¡±, llegar a un pa¨ªs extra?o sin nada y trabajar en lo que sal¨ªa hasta convertirse en la maestra de grandes actores que es ahora.
¡°Yo soy hijo del exilio¡±, dice Juan Diego, ¡°me parece un ejercicio de ciencia ficci¨®n imaginar mi vida¡ hubiera sido otra, vivir¨ªa en Buenos Aires, no s¨¦ si ser¨ªa actor¡ ?Pienso como pienso porque mi padre sufri¨® lo que sufri¨® y nos tuvimos que exiliar? No lo s¨¦, sin duda es un factor relevante, pero cada cual es cada cual y hay otros factores que han influido. Ese vac¨ªo que uno necesita llenar cuando ve una injusticia, que son tantas las cotidianas que nos rodean, es una necesidad, tengo que decir: ¡®?Esto est¨¢ mal!¡¯. La rabia viene dentro de m¨ª. En nuestra familia, la palabra ¡°desaparecido¡±, que es un eufemismo para una persona que ha sido secuestrada, torturada y asesinada, fue un hecho demoledor. Yo, en concreto, me tir¨¦ parte de mi infancia esperando que en alg¨²n momento pudiera haber un juicio. Un juicio es el cierre ideal. Los acusados, los responsables del asesinato de tu padre se van a sentar en un banquillo con todas las garant¨ªas legales; se va a hablar de por qu¨¦ y c¨®mo. Y eso es muy relevante porque en el caso de un desaparecido sabes el porqu¨¦, pero no c¨®mo ni cu¨¢ndo¡±.
Debut¨® en el cine a los cinco a?os. Un hecho natural si se tiene en cuenta que el sal¨®n de su casa fue el lugar en el que su madre empez¨® a impartir clases de interpretaci¨®n. ¡°Recuerdo volver del colegio y escuchar que estaban haciendo Shakespeare, Ch¨¦jov o lo que fuera. Que mis hermanas y yo [las actrices Mar¨ªa Botto y Nur Al Levi] empez¨¢ramos a estudiar all¨ª fue normal. Podr¨ªamos haber reaccionado no queriendo saber nada de esta profesi¨®n de locos, pero a los tres nos ha picado el gusanillo¡±. Un virus familiar que en su caso abarca interpretar, dirigir y escribir. Su montaje de Hamlet, en 2008, puso en pie a p¨²blico y cr¨ªtica y marc¨® una nueva era en la forma de abordar el estereotipo de ese rom¨¢ntico y atormentado pr¨ªncipe de Dinamarca que de la mano de Botto se convirti¨® en un joven indignado que no busca venganza, sino que se sepa la verdad. Un trozo invisible de este mundo ha supuesto para muchos descubrir al Juan Diego Botto autor, capaz de abordar la soledad, el desarraigo, la injusticia social¡ y hacerlo de forma que el mensaje llegue al espectador con toda su crudeza haci¨¦ndole re¨ªr tanto como reflexionar.
¡°No? criticar, no tratar de cambiar las cosas es censurable y de una insolidaridad que asusta¡±
?¡°Me gusta escribir, dialogar y contar historias como a m¨ª me interesa hacerlo. Es una forma de sentir que aportas algo. Con Un trozo invisible¡ es la primera vez que la gente me ha dado las gracias y no la enhorabuena. Eso no me hab¨ªa pasado nunca. El d¨ªa despu¨¦s del estreno ten¨ªamos solo 40 espectadores en la sala, pero la ¨²ltima semana y media que actuamos en Madrid colgamos todas las noches el cartel de ¡®no hay entradas¡¯. Realmente lo que ha funcionado con esta obra ha sido el boca a boca¡±.
Le recuerdo haber le¨ªdo una declaraci¨®n suya sobre que el teatro tiene que recoger el drama de la gente. Inmediatamente la recita completa, aclarando antes que es de Lorca: ¡°Un teatro que no recoge el latido social, el color genuino de su esp¨ªritu y su paisaje, con risa o con llanto, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juegos o sitio para hacer esa horrible cosa que llaman matar el tiempo¡±. ¡°Hay que ser consciente de que cualquier cosa que haces en el arte manda una informaci¨®n, para bien o para mal. Todas las pel¨ªculas son sociales. Las de acci¨®n de Schwarzenegger son muy pol¨ªticas, las rom¨¢nticas son muy ideol¨®gicas. Vengo de Roma, miras la Capilla Sixtina y ah¨ª hay un mensaje: la primac¨ªa de Dios por encima de todo, el hombre sumiso a Dios, es realmente apabullante. Todo tiene una lectura, solo hay que ser consciente de lo que est¨¢s haciendo y tener claro que ning¨²n trabajo es indigno¡±.
Activo y comprometido, no es raro verle apoyando causas diversas o realizando rotundas manifestaciones en las redes sociales. En un tuit lanzaba una reveladora frase de Albert Camus: ¡°Hay ¨¦pocas en las que la indiferencia es criminal¡±. ¡°Es de La peste, un libro que me encant¨®, y es una met¨¢fora maravillosa porque todo se va devastando alrededor y muchos tratan de seguir adelante como si no ocurriera nada. No hacer nada, no mirar es contribuir a que las situaciones injustas se perpet¨²en¡±.
"Somos seres sociales y necesitamos a nuestra tribu, nuestro entorno. Por eso escrib¨ª sobre la inmigraci¨®n y el exilio"
En ese continuo di¨¢logo que se genera en lugares como Twitter o Facebook, significarse puede recibir tantos halagos como cr¨ªticas. A Botto no le han faltado ni unos ni otras. De las ¨²ltimas, algunas inciden en lo f¨¢cil que le puede resultar a ¨¦l, que vive bien, permitirse el lujo de mantener un discurso combativo y solidario. Su respuesta es inmediata: ¡°Para empezar me parece l¨ªcito. El acierto de las redes sociales es que no son unidireccionales. Pero opino que lo terrible ser¨ªa vivir bien y no tener esta actitud. No hablar, no criticar, no tratar de cambiar las cosas es censurable y de una insolidaridad que asusta. Nos est¨¢n arrebatando la educaci¨®n, la sanidad¡ Las familias se han endeudado, s¨ª; pero fundamentalmente lo han hecho las empresas y los bancos. Y lo que hemos dicho no ha sido ¡®pongamos todos para salvar la educaci¨®n¡¯, sino ¡®pongamos todos para salvar los bancos¡¯. Es tan surrealista que hace unos a?os nadie lo hubiera cre¨ªdo¡±.
Pese a sus ra¨ªces argentinas, se siente espa?ol y le duele el pa¨ªs, su situaci¨®n actual. ¡°Mi parte argentina siempre est¨¢ presente en m¨ª, pero soy mucho m¨¢s espa?ol que ninguna otra cosa. Llevo desde los 3 a?os en Espa?a y tengo 37, mi pasaporte es espa?ol, aunque tambi¨¦n tengo la nacionalidad argentina; pero tu lugar es tu gente, el sitio donde naci¨® tu hija, donde te emborrachaste o besaste por primera vez, tus amigos del colegio¡ Somos seres sociales y necesitamos a nuestra tribu, nuestro entorno. Por eso escrib¨ª sobre la inmigraci¨®n y el exilio. Est¨¢n separados por una l¨ªnea muy fina, pero comparten la misma fractura social y el mismo desarraigo¡±.
Le pido que haga su autorretrato y consigo que acaricie su cuidada barba una vez m¨¢s mientras responde con una frase de su madre. ¡°Ella nos dec¨ªa en clase: ¡®Cuando vay¨¢is a trabajar un personaje, no mir¨¦is lo que ¨¦l dice, mirar sobre todo lo que los dem¨¢s personajes dicen de ¨¦l¡¯. Pues esto es igual, el peor observador de uno es uno mismo. Podr¨ªa describir que mido 1,80, que tengo el pelo largo y una hija de tres a?os¡ Todo lo dem¨¢s empezar¨ªa a patinar¡±.
Un observador imparcial podr¨ªa a?adir que es inteligente, interesante e inquieto. Que no le asustan los retos y que tiene los pies en el suelo. Que va a probar a hacer un guion de cine y que no desprecia la televisi¨®n como plataforma; solo espera un reto interesante. Llega el momento de las fotograf¨ªas. El sereno rostro se transforma. Se come la c¨¢mara. ?Acci¨®n!
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