Alemania piensa que el euro es el marco
La monedad com¨²n no debe favorecer los intereses de ning¨²n pa¨ªs en especial
La pasada cumbre Uni¨®n Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os (CELAC), celebrada en Santiago de Chile los d¨ªas 26 y 27 de enero, ha dejado algunos gestos y declaraciones significativos para la reflexi¨®n. En primer lugar, ha quedado patente la transformaci¨®n experimentada por este tipo de reuniones, desde la primera cumbre celebrada en R¨ªo de Janeiro en 1999, hasta la actual. En poco m¨¢s de una docena de a?os el cambio ha sido espectacular. Desde la condescendencia y el paternalismo con que asist¨ªan los mandatarios europeos a este tipo de conferencias en sus inicios, se ha llegado a una situaci¨®n en la que los presuntos menores parecen haber crecido de golpe y hasta se atreven a exponer y a defender colectivamente sus opiniones con la claridad y la insolencia de la que s¨®lo los j¨®venes parecen disponer. Democracias y econom¨ªas, sin duda, cargadas a¨²n de defectos y a las que les queda un largo camino por recorrer, pero ya con el peso y el empuje suficientes para que, los sudacas de anta?o, digan a los nordacas, lo que piensan. Y parece que lo que piensan (quiz¨¢ con la excepci¨®n de Chile), es que los europeos, guiados por Alemania, vamos por mal camino, ya no solo para los intereses latinoamericanos, sino tambi¨¦n para los nuestros. Pero ?c¨®mo se atreven? Tal vez tenga que ver con el hecho de que tampoco son los ¨²nicos que piensan que, por la v¨ªa de la austeridad a ultranza, no saldremos de este laberinto. Desde instancias tan poco sospechosas como el FMI, el Banco Mundial o el propio Gobierno de Estados Unidos, se lanza el mismo mensaje, e incluso protagonistas destacados hasta fechas recientes de la ejecuci¨®n de estas pol¨ªticas, como el ya expresidente del Eurogrupo, Juncker, confiesan que a la Uni¨®n Europea se le ha ido la mano en este tema. Por cierto, no estar¨ªa mal que personalidades con este nivel de responsabilidad se atrevieran a manifestar p¨²blicamente lo que piensan mientras est¨¢n en el cargo, en lugar de hacerlo cuando lo abandonan.
Desde un punto de vista m¨¢s dom¨¦stico, dos intervenciones llamaron la atenci¨®n por encima de otras; me refiero a las de Angela Merkel y Mariano Rajoy. La Canciller mostr¨® su preocupaci¨®n por los niveles de desempleo juvenil alcanzados en pa¨ªses como Grecia o Espa?a y anim¨® a tomar medidas al respecto. Pero no¡, no se trataba de una versi¨®n actualizada de la ca¨ªda de San Pablo del caballo. Lo que le preocupaba no era el drama humano que encierran las cifras de paro, sino la posibilidad de que todo esto pudiera acabar afectando a la estabilidad pol¨ªtica de nuestros pa¨ªses. Hasta se olvid¨® de hacer referencia a los desempleados, padres y madres de familia, o a los que por su edad avanzada ven c¨®mo la posibilidad de volver a encontrar un trabajo se aleja cada d¨ªa m¨¢s, sin duda porque no los considera una amenaza del mismo calibre. ?Hay alguna forma m¨¢s clara de perversi¨®n de la pol¨ªtica?
Efectivamente, seg¨²n el Observatorio que elabora la empresa MyWord para la cadena SER, el 66% de los parados conf¨ªa menos en la democracia que antes de la crisis. Pero, desde luego, a cualquier persona de bien, no deber¨ªa ser ese el dato del estudio que m¨¢s le conmoviera sino, por poner s¨®lo algunos ejemplos, otros como que la mitad de las personas que no tienen trabajo (casi tres millones seg¨²n la EPA) hayan ca¨ªdo en la depresi¨®n, o que la cuarta parte de ellos (un mill¨®n y medio) se hayan visto obligados a abandonar su vivienda habitual. Esto s¨ª que deber¨ªa ser suficiente para mover a una reflexi¨®n profunda a quienes llevan las riendas econ¨®micas de Europa. Por el contrario, resulta incomprensible e inaceptable que ni siquiera parezcan dispuestos a reconocer la m¨¢s m¨ªnima relaci¨®n causa-efecto entre las pol¨ªticas que vienen imponiendo y la situaci¨®n econ¨®mica y social que padecemos.
Rajoy ha entendido que no siempre la docilidad acarrea los mayores r¨¦ditos
En cuanto a la intervenci¨®n de Rajoy, en la que solicitaba que las pol¨ªticas de ajustes en pa¨ªses como Espa?a se vieran acompa?adas por otras m¨¢s expansivas en pa¨ªses como Alemania, se ha interpretado como la confirmaci¨®n de un giro en su discurso sobre la austeridad, ya expresado por primera vez, a mediados de enero, en la entrevista concedida al diario brit¨¢nico Financial Times, en la que ped¨ªa a la propia Alemania y al resto de pa¨ªses acreedores ¡°estimular el crecimiento¡±. Si es as¨ª, bienvenido; ser¨ªa el momento de que nuestro Presidente recibiera, sin reservas, todos los apoyos pol¨ªticos internos necesarios para mantener y avanzar en esta nueva posici¨®n. Entre las razones de este cambio de discurso, se encontrar¨ªan las siguientes:
En primer lugar, la propia fuerza de la realidad. Una cifra de desempleo r¨¦cord, por encima del 26% de la poblaci¨®n en edad productiva, cercana a los seis millones de parados, con una ca¨ªda superior al 1,3% del PIB, y una raqu¨ªtica disminuci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, que a pesar de tanto sacrificio, en el mejor de los casos s¨®lo se reducir¨¢ desde el 8,96% en 2011 a cifras entorno al 7% a finales del 2012, y eso sin tener en cuenta el elevado efecto de las ayudas a la banca. Adem¨¢s, est¨¢ el decepcionante trato que nuestro pa¨ªs est¨¢ recibiendo desde instancias europeas en los ¨²ltimos meses. Como muestra cabe recordar el acuerdo final sobre la uni¨®n bancaria, que descart¨® computar como ayudas directas a nuestro sector financiero el rescate que el Gobierno nos vendi¨® en su d¨ªa como un simple ¡°cr¨¦dito a los bancos en inmejorables condiciones¡±, de manera que el rescate seguir¨¢ pesando sobre nuestras cifras de d¨¦ficit y endeudamiento, mientras que no suceder¨¢ lo mismo con otros pa¨ªses que puedan necesitarlo en adelante. Por no hablar del ninguneo a la hora de cubrir los puestos de mayor responsabilidad e influencia en el seno de la Uni¨®n, que motiv¨® la abstenci¨®n del ministro De Guindos en la elecci¨®n del Presidente del Eurogrupo, y que no se corresponde con el peso real de nuestro pa¨ªs, el quinto en poblaci¨®n y producto interior bruto.
Finalmente, Rajoy ha debido convencerse de que no siempre la docilidad es lo que acarrea mayores r¨¦ditos. Cuando la mayor parte de los analistas daban por hecho que hab¨ªa que pedir el segundo rescate, resulta que una soluci¨®n a la gallega, en la que ni se pide ni se deja de pedir, parece no estar dando tan malos resultados esta vez. En mi opini¨®n, se ha hecho bien al no pedirlo sin obtener antes garant¨ªas respecto al mantenimiento de nuestra prima de riesgo, y, tambi¨¦n, al no renunciar a ¨¦l, pues con ello se mantiene a cierta distancia a los voraces especuladores financieros.
En cualquier caso, con un planteamiento como el que expres¨® Rajoy en la Cumbre, era de esperar que Angela Merkel nos pudiera mandar a cualquier parte, y podemos darnos por contentos con que solo nos mandara a exportar a Latinoam¨¦rica, como si fuera tan f¨¢cil con un euro tan sobrevalorado como el actual, cuyo valor se mantiene pensando m¨¢s en los intereses de quienes tienen la sart¨¦n por el mango que en los del conjunto de los pa¨ªses que la componen. Da la sensaci¨®n de que Alemania piensa que el euro es el marco, al que se ha cambiado de nombre, y al que nos han permitido adherirnos, en lugar de aceptar que entre todos hemos creado una moneda nueva cuya evoluci¨®n no debe favorecer los intereses de ning¨²n pa¨ªs en particular, sino los de todos en general.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra fue presidente de la Junta de Extremadura.
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