Hacerse responsable
Urdangarin empieza a desvincular a la Casa del Rey de actividades presuntamente delictivas
I?aki Urdangarin reclam¨® ayer para s¨ª los focos de la instrucci¨®n del caso N¨®os, rectificando una actitud que ha comprometido el prestigio de la Casa del Rey y que amenaza con colocar al propio Monarca pr¨¢cticamente ante un proceso p¨²blico. Mucho ha tardado el yerno de don Juan Carlos en levantar un cortafuegos entre sus actividades profesionales y la Casa del Rey. Ahora lo hace en una situaci¨®n procesal m¨¢s precaria que cuando declar¨® por primera vez ante el juez, en febrero de 2012, y bajo la presi¨®n de las afirmaciones contenidas en una serie de correos electr¨®nicos difundidos por Diego Torres, su antiguo socio en el Instituto N¨®os.
Si Urdangarin era sospechoso, un a?o atr¨¢s, de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, tr¨¢fico de influencias y falsedad en documentos, ahora ha comparecido bajo la sospecha de haber cometido varios delitos fiscales. La Agencia Tributaria ha constatado impagos del IRPF que rebasan los 240.000 euros, as¨ª como un fraude de 230.000 euros en el impuesto de sociedades. Y lo peor es que lo ha hecho debilitado por un a?o de investigaciones que desmienten la imagen de hombre inocente que hab¨ªa predicado de s¨ª mismo, y del limitado papel simb¨®lico que se hab¨ªa atribuido en el Instituto N¨®os. En una calculada estrategia para servir sus intereses personales, su exsocio Diego Torres entrega a cuentagotas y seg¨²n le conviene el material que desmiente los intentos de Urdangarin de quedarse al margen y que busca tambi¨¦n la imputaci¨®n de la infanta Cristina. Adem¨¢s, intenta presentar como mera coartada el consejo a Urdangarin de apartarse de los negocios, dado en su momento desde la Casa del Rey.
Que el yerno del Monarca marque una frontera entre la familia de su esposa y sus actividades profesionales no evitar¨¢ otros problemas. El juez ha indagado sobre si existe un libro de visitas de La Zarzuela, con la finalidad de verificar si se produjo o no una determinada reuni¨®n en palacio, que Torres afirma y otros supuestos participantes niegan. Las investigaciones judiciales van a continuar, y a este respecto cabe desear la m¨¢xima cooperaci¨®n por parte de los afectados, a fin de no prolongar innecesariamente las diligencias sobre un asunto de alta potencialidad desestabilizadora. Tanta, que la propia Casa del Rey se ha visto obligada a desmentir que don Juan Carlos est¨¦ pensando en abdicar.
La considerable repercusi¨®n internacional del caso Urdangarin es un acicate m¨¢s para deslindar definitivamente el terreno judicial y exigir celeridad en el enjuiciamiento de los hechos. La segunda lecci¨®n a extraer es que la jefatura del Estado necesita una verdadera tarea de institucionalizaci¨®n: hay personas que han tratado de situarse bajo el paraguas de la Casa del Rey para medrar o aumentar su influencia. Al precio de haber debilitado la instituci¨®n llamada a estar por encima de todos esos avatares.
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