Ingobernable Italia
Las urnas dejan un pa¨ªs pol¨ªticamente bloqueado y maltrechos a sus partidos tradicionales
Las elecciones italianas han perfilado el horizonte de una Italia ingobernable y una Europa donde reaparecen la zozobra en los mercados y el fantasma de una rediviva crisis del euro. Los italianos han alumbrado un Parlamento en el que, pese a controlar los socialdem¨®cratas la C¨¢mara de Diputados, ning¨²n grupo tiene una clara mayor¨ªa en el Senado, escenario que impedir¨¢ llevar adelante las reformas que necesita imperiosamente la tercera econom¨ªa de la eurozona.
El motivo de que ninguna de las dos grandes alianzas, la centroizquierdista de Pier Luigi Bersani y la derechista de Silvio Berlusconi, haya obtenido mayor¨ªa en el Senado ¡ªcrucial para la gobernaci¨®n y la estabilidad de Italia, porque ambas c¨¢maras tienen iguales poderes legislativos¡ª es la espectacular irrupci¨®n electoral del movimiento del c¨®mico Beppe Grillo, el no partido m¨¢s votado, erigido en ¨¢rbitro de la situaci¨®n pese a carecer de plan para gobernar el pa¨ªs. Un formidable voto protesta contra el inmovilismo y el descr¨¦dito del establishment pol¨ªtico cuya magnitud no se hab¨ªa calibrado ni dentro ni fuera de Italia.
Tampoco los sondeos vaticinaban que la alianza de Berlusconi obtuviera pr¨¢cticamente los mismos votos que el centroizquierda favorito, pese al s¨®rdido historial del ex primer ministro y sus imposibles promesas electorales. Ni Berlusconi est¨¢ enterrado, ni Bersani ha conseguido la victoria que se le pronosticaba, ni Mario Monti tiene siquiera la escasa fuerza que se le supon¨ªa. La campa?a ha pasado factura al tecn¨®crata Monti, claro perdedor de los comicios. Pese a los incesantes elogios de la UE al todav¨ªa primer ministro en funciones, sus compatriotas han desautorizado su catecismo de austeridad a ultranza, algo comprensible tras m¨¢s de una d¨¦cada de estancamiento. El rechazo a las pol¨ªticas de Monti (explotado tanto por Berlusconi como por Grillo) constituye por lo dem¨¢s un serio aviso para la UE. Como lo es la magnitud del voto del Movimiento Cinco Estrellas, principalmente entre los j¨®venes, en una Europa donde comienzan a ser frecuentes avances sustantivos de partidos heterodoxos y populistas, incluso en democracias consolidadas.
Italia necesita ser gobernada, en cualquier caso. Comienza ahora un laborioso y presumiblemente largo toma y daca para formar alianzas que hagan posible su desbloqueo institucional. Las t¨ªmidas llamadas a una gran coalici¨®n ¡ªajena a una cultura pol¨ªtica confrontacional y sangu¨ªnea¡ª resultan tan improbables como unas nuevas elecciones, que representar¨ªan en este escenario otra humillaci¨®n para los partidos tradicionales. Cualquiera que sea el Ejecutivo alumbrado, tendr¨¢ por delante el doble y formidable desaf¨ªo de sacar al pa¨ªs transalpino de su m¨¢s profunda recesi¨®n contempor¨¢nea y achicar a la vez el enorme foso que separa a una ciudadan¨ªa abiertamente descre¨ªda y sus pol¨ªticos. El proceso interesa sobre todo a Italia, pero mucho al conjunto de una Europa expectante.
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