Despu¨¦s del debate
Rajoy debe convocar a los partidos y abrir un proceso de negociaci¨®n pol¨ªtica
A lo largo de los ¨²ltimos 14 meses, hemos asistido a una machacona utilizaci¨®n de la ret¨®rica del acuerdo y del consenso por parte del PP. Pero, en la pr¨¢ctica, esas palabras, acuerdo y consenso, no han dejado de ser eso: mera ret¨®rica, vac¨ªa de contenido. En el debate del estado de la naci¨®n (DEN), el presidente Rajoy afirm¨® que hab¨ªa ofrecido al PSOE toda una serie de acuerdos: pero los hechos demuestran que, amparado en su mayor¨ªa absoluta, nunca tuvo la m¨¢s m¨ªnima voluntad pol¨ªtica de pasar de las palabras a los hechos.
La situaci¨®n requer¨ªa y requiere recuperar consensos b¨¢sicos ante la gravedad de los problemas que afectan a una ciudadan¨ªa que no entiende que los grandes partidos no se puedan poner de acuerdo para poner en marcha soluciones a esos problemas. Despu¨¦s del debate, como siempre, despierta mucho inter¨¦s qui¨¦n lo gan¨® o perdi¨®, pero dado el desinter¨¦s de los ciudadanos seg¨²n las encuestas, nos debemos preguntar si, m¨¢s bien, el debate no lo perdimos todos.
Sin pecar de alarmismo, la situaci¨®n que vivimos es cr¨ªtica, pr¨¢cticamente insostenible, a pesar del ¡°moderado¡± triunfalismo del que hizo gala el se?or Rajoy. Por ello, muchos coincidimos en la necesidad de afrontar esta aut¨¦ntica emergencia nacional desde el consenso pol¨ªtico.
En el a?o 1977, los partidos con representaci¨®n parlamentaria firmaron los Pactos de la Moncloa, posteriormente ratificados por el Congreso de los Diputados. El objetivo fue consolidar el proceso de transici¨®n democr¨¢tica amenazado, entre otras cosas, por una alarmante situaci¨®n econ¨®mica con paro ascendente y una inflaci¨®n galopante por encima del 40%. Aquellos Pactos, basados en un consenso pol¨ªtico responsable, fueron decisivos para consolidar nuestra incipiente democracia. No se trata ahora de repetir, lo que quiz¨¢s no se pueda repetir: la situaci¨®n es distinta y las circunstancias econ¨®micas, pol¨ªticas y sociales diferentes. Pero si hago menci¨®n de ellos es para poner de manifiesto la necesidad de abordar una situaci¨®n cr¨ªtica como la que vivimos con el ¨¢nimo de consenso y de grandes acuerdos pol¨ªticos que caracterizaron aquella etapa.
Los acuerdos pol¨ªticos son necesarios. El se?or Rajoy presume de la estabilidad de su Gobierno amparado por la mayor¨ªa absoluta, pero a muchos ciudadanos lo que les preocupa es la estabilidad de las instituciones democr¨¢ticas: su credibilidad y la decreciente confianza en las mismas. La sociedad espa?ola observa at¨®nita los casos de corrupci¨®n, el ¡°t¨² m¨¢s¡±, el incremento escandaloso del paro, el aumento de la pobreza y de las desigualdades por el desmantelamiento progresivo del Estado de bienestar. Las recientes previsiones de la Comisi¨®n Europea nos indican que no solo no ¡°hemos sacado la cabeza del agua¡±, sino que nos vamos a hundir un poco m¨¢s.
En s¨ªntesis, corrupci¨®n, estancamiento econ¨®mico y paro, junto al deterioro de las pol¨ªticas p¨²blicas, representan un lastre demasiado pesado para nuestro pa¨ªs y exigen un gran consenso para abordarlos. Los acuerdos pol¨ªticos trasladar¨ªan un mensaje de confianza a la ciudadan¨ªa, lo que no deja de ser una ardua tarea en estos momentos. Y pienso que, m¨¢s all¨¢ de la valoraci¨®n medi¨¢tica y ciudadana del DEN, este dej¨® abiertas algunas puertas para poder afrontar conjuntamente la crisis econ¨®mica, social y pol¨ªtica que atravesamos y a la que, imperiosamente, necesitamos dar una salida que, hoy por hoy, no se ve por ning¨²n lado.
Acuerdo pol¨ªtico contra la corrupci¨®n que garantice ante la ciudadan¨ªa la transparencia total de la situaci¨®n y actividad financiera de partidos, representantes pol¨ªticos, e instituciones, ¡°desde el suelo hasta el techo¡±; que asegure una informaci¨®n veraz y continua de las decisiones que se adopten; que impulse determinadas actitudes y respuestas ante comportamientos il¨ªcitos de los representantes pol¨ªticos. Pero un pacto contra la corrupci¨®n, para que sea cre¨ªble, no puede ser una excusa para tapar situaciones como las que se vienen produciendo en torno al caso B¨¢rcenas, un caso que exige todo lo contrario de lo que el PP viene haciendo hasta ahora. Es imprescindible la m¨¢xima claridad y transparencia, entre otros motivos porque no se trata solo de una actuaci¨®n individual, sino que, presuntamente, afecta y compromete a la direcci¨®n del PP. El propio presidente del Gobierno tiene una historia vinculada al extesorero. Y si siempre es complicado gobernar bajo sospecha, mucho m¨¢s lo es en momentos como este.
Acuerdo pol¨ªtico que, con la implicaci¨®n de los agentes sociales, apueste por el crecimiento econ¨®mico y la cohesi¨®n social compatible con la paulatina reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico. Un acuerdo pol¨ªtico que transmita un firme compromiso del Gobierno y de los partidos pol¨ªticos en la lucha contra el desempleo y la pobreza. Y que posibilite una posici¨®n com¨²n en la UE ante la negociaci¨®n del marco econ¨®mico 2012-2020, tan importante para el crecimiento econ¨®mico. El Gobierno ya ha adoptado decisiones unilaterales sobre el mercado de trabajo y sobre pol¨ªticas que afectan a derechos ciudadanos que, sin duda, deber¨ªa rectificar para posibilitar los acuerdos. Pero no hay proceso de negociaci¨®n exento de riesgo y dificultades, que solo pueden vencerse desde una firme voluntad pol¨ªtica de conseguirlo.
En todo caso, el presidente del Gobierno tiene la palabra. Le corresponde hacer lo que deber¨ªa haber hecho hace tiempo: convocar a los partidos pol¨ªticos y abrir con ¨¢nimo sincero y transparente un proceso de negociaci¨®n pol¨ªtica. Si queremos responder a lo que los ciudadanos nos est¨¢n exigiendo, es el momento de ofrecer soluciones desde la pol¨ªtica. Desde una pol¨ªtica de Estado que nos comprometa a todos.
Manuel Chaves Gonz¨¢lez es expresidente de la Junta de Andaluc¨ªa.
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