Revistas cient¨ªficas y fiabilidad
La revisi¨®n a que someten los originales las publicaciones especializadas son un aval para que el diario publique los resultados de una investigaci¨®n
En las ¨²ltimas semanas, el diario ha informado de dos trabajos cient¨ªficos y un supuesto hallazgo arqueol¨®gico cuya publicaci¨®n ha suscitado el reproche, por aspectos muy distintos, de algunos lectores. No se trata de dudas sobre la fiabilidad con que los redactores han reflejado su contenido sino que critican que el diario se haya hecho eco de los mismos porque, a su juicio, llegan a conclusiones dudosas.
En dos casos, se trata de sendas investigaciones realizadas por instituciones respetadas en su ¨¢mbito de actuaci¨®n y cuyo trabajo ha sido publicado en revistas internacionales que someten los originales a la revisi¨®n por parte de sus propios expertos cuyo dictamen favorable es imprescindible para su publicaci¨®n.
El primer caso hace referencia al estudio publicado en Plos One por investigadores del IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones M¨¦dicas) seg¨²n el cual la primera ley antitabaco de 2006 redujo los infartos en un 11%. Un profesor de Boston, Michael Siegel, public¨® en su blog una cr¨ªtica a las conclusiones del mismo argumentando que el descenso ya se aprecia en los a?os inmediatamente anteriores a la entrada en vigor de la ley lo que reducir¨ªa su impacto positivo en el descenso de infartos. Este estudio sirvi¨® de base a un lector para criticar la publicaci¨®n de la noticia, sin cuestionarla, por parte del diario. Remit¨ª el comentario a los autores del trabajo que respondieron con una documentada explicaci¨®n en la que expon¨ªan que el c¨¢lculo del 11% se realiz¨® agrupando dos periodos (2002-2005 y 2006-2008) mediante modelos matem¨¢ticos estandarizados (regresi¨®n binomial negativa) que fueron revisados por la revista. Los datos de incidencia anuales, comentaban, no pueden tratarse aisladamente porque los descensos no pueden atribuirse a una ¨²nica causa (pueden incidir, por ejemplo, mejoras en el tratamiento del colesterol, etc¨¦tera) y hay que procurar aislar el efecto de la ley de otros factores. Sin pretender evaluar aspectos metodol¨®gicos especializados, las explicaciones dadas y el prestigio de la instituci¨®n y personas que han realizado el estudio hacen l¨®gico que el diario conf¨ªe en sus datos y los publique.
Otro tanto sucede con la investigaci¨®n de un grupo de la Universidad de Navarra sobre el grado de grasa corporal, sobre la que elaboraron un ¨ªndice que corrige el de masa corporal (IMC) ya que, seg¨²n su investigaci¨®n, presenta una tasa alta de error en el diagn¨®stico de la obesidad. La informaci¨®n se acompa?aba de una ventana, elaborada por los investigadores, donde introduciendo los datos de edad, sexo, altura y peso, se proporcionaba una estimaci¨®n de grasa corporal. Y es ah¨ª donde varios lectores mostraron una l¨®gica perplejidad y preocupaci¨®n por algunos resultados. El algoritmo mide la grasa corporal estimada. Si buscas, como hizo un lector, qu¨¦ ¨ªndice da un hombre de 85 a?os, 1,65 de altura y 47 kilos el resultado es: 20,7 "Sobrepeso". ?Puede hablarse de sobrepeso en una persona de 47 kilos? Otro lector manifestaba su preocupaci¨®n, y la comprendo, porque chicas j¨®venes lo lean err¨®neamente como aval a su delgadez. Por ejemplo, una joven de 22 a?os de 1,75 de altura y 40 kilos de peso, con claro infrapeso seg¨²n IMC, en el ¨ªndice de grasa da una cifra de 10,3, calificada de "Normopeso".
Es dif¨ªcil que un fraude supere con el tiempo el escrutinio cient¨ªfico
Jes¨²s M. D¨ªaz escrib¨ªa: "El tema del peso es importante y serio. Pero lo es por arriba y por abajo. Es cierto que la obesidad es uno de los males de nuestra ¨¦poca, y es mucho m¨¢s serio de lo que muchos aceptamos. Pero tambi¨¦n lo son el excesivo culto al cuerpo y los trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia" Y manifestaba que las cifras que devuelve la citada tabla "asustan". "Soy padre de una adolescente, y espero sinceramente que esta tabla no caiga en sus manos. Ya bastante me cuesta quitarle de la cabeza sus ideas de ponerse a dieta, como para que una tablita de estas lo haga m¨¢s dif¨ªcil".
Como en el caso anterior, la investigaci¨®n ha sido refrendada por la revista internacional que la publica. Puesto en contacto con el citado equipo, precisan que los par¨¢metros se establecieron tras estudiar 6.000 personas de una poblaci¨®n sedentaria o con escasa actividad f¨ªsica de entre 18 y 80 a?os. El ¨ªndice fija, por ejemplo, los umbrales de normalidad (en el hombre hasta un 20% de grasa y en la mujer, hasta un 30%). Sin entrar en el an¨¢lisis de los algoritmos que sustentan el trabajo, lo que explica la razonable perplejidad de los lectores se basa en un impropio uso del lenguaje en la citada tabla que induce a confusi¨®n ya que habla de ¡°Normopeso¡± o ¡°Sobrepeso¡± cuando no mide para nada el peso sino el ¨ªndice de grasa. Por otra parte, fija la normalidad sin acotar el umbral inferior. Seg¨²n Javier G¨®mez-Ambrosi, del equipo investigador, los valores de porcentaje de grasa corporal que se consideran como normales se sit¨²an entre 10 y 20% para varones y entre 20 y 30% para mujeres. Pero este umbral inferior no figura en los resultados que suministra la tabla que, como cualquier otra tabla, no se puede tomar como criterio ¨²nico para iniciar una dieta. Pretende alertar sobre el problema de la obesidad, pero en caso de delgadez propicia una mala interpretaci¨®n.
Obviamente, tambi¨¦n estas revistas pueden cometer errores, pero reproducir su proceso de verificaci¨®n para cerciorarse de la correcci¨®n metodol¨®gica de un art¨ªculo es una tarea que escapa a un diario. Ha habido pifias hist¨®ricas como el caso del surcoreano Woo Suk Hwang, que public¨® un fraudulento hallazgo cient¨ªfico en la revista Science en 2005 y del que la publicaci¨®n se retract¨®. Particularmente pol¨¦mico fue el libro de Alan Sokal y Jean Bricmont, Imposturas intelectuales (1999), donde, para denunciar el relativismo cultural y el empleo confuso y pretencioso de t¨¦rminos cient¨ªficos por parte de algunos intelectuales, relatan que lograron colocar un art¨ªculo-farsa en la revista Social Text. Un texto bajo el impactante t¨ªtulo de Transgrediendo los l¨ªmites: hacia una hermen¨¦utica transformadora de la gravedad cu¨¢ntica que desarrollaba una discurso absurdo camuflado en una jerga posmoderna. Pero estos episodios no ponen en cuesti¨®n el trabajo en general de las revistas cient¨ªficas y que se tomen como fuentes fiables. Es posible la publicaci¨®n de falsos hallazgos, pero la publicidad del proceso metodol¨®gico empleado hace muy dif¨ªcil que un fraude o un error supere con el tiempo el escrutinio de la comunidad cient¨ªfica.
La tercera queja procedi¨® de dos arque¨®logos, Josep Vicent Lerma y Ricardo Gonz¨¢lez Villaescusa. El diario public¨® que en la trastienda de un anticuario alicantino se localiz¨® "el hallazgo m¨¢s importante de la d¨¦cada" del mundo ¨ªbero. Se trata, seg¨²n un experto de la Consejer¨ªa de Cultura valenciana, de un "vaso excepcional". "Salvando la belleza est¨¦tica de la Dama de Elche, este es un descubrimiento de similar importancia", aseguraron las mismas fuentes.
Los remitentes de la carta subrayaban la perplejidad "por el sospechoso estado "exultante" del referido arque¨®logo territorial de Alicante, seg¨²n apuntaba con acierto el propio redactor de la noticia, frente a una objetividad profesional m¨¢s ecu¨¢nime, exigible a los servidores p¨²blicos de la administraci¨®n auton¨®mica competente en materia de patrimonio cultural". Y destacaban que, d¨ªas despu¨¦s, en otro medio, una conocida arque¨®loga pon¨ªa en duda la autenticidad del hallazgo y criticaban que el diario no se hubiera hecho eco de sus sospechas. Traslad¨¦ la carta al responsable de la edici¨®n valenciana quien respondi¨® que conoc¨ªan las declaraciones de la arque¨®loga y el prestigio de la misma, pero dado que no hab¨ªa podido estudiar el objeto directamente decidieron aguardar a la conclusi¨®n definitiva de las investigaciones abiertas sobre la vasija. Est¨¢ en su agenda y seguir¨¢n atentos al verdadero final de esta historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.